Discurso

Saludos a sostenedores, señor director, docentes de la academia Tarapacá, centro de padres, apoderados presentes, compañeros y público en general.

Para mí es una alegría inmensa de estar presente en este lugar representando a mis compañeros en esta hermosa velada, con el orgullo de haber cumplido esta meta, este gran desafío con la mayor responsabilidad adquirida, dedicación y esfuerzo  por nuestro sueño anhelado, es decir, haber finalizado el segundo ciclo que es la enseñanza  media.

Recuerdo como si hubiese sido ayer cuando ingresamos a este establecimiento, todos con  nervios, miedo y muchas mezclas de sensaciones, sobre todo si uno es nuevo, el típico que no  conoce a nadie y que se comporta muy tímido hasta que con el tiempo se vuelve el desordenado y travieso. En el caso de mi curso, la mayoría éramos unos desordenados, donde ningún profesor nos soportaba, nuestra profesora jefe nos pasaba retando por las quejas de sus colegas hacia nosotros y a pesar de todo nos tenían cariño. Somos un curso solidario, comprometido y sencillo, el cual al momento de ponerse serio lo hacíamos; avanzando al año siguiente ya no fuimos tan desordenados , al contrario ya habíamos la madurez se empezaba a notar un poco, igualmente teníamos diferencias de opiniones como los adolescentes que somos, pero al final somos jóvenes y cada actitud que tuvimos en estos años, son etapas de nuestras vidas que vamos pasando a medida que uno va creciendo y haciéndose responsables como personas que buscan un futuro y una meta en su vida.

Nuestro establecimiento educacional tiene excelentes docentes, quienes no han enseñado valores, nos han inspirado a esforzarnos, a ser motivados, ellos han demostrado tener fe en nosotros sus alumnos, diciéndonos a diario que sí podemos lograr nuestros objetivos si luchamos por nuestros sueños y metas, que sólo tenemos que entregar lo mejor de cada uno para ser mejores.  Sabemos que contamos con la ayuda y preocupación del sostenedor, director y todo el cuerpo docente quienes velan por el bienestar de nosotros.

En el transcurso de estos años, comprendí que las llamadas de atención de parte de mis profesores eran únicamente para que recapacitáramos y poder sacarnos adelante y ser mejores alumnos en el día a día.

También se encuentran nuestros apoderados, a quienes les debemos agradecer por todo el sacrificio y esfuerzo que han hecho por nosotros, quienes se levantaban temprano a despertarnos, a prepararnos el desayuno y darnos un beso de despedida, donde inmediatamente se iban a sus trabajos. Posteriormente, esperaban nuestra llegada a los hogares con una alegre bienvenida y cálida sonrisa, realizándonos preguntas sobre cómo nos fue hoy y que hicimos durante el trascurso del día; luego nos preparaban la once a pesar del día extenso que tuvieron en su oficio, atendiéndonos con todo el ánimo  por el amor y cariño que nos tienen, finalizándolo con un beso de buenas noches y la palabra “te quiero mucho hijo”.

Además de estas acciones anteriores, ellos tienen la virtud de  siempre velar  por el bienestar de nosotros, entregándonos consejos para que no tomemos las decisiones o caminos erróneos en nuestra vida, con el fin de formar a sus hijos como excelentes personas para que puedan vivir el día a día.

Finalizando este discurso, se encuentran  mis compañeros, con quienes he vivido los mejores recuerdos desde primero medio hasta cuarto medio, por ejemplo, las actividades de curso, los actos realizados en el establecimiento educacional , las actividades del aniversario, y muchas otras cosas entretenidas que resguardo precisamente en mi memoria.

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