CAZADORES DE MICROBIOS

“CAZADORES DE MICROBIOS”

En este libro llamado cazadores de microbios, trata de darnos una breve descripción de los científicos que gracias a sus inquietudes hicieron granes descubrimientos que han marcado a lo largo de nuestra historia, también habla un poco de la vida de ellos.

En mi opinión me pareció un buen libro porque me informe de cosas que no tenía idea de cómo las habían descubierto.

Capítulo I

Antonio Van Leeuwenhoek nació en 1632 en Delft, Holanda y falleció en el año de 1723 a la edad de noventa y uno años. Cuando Leeuwenhoek nació, no existan microscopios, sino simples lupas o cristales de aumento. El venia de una familia humilde. A los 16 años entro de aprendiz en una tienda de Ámsterdam, esa fue su universidad. A los 21 decidió regresar a Delf donde ahí contrajo matrimonio y ahí comenzó a tener una afición por los lentes. Ahí fue cuando comenzó a fabricar los lentes y poco a poco se fue informando visitando a alquimistas y boticarios para que le informaran como obtener metales de los minerales. Quería llegar a fabricar unos lentes de menos de tres milímetros de diámetro para que le permitiera ver las cosas más pequeñas, con lo que se dedicó a observar cuanto le caía en las manos

Perfeccionaba sus lentes cada que podía fue una persona muy persistente y muy meticulosa en todo lo que hacía. Él fue el primero en descubrir el maravilloso mundo de los microbios ya que fue él, el primero en descubrir que el agua tiene seres microscópicos, y así fue examinando cuanta cosa cayó en sus manos, también pasaba horas viendo la cantidad de microbios que había en el sarro de sus dientes, a él nunca le gusto enseñar lo que sabía por eso cuando murió todos se preguntaron quien seguiría el rumbo de estudiar lo que Leeuwenhoek investigo y observo toda su vida.

Capítulo II

Lazzaro Spallanzani nació en Scandiano, Italia en 1729 y asistió a la Universidad de Reggio, donde estudió ciencias. En esos tiempos creían en la aparición espontánea de la vida, idea que para Spallanzani era absurda. El joven Spallanzazani estaba muy decidido a arrancar sus secretos a la naturaleza como lo estuvo Leeuwenhoek. Spallanzazani se lanzó con ardor a la tarea de recoger los conocimientos más diversos, a poner a prueba toda clase de teorías, a descartar todas las autoridades por famosas que fuesen. El trabajo de Redi le proporcionó el impulso necesario para demostrar la debilidad del experimento que el clérigo Needham utilizaba para respaldar la generación espontánea: el corcho que había utilizado para cerrar las botellas permitía el paso de un poco de aire, que era el portador de los microorganismos que posteriormente se desarrollarían en el caldo hervido. La única manera de evitar esto consistía en fundir el cuello de la redoma y hervir el caldo por un periodo de sesenta minutos. Spallanzazani tenía ya la certeza de que todos los animales, aun los más pequeños proceden de otros que, a su vez, han tenido existencia anteriormente; también tenía la convicción de que un diminuto microbio seguía perteneciendo siempre a la misma especie de sus progenitores del mismo modo que una cebra no se transforma en una jirafa o bueyes sino que siempre es una cebra y engendra cebras pequeñas, en resumidas cuentas Spallanzazani le decía Needham que el estaba equivocado y que había demostrado que en la ciencia de los animales lo mismo que en las orbitas de las estrellas, rige una ley y un orden.

Capitulo III

Treinta y dos años después de la muerte de Spallanzani, la caza de microbios había parado.Luis Pasteur nació en 1822 en un pueblo situado entre las montañas del este de Francia, fue hijo de un curtidor de Arbois y bisnieto de un siervo del conde de Udressier. Su padre era un antiguo sargento de los ejércitos de Napoleón. Ingresó al colegio de Arbois, donde siendo el más joven del mismo, por su perseverancia logró ser monitor, quería instruir a los demás, aspiraba a tener autoridad sobre ellos. Después en la Escuela Normal de París gustó de la ciencia química. Así pues inició estudios independientes con el ácido tartárico, donde dio a luz su primer descubrimiento dando a saber que había cuatro clases de dicho compuesto. Una vez un destilador lo fue a visitar para ver si lo podía ayudar ya que su destiladora no producía alcohol, Pasteur, fue a la fábrica olfateo las cubas donde destilaban el alcohol,

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