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Proyecto Siembra


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  11.180 Palabras (45 Páginas)  •  1.084 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO PARA EL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN

INSTITUTO UNIVERSITARIO TECNOLÓGICO DE EJIDO

EXTENSIÓN BAILADORES

INCORPORAR ALTERNATIVAS AGRÍCOLAS SUSTENTABLES A TRAVÉS DE LA APLICACIÓN DE PRODUCTOS DE CONTROL BIOLÓGICO EN EL CULTIVO DE AJO PORRO, EN LA UNIDAD EDUCATIVA “LOMA DEL ÁRBOL”, ALDEA MARIÑO BAILADORES, ESTADO MÉRIDA.

Autores:

Carrero Leidy M.

Contreras Raúl

García Carlos

Moreno Luz Olaide

Oballos Dayana

BAILADORES, OCTUBRE DE 2011

DIAGNÓSTICO

IDENTIFICACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO

OBJETIVOS DEL PROYECTO

General.

Incorporar alternativas agrícolas sustentables a través de la aplicación de productos de control biológico en el cultivo de ajo porro, en la Unidad Educativa “Loma del Árbol”, Aldea Mariño Bailadores, Estado Mérida.

Específicos.

Determinar a través de la aplicación de instrumentos el conocimiento de los niños y niñas de la Unidad Educativa “Loma del Árbol”, en relación a las alternativas agrícolas sustentables (control biológico).

Aplicar actividades educativas pedagógicas a los niños y niñas de la Unidad Educativa “Loma del Árbol”, sobre las alternativas agrícolas sustentables.

Determinar el aprendizaje en los niños y niñas de la Unidad Educativa “Loma del Árbol” en relación a los temas desarrollados.

Evaluar los resultados de las técnicas aplicadas en la Unidad Educativa “Loma del Árbol” a fin de lograr un cambio de actitud en los estudiantes del Sector Loma del Árbol.

Eje del Mocotíes

La región del valle del Mocotíes, se ubica al occidente del estado, formando un triángulo que colinda con el Estado Táchira hacia el sur-este, hacia el norte con la llanura del lago de Maracaibo, en el Municipio Alberto Adriani, por el sur y el oeste, la cordillera Sur Occidental de Mérida y el río Chama hacia el este. Es una zona de gran diversidad ecológica, debido a la topografía tan irregular de montañas y valles y a los distintos climas que allí encontramos.

Comprende las montañas de la Cordillera de Tovar, que se desprenden del Páramo Batallón y penetran en territorio de Mérida en dirección norte, en forma de cuña, perdiendo altura y ganando amplitud a medida que avanzan. También los valles y mesetas regadas por el río Mocotíes y sus vertientes, en donde se asientan las poblaciones más importantes como Bailadores, Tovar y Santa Cruz de Mora. Además, comprende la región del pie de monte que mira hacia la llanura del Lago de Maracaibo.

El río Mocotíes, que pasa por Bailadores nace a una altura de 3.512 m. en el Páramo las Tapias o La Negra. El río se desliza con timidez en sus inicios, hacia la parte alta del valle, bañando con sus aguas paisajes bucólicos de pastos de cultivo y campos feraces donde se le conoce como río Zarzales Al ganar la aldea Las Tapias, toma el nombre de Mocotíes. Atraviesa en su recorrido de 120 kilómetros, las poblaciones de Verihuaca, Las Tapias, Otra Banda, Bailadores, La Playa, Tovar, Santa Cruz de Mora y La Victoria, en donde, finalmente, ofrenda sus aguas caudalosas al río Chama.

Para hacer su recorrido completo desde La Grita, a través de la Carretera Transandina, la cual sigue el curso del Mocotíes muy de cerca. Al entrar al Estado Mérida, observamos las enormes montañas del Páramo de La Negra y el Páramo de la Verihuaca, alcanzando alturas de más de 3000 metros, que forman valles profundos de gran belleza y colorido por la lozanía de sus pastos eternamente húmedos y verdes. Entre las faldas de la montaña se esconden pequeñas aldeas, diseminadas entre los potreros y siembras del trigo y hortalizas.

El ganado de ordeño de buena raza muge entre los pesebres llenos de rocío al amanecer y en las cabañas de los campesinos se desprende el humo de la leña que alimenta los fogones. Estampas bucólicas de yuntas de bueyes conducidos por gañanes habilidosos, con la garrocha en la mano, que suben y bajan las cuestas, perdiéndose entre la neblina, nos retrotraen al pasado lleno de bonanza de una Venezuela de vocación agrícola, donde la tierra generosa daba sus frutos a los hombres que la trabajaban con amor.

La gente de estos lugares es muy conservadora. Son comunidades ancestrales que, históricamente, se han aferrado a las tradiciones heredadas de generación en generación, desde tiempos coloniales. Gentes sencillas de acendrada vocación para las faenas del campo y de decidido espíritu religioso. Son andinos de hablar muy pausado que se reúnen en convivencia tan sólo los fines de semana, en alguna celebración religiosa o cuando bajan a los pueblos a hacer sus compras y llevar sus productos.

La carretera baja desde el frío páramo de La Negra, siguiendo su curso sinuoso, de regresivas que se suceden unas de otras, cual cinta plateada ceñida a la montaña. Aparecen las primeras casas en el sitio de El Delgadito, desde donde se columbra a plenitud todo el anchuroso valle. Aparecen las siembras de hortalizas y los cultivos de flores, como claveles, rosas y pompones, formando parches de muy vivos colores en la campiña. Al llegar a Bailadores, se aprecian cultivos muy extendidos de ajo, papas y zanahorias, en las terrazas y valles. Muchos de ellos requieren de sistemas de riego artificial, fertilizante y plaguicida. La agricultura mecanizada, en esta zona, da un rendimiento bastante alto. Aquí se produce la mayor parte de las hortalizas para consumo del estado y exportación. La zona de Bailadores, con su clima privilegiado, también ha permitido el cultivo de la fresa y la fresa mora en gran cantidad.

Más allá de Tovar, el Mocotíes engrosa su caudal con el refuerzo considerable de algunas quebradas que bajan de los valles transversales. El río continúa su curso entre diminutas aldeas que se descuelgan de las faldas de los cerros y cuyos habitantes se dedican al cultivo del café. Como vestigios de un pasado de prosperidad han quedado las grandes haciendas del café, con sus casonas de amplio corredores y patios para el secado, marcando un estilo de vida propio de los cultivos familiares, en toda esta región. Al pasar por la hacienda La Victoria, una de las casonas mejores cuidadas, el Mocotíes tuerce su rumbo hacia el norte, para ir a buscar al Chama y desaparecer en sus aguas que corren perezosas en amplio cauce, hasta la llanura

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