Cartas A Quien Pretende Enseñar. Paulo Freire
Enviado por Saraluzbel • 12 de Noviembre de 2013 • 4.776 Palabras (20 Páginas) • 1.027 Visitas
Cartas a quien pretende enseñar. Paulo Freire, pensar la práctica, un reencuentro con uno mismo. Por Jesús Zarazúa Rangel
por Jesús Zarazúa Rangel
“Enseñar no es función vital,
porque no tiene el fin en sí misma,
la función vital es aprender”
Aristóteles
Pensar la práctica, un reencuentro con uno mismo, quise darle ese título a este trabajo en el que analizaré el libro del pedagogo de la praxis libertaria, me refiero al brasileño Paulo Freire, y es que veo necesario que se discuta con claridad política, radicalismo el gusto de ser maestro, de ser profesor, de ser educador, docente, en fin, todos aquellos adjetivos que se le pueden sobreponer a la persona que está día a día, cara a cara con los alumnos que no son otra cosas que personas en situación de aprendizaje, en este momento en que redacto este trabajo para el curso propedéutico de la maestría en innovación, me viene a la mente una frase que leí un una pared de una Telesecundaria, la cual dice “enseñar no es función vital, porque no tiene el fin en sí misma, la función vital es aprender”, es muy importante que quienes enseñamos, reflexionemos acerca de nuestra práctica, esto con la intención de que mejoremos, primero nos debemos de dar cuenta que trabajamos formando humanos, no máquinas ni objetos, por lo tanto es preciso reconocer que nuestros alumnos tienen emociones, sentimientos y al igual que nosotros problemas, presiones, etc.
Quiero comenzar la primera carta enunciando su título, “Enseñar a aprender. Lectura del mundo, lectura de la palabra. “Enseñar no existe sin el aprender” (Freire 1994: 28) ¿qué sería de nosotros los profesores si en nuestras aulas no hubiera alumnos? Simple, no existiríamos, por lo que es necesario ser conscientes de que vamos a trabajar con humanos, los cuales es necesario que asistan para que el proceso enseñanza aprendizaje pueda cerrar sus ciclos. La enseñanza no es una actividad exclusiva de los maestros, no el aprendizaje de la escuela. Todos enseñamos algo a los demás, desde nuestras actitudes, actividades que realizamos, es más, la actitud siempre deja algo a quienes nos observan; de igual manera, el aprendizaje lo desarrollamos desde el momento mismo en que somos concebidos, aprendemos a sentir, a intuir a pedir, a dar (emociones). Los seres humanos al ser primates, necesitamos estar relacionados socialmente con nuestros semejantes, aprendemos imitando, por lo que nuestros primeros aprendizajes los hemos adquirido a través de la observación, primero de quienes nos rodean, segundo de todo lo que nos rodea.
“Quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido” (Freire 1994:28), es importante que nosotros los docentes, reconozcamos el aprendizaje de nuestros alumnos, en lo que nosotros aprendimos anterioridad, y bien lo pudimos haber adquirido ese conocimiento en la escuela, en la casa, en la calle, a través de los libros o de la lectura del mundo, ya que Freire siempre se mantiene en la postura de “leer el mundo” y sobre todo interpretarlo, escribirlo, tal y como menciona Emilia Ferrer citando a Piaget, “un alumno es un sujeto cognoscente, alguien que trata de entender el mundo que lo rodea, realiza hipótesis, interpreta información y depende del mundo que le rodea” R.E: http://www.youtube.com/watch?v=-Qq-8nUMfp4, lo que genera que el alumno lea su propio mundo y nosotros los profesores estamos siendo leídos por nuestros alumnos, en este proceso, se pretende enseñar, pero sobre todo se aprende y como lo menciona Freire, el educador termina siendo educado. Todos y cada uno de nosotros los que participamos en el proceso enseñanza aprendizaje y que éste, sigue siendo el eje en donde giran las actividades, estrategias y demás que se implementan diariamente en el aula de clases.
La lectura del mundo que realizamos en forma continua, nos coloca en el lugar de profesores investigadores, el autor de este libro “cartas a quien pretende enseñar”, nos dice que la compresión de lo que se está leyendo o estudiando (como los procesos que estamos observando en las aulas), no sucede de manera milagrosa, es necesario que se trabaje, primero a través de las decodificaciones que realizamos de los códigos lingüísticos y fonéticos, luego por medio de la lectura que de manera interpretativa de lo que observamos y que se va acumulando en nuestro bagaje cultural.
No podemos seguir hablando de lectura, lectura en nosotros y en nuestros alumnos, sino, metemos de manera directa a la escritura, quien lee, puede escribir, pero la importancia de la escritura va en función de las capacidades desarrolladas para alcanzar una comunicación efectiva, en nuestro caso, que estamos estudiando la maestría y que de manera directa nos hemos convertido en profesores investigadores, es necesario que después de leer todo lo que nos rodea, lo escribamos, esto con la finalidad de guardar registro y constancia de ello, sin olvidar que con ello, la memoria de activa y alcanzamos el fin principal por lo que el ser humano se inventó la escritura, la trascendencia, trascender, si nosotros como profesores no trascendemos en nuestros alumnos, podemos pensar que no hemos cerrado el circulo de la enseñanza.
La segunda carta de éste interesante libro lleva por nombre “No permita que el miedo a la dificultad lo paralice”, “uno de los errores más terribles que podemos cometer mientras estudiamos, como alumnos, como maestros, es retroceder frente al primer obstáculo al que nos enfrentamos” (Freire: 1994; 45), el mismo autor nos comenta que será complicado que un texto se nos desvele de manera fácil, por lo que no debemos de cometer el error de retirarnos de la investigación, es necesario que nosotros nos aventuremos a analizarnos, a estudiar nuestro entorno, que actuemos de acuerdo a lo que nosotros mismos vemos porque si nos ponemos atención, será más sencillo que nosotros mismos nos demos cuenta en dónde es necesario cambiar, recomponer o replantear. La comprensión de los hechos por medio de la interpretación, nos permitirán tener seguridad, nos llevaran a comprender el concepto: conocerlo, moverlo, manejarlo, sin embargo, si no alcanzamos este nivel, quizá podamos quedarnos en simplemente memorizar el perfil del objeto que se pretende comprender, en esta parte encontramos las dificultades, pero también la parte más apasionante de leer, pero, nos recalca el autor brasileño, que no podemos dicotomizar la escritura y la lectura, es decir, no debemos para nada separarlas, ambas son complementarias, necesarias para los procesos de lenguaje que se requieren para enseñar, para aprender.
La naturaleza humana nos lleva a que cada vez que nos enfrentamos con algo que desconocemos, tengamos la sensación de miedo, pero, me pregunto
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