Abilidades Basicas Para Docente
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En: ZARZAR, Carlos
Habilidades básicas para la docencia.
Ed. Patria, México, 1993.
Segunda habilidad
Diseñar el plan de trabajo de un curso y redactar el programa
Mientras que un plan de estudios consiste en la planeación general de toda una carrera o de un nivel escolar (primaria, secundaria, bachillerato), el programa de estudios se refiere únicamente a la planeación de una materia.
De entrada nos interesa distinguir tres tipos de programas de estudios: el institucional, el del profesor y el del alumno.
El programa de estudios institucional
En cuanto a los programas de estudio institucionales, nos encontramos con usos y costumbres de todo tipo. En un extremo se encuentran aquellas instituciones de educación superior que no cuentan con programas institucionales de ningún tipo, ni siquiera una guía general; sólo le indican al profesor el nombre de la materia y le piden que la imparta como prefiera. Fundamentan esta costumbre en la libertad de cátedra, la cual interpretan como el derecho que todo profesor tiene de organizar su clase como él decida.
Esta práctica tiene efectos contraproducentes, Uno de ellos es que propicia un gran nivel de desigualdad en la formación de los alumnos, dependiendo de con qué profesor llevaron qué materia. Otro es que se propicia el abuso o desentendimiento por parte de algunos profesores, los cuales, al no tener mayor control, llegan al libertinaje académico-administrativo.
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En el otro extremo se encuentran aquellas instituciones de educación superior que, al pedirle una clase a un maestro, le entregan una carta descriptiva en la que se indican, hora por hora, los temas que debe ver y la manera como debe verlos. Se complementa esta práctica con la presencia de inspectores, quienes supervisan continuamente que los profesores cumplan el programa al pie de la letra.
Como es evidente, esta costumbre se fundamenta en la convicción (falsa desde nuestro punto de vista) de que es importante que todos los egresados de la institución sepan las mismas cosas. Esta es una trasposición absurda, al trabajo educativo, de las normas de calidad existentes en las industrias de transformación. Ahí si, la no variabilidad del producto es un indicador de la calidad alcanzada por la empresa.
Asimismo, esta costumbre se sustenta en una desconfianza radical respecto de las capacidades del docente al que, más que como formador, se le concibe como un maquilador o instrumentador de los programas diseñador por otros. Cualquier iniciativa es coartada, el espíritu emprendedor es mal visto, lo único que importa es que se cumpla la norma establecida. Si estos son los valores que la institución transmite y fomenta en sus profesores, no podemos esperar que ellos, a su vez, transmitan algo diferente a sus alumnos.
Con base en nuestra experiencia como formadores de docentes, nos atrevemos a decir que los programas institucionales de este tipo, excesivamente detallados y con carácter de obligatorios, son el principal enemigo del profesor que desea trabajar de una manera más consciente y organizada.
Entre estos dos extremos existe un gran número de costumbres en relación con los programas de estudio institucionales. Algunas instituciones entregan a sus profesores únicamente la lista de los temas que deben ver; otras entregan solamente la llamada carátula o portada de la materia, en la que se indican los objetivos generales, los principales temas y la bibliografía básica; en otras se les pide a las academias de profesores, o por lo menos a los que dan la misma materia, que se pongan de acuerdo y elaboren conjuntamente el programa de estudios; en otras se entrega al profesor, como guía únicamente, el programa elaborad por otro profesor que impartió antes esa materia, etcétera.
La posición que, desde nuestro punto de vista, sería la más adecuada, es la siguiente:
1. Que el programa de estudios institucional sea lo suficientemente explícito como para que el profesor sepa lo que debe enseñar (contenidos básicos) y para qué (objetivos generales), así como los principales autores en que se debe apoyar (bibliografía básica); pero al mismo tiempo lo suficientemente general como para permitir que cada profesor, con base en esos lineamientos, pueda elaborar su propio plan de trabajo personal. Por supuesto, esto último implica que los profesores estén capacitados para hacer la planeación didáctica de su materia y, si no lo están, que se les capacite
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En la página 28 presentamos un ejemplo de la manera en que se podría presentar este programa de estudios institucional en una sola página.
2. Que junto con este programa de materia se le entregue a cada profesor el mapa curricular de la carrera dentro de la cual se inscribe la materia que va a impartir, con el fin de que el profesor pueda ubicar teóricamente lo que enseña y pueda ayudar a sus alumnos a entender la relación con otras materias antecedentes, subsecuentes y paralelas.
3. Que, además, se le entregue una copia del perfil del egresado que se diseñó al elaborar el plan de estudios de la carrera, para que el profesor esté consciente del tipo de alumnos que la institución pretende formar y, por tanto, pueda elaborar más fácilmente sus objetivos de tipo formativo.
4. Que junto con lo anterior se le entreguen al profesor los criterios metodológicos que deben regir a todas las materias que integran ese plan de estudios, lo cuales debieron ser definidos por el equipo institucional que diseñó dicho plan. Esto, con el fin de que exista coherencia metodológica ente todas las materias y se refuerce, de esa manera, la formación de los alumnos.
5. Que cada profesor entregue a la coordinación de la carrera, escuela o facultad, al término de su curso, una copia del programa de estudios o plan de trabajo que siguió de hecho durante el semestre o año escolar. La recopilación de estos documentos servirá posteriormente a la coordinación para evaluar los planes y programas de estudio. Asimismo, servirán como guías o ejemplos a otros profesores que impartan la misma materia.
El programa de estudios del profesor
Lo dicho hasta este momento nos indica la importancia del segundo tipo de programas de estudio: el que elaboran los propios profesores, su plan de trabajo, la planeación didáctica de sus materias.
A diferencia del programa
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