El hecho andragógico en cuanto al rol del participante y el facilitador en el proceso de aprendizaje y la evaluación en la educación del adulto

El hecho andragógico en cuanto al rol del participante y el facilitador en el proceso de aprendizaje y la evaluación en la educación del adulto.

Sobre la adultez

Al leer varias definiciones de deferentes autoras, acerca del concepto que se tiene de adultez, todos coinciden en que esta se conforma de varias etapas.

Es decir, que la adultez no llega en forma repentina, sino, que es un proceso gradual, que tiene que ver con el fortalecimiento de la personalidad, el pensamiento y la práctica introspectiva del individuo, según alcanza sus propias metas en cada una de las etapas de su vida; las cuales, están condicionadas al ambiente en que se desarrolla; por lo tanto, para lograr construir un concepto integral de la adultez, se debe explorar más allá que solamente aquellas condiciones naturales (físicas, químicas, biológicas y psicológicas) del individuo como ser humano. La adultez es mucho más que eso, implica elementos socio-culturales, tal como es la independencia económica, cuyo requisito, le permita al adulto convertirse en un ser funcional y productivo en su entorno social. De esta manera, estas etapas como son: adulto joven (18 a 25 años), adulto medio (18 a 25 años) y adulto tardío (45 a 64 años), conllevan en sí, el logro de diferentes tareas y metas en cada una de ellas, cuyos aciertos consolidan positivamente la madurez del individuo, en cambio, su no cumplimiento le proporciona inseguridades y frustraciones, incluyendo hasta la madurez en la sexualidad, tanto biológica como socialmente hablando. (eder, g.h. 1998)

Acerca del hecho andragógico.

A medida que la sociedad busca fortalecerse y desarrollarse impone formas de educar a sus miembros.

El adulto biológica y psicológicamente, es considerado como sujeto educativo, con ciertas necesidades a satisfacer, que interactúa en un determinado ambiente, cultural, tecnológico, económico y social, que produce bienes genera servicios, que trasforma la naturaleza y a su vez a él mismo, además, posee características psicológicas que lo diferencian social e individualmente, esto deriva en que, debe ser tratado en el aspecto educativo, como tal, generándose así un hecho andragógico. La educación a distancia se fundamentó sobre estas bases, desde más de 150 años de historia, hoy en día, es una forma de enseñar y aprender, claro está que ha presentado una evolución permanente, acompañada de la mano a la forma de comunicación y a los avances tecnológicos, a saber, al principio por correspondencia, telecomunicación y la telemática, luego la internet y las tic´s.

Frente al problema de la distancia entre profesor y alumno; la invención de la imprenta, la correspondencia, la telecomunicación, los textos programados, la internet, las aplicaciones, la telefonía móvil y otros avances tecnológicos, han superado dicho obstáculo. Estos avances, en algunas sociedades han encontrado cierta resistencia, por lo cual, la utilización de las tecnologías y sus avances no se han incorporado sistemáticamente a sus programas de enseñanza, esto ha sucedido en diferentes épocas ya que, históricamente la comunidad educativa es conservadora de sus hábitos metodológicos o paradigmas. Por otra parte, donde se desarrolla la modalidad a distancia, sin prejuicios, con más receptividad ante estos avances, están revolucionando a toda la sociedad.

Del proceso educativo andragógico

La necesidad de los individuos de alternar al mismo tiempo la educación y el trabajo, que se adapte a los constantes cambios tecnológicos y sociales, claman por una modalidad de formación más flexible, frente a la permanencia en el aula, igualmente, la limitación del aprendizaje a la temporalidad, a periodos de tiempo, frena la actualización laboral y a la sociedad misma; por lo que la educación debe ser permanente frente a la creciente necesidad de aprender a lo largo de la vida.  Esto lo entienden diferentes organismos internacionales como la UNESCO, que dan prioridad a tales asuntos.

Los constantes cambios evolutivos de las sociedades en todo el mundo, precisan de una adaptación progresiva de la educación, procurando el mejor bienestar social, hacerle frente a los altos costos del sistema escolarizado formal, vencer las distancias y lograr incorporar a mayor población, lo que conlleva, indudablemente, al incremento del valor al capital humano de cualquier sociedad.

Por otra parte, Caraballo, citando a Adam (1970), expresa que este tipo de educación no busca congraciarse con la sociedad, con sus necesidades de producción en sí mismas, sino por el contrario que sea una que pueda responder a las necesidades y las experiencias propias vividas por el participante, esto significaría una educación del individuo en función de su racionalidad.

El reconocimiento andragógico del proceso educativo prevé, al profesor como un facilitador, un guía que acompaña el proceso activo que el mismo participante dirige; propiciando en el participante la investigación y el estudio de los contenidos planificados, promocionando la reflexión crítica, el trabajo en equipo y la retroalimentación de los saberes, para esto, el facilitador generara estrategias como foros, los trabajos grupales, debates, que fomente el conocimiento compartido.

El participante, en su calidad de adulto, debe ejecutar plena disposición para aprender y participar activamente en la búsqueda de los medios necesarios para adquirir efectivamente un conocimiento y propiciar soluciones, en la práctica, a problemas y obtener así, los beneficios deseados, igualmente incorporar lo aprendido a la vida personal y profesional. El facilitador, por su parte, presentará programas y aquellas experiencias que demuestren la utilidad de ese conocimiento en la aplicación propia por parte el adulto.

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