Los seres humanos recibimos los estímulos del mundo por medio de 5 canales o sentidos básicos: audición, vista, olfato, gusto y tacto.
Los canales más importantes para el aprendizaje son el visual y el auditivo. A pesar de que este último permanece "despierto" aún durante el sueño, es el más difícil de detectar cuando empieza a tener una pérdida, a menos de que se trate de una pérdida súbita y profunda, donde es muy obvio tanto para el niño como para la gente que lo rodea.
El oído es uno de los órganos que está más expuesto a enfermedades comunes como gripas, resfriados, alergias, entre otras y, que por ser comunes, no se les da la importancia debida, pero ¿qué sucede cuando no pasa en unos días o se repite más de 5 veces al año?; en ocasiones, durante un proceso gripal fuerte, la audición disminuye y al recobrar la salud, también se recupera la audición, pero si la enfermedad es reincidente, seguramente el aprendizaje de los niños se verá afectado durante este proceso infeccioso y tu hijo puede haberse perdido de alguna información valiosa o haberla percibido de manera distorsionada.
El sentido de la audición es indispensable para la adquisición del lenguaje verbal y, de acuerdo al grado de salud del oído va a depender el desarrollo del mismo. Por lo tanto en los primeros 5 años del niño es fundamental cerciorarse que su audición sea la adecuada. Es más fácil identificar una pérdida de audición severa o profunda en los niños, sobre todo a partir de los 2 años de edad, ya que el niño no habla nada o habla muy mal, en algunos casos tiene problemas para detectar sonidos y los detecta sólo con un alto volumen.
Cuando los bebés son pequeñitos, una de las maneras de darnos cuenta si nuestro hijo escucha bien es observando sus respuestas ante ruidos fuertes como por ejemplo: si abre los ojos, parpadea, se agita, se despierta, gira la cabeza hacia donde proviene el sonido (a partir de los 4 meses más o menos) llora o cesa de llorar, entre otros. A medida que los niños van creciendo, son capaces de detectar los sonidos a menor intensidad y las respuestas son más evidentes.
Otros de los síntomas más comunes presentados en los niños de 2 años en adelante cuando hay una Pérdida de Difícil Detección y que nos pueden dar parámetros para detectar a tiempo una pérdida auditiva son: Tiene dificultad en pronunciar ciertos fonemas (letras), tiene bajo rendimiento escolar, se le dificulta seguir órdenes sencillas, tendencia a distraerse, no hace caso en la escuela, habla muy fuerte o muy quedito.
Dentro de las llamadas Pérdidas Auditivas de Difícil Detección encontramos: • pérdidas fluctuantes (en ocasiones hay pérdida, luego se recupera) • pérdidas unilaterales (un oído sano y el otro con pérdida) • pérdidas que abarcan solamente algunas frecuencias (puede no escuchar los sonidos graves y sí los agudos o viceversa) • pérdidas ligeras (es muy pequeña la pérdida)
¿Qué hacer en caso de que haya duda en cuanto a la audición de tu bebé? • Acudir con un médico otorrinolaringólogo pediatra, quien solicitará antecedentes familiares. • Dependiendo de los antecedentes y de la edad de tu bebé, el doctor recomendará una evaluación auditiva. • Una vez hecha la evaluación, deberás acudir nuevamente con el doctor, quien dará el diagnóstico final.
Los resultados de los estudios pueden ser los siguientes: • Que tu hijo escuche bien • Que tenga una infección que le esté alterando momentáneamente su audición • Que no escuche bien de un oído • Que en los dos oídos tenga una pequeña pérdida • Que en ambos oídos tenga una pérdida severa o profunda.
¿Qué hacer en caso de detectar una pérdida? Dependiendo del tipo de pérdida, el médico puede recomendar: un tratamiento con medicinas, una terapia de lenguaje, el uso de auxiliares auditivos con terapia de audición o quizá solicite otro tipo de estudios.
¿Cuáles son los estudios y a partir de qué edad se realizan? En algunos países ya es obligatorio agregar a la evaluación que se realiza al recién nacido, un estudio auditivo. En México aún no es obligatorio, sin embargo hay hospitales que ya lo realizan de manera rutinaria. Así mismo en algunas escuelas solicitan en rastreo auditivo que sirve para detectar o descartar problemas en la audición.
A partir de las 6 horas de nacido se puede realizar un estudio llamado Emisiones Otoacústicas, y a partir de los 6 meses de edad se puede evaluar por medio de los Potenciales Evocados Auditivos del Tallo Cerebral (PEATC). Para realizar ambos estudios se necesita que el niño esté dormido. No duele ni tiene efectos secundarios.
Existe otro estudio que se realiza a niños más grandes llamado Audiometría, con el cual se conoce el tipo y grado de audición. En este estudio el paciente tiene que participar, ya sea por medio del juego o respuestas directas y la edad para realizarlo depende principalmente de la capacidad y experiencia del especialista audiólogo, con los niños. No duele y tampoco tiene efectos secundarios. Si el niño ya tiene la edad suficiente para responder, el estudio puede tener mejores resultados. Es el estudio más aconsejable aunque siempre es recomendable confirmar los resultados con un estudio complementario.
Es aconsejable realizar un estudio audiológico a todos los niños por lo menos una vez al año como prevención, y en los siguientes casos: si hay antecedentes familiares de sordera o diabetes; complicaciones durante el embarazo o nacimiento. |