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Castigar Y Vigilar


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  4.100 Palabras (17 Páginas)  •  418 Visitas

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VIGILAR Y CASTIGAR

Michel Foucault

(continuación) DISCIPLINA

III. PANOPTISMO

Fines del SD. XVIII; medidas q’ había q’ adoptar cuando se declaraba la peste: Una estricta división espacial, privación de salir de la zona bajo pena de la vida; división de la ciudad en secciones distintas; cada calle queda bajo la autoridad de un sindico; se ordena a cada cual q’ se encierre en su casa; el sindico cierra personalmente cada casa; cuando es preciso en absoluto salir de la casa se hace por turno y evitando todo encuentro. Hay un espacio petrificado, inmóvil. Cada cual esta pegado a su puesto, y si se mueve, le va con ello la vida, contagio o castigo.

La inspección (vigilancia) funciona sin cesar, la mirada esta por doquier en movimiento. Un cuerpo de milicia, en las puertas, en el ayuntamiento y en todas las secciones. Cada cual encerrado en su jaula, asomándose a la ventana y mostrándose cuando se lo llama, es la gran revista de los vivos y de los muertos.

Esta vigilancia es apoyada por un sistema de registro permanente (informe de los síndicos a los intendentes); al comienzo del “encierro”, se establece, uno por uno, el papel de todos los vecinos presentes en la ciudad. De todo lo q’ se advierte en el curso de las visitas, se toma nota y se transmite a los intendentes y magistrados. Estos tiene autoridad sobre los cuidados médicos de las persona. El registro de lo patológico debe ser constante y centralizado. La relación de cada cual con su enfermedad y su muerte pasa por las instancias de poder, el registro a q’ estas la someten y las decisiones q’ toman.

Cinco o seis días después del comienzo de la cuarentena se procede con la purificación de las casa.

Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el q’ los individuos están insertos en un lugar fijo, en los q’ los menores movimientos se hallan controlados [...] en el q’ el poder se ejerce de acuerdo con una figura jerárquica [...] constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario. A la peste responde el orden. Contra la peste q’ es mezcla, la disciplina hace valer su poder q’ es análisis. La peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene como correlato medico y político la disciplina.

Si bien la lepra a suscitado rituales de exclusión y encierro, la peste ha suscitado esquemas disciplinarios. Más q’ la división masiva y binaria entre los unos y los otros, apela a separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes, a una organización en profundidades de las vigilancias y de los controles, a una intensificación y ramificación del poder. El leprosos esta prendido en una práctica del rechazo, del exilio-clausura. El gran encierro de una parte, el gran encauzamiento de la conducta por la otra. La lepra y su división, la peste y su reticulado. La una esta marcada, al otra analizada, y repartida. El exilio del leproso y la detención de la peste no llevan con sigo el mismo sueño político. El uno es el de una comunidad pura, el otro el de una sociedad disciplinada. Dos maneras diferentes de ejercer el poder sobre los hombres.

La peste es la prueba en le curso de la cual se puede definir idealmente el ejercicio del poder disciplinario. En le fondo de los esquemas disciplinarios la imagen de la peste vale por todas las confusiones y desordenes; del mismo modo que la imagen de la lepra, del contacto que cortar, se halla en el fondo de los esquemas de exclusión.

Lentamente, se le ve aproximarse, y corresponde al S XiX haber aplicado al espacio de la exclusión cuyo habitante simbólico era el leproso, la técnica del poder propia del reticulado disciplinario. Tratar a los “leprosos” como “apestados”; servirse de los procedimientos de individualización para marcar exclusiones – esto es lo que ha sido llevado a cabo regularmente por el poder disciplinario desde los comienzos del S XIX.

Todas las instancias de control individual funcionan de doble modo: el de la división binaria y la marcación; y el de la marcación coercitiva, la distribución diferencial. De una lado, se “apesta” a los leprosos; se impone a los excluidos la táctica de las disciplinas individualizantes; y, de otra parte, la universalidad de los controles disciplinarios permite marcar quien es “leproso” y hacer jugar contra él los mecanismos dualistas de la exclusión.

El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición. Es una construcción en forma de anillo, tiene en el centro una torre con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. Esta dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción; estas tiene dos ventanas, una que da al interior (correspondientes a las ventanas de la torre) y la otra que da al exterior permite que la luz atraviese la celda. Basta con situar un vigilante en la torre y en cada celda un loco, un enfermo, un condenado, etc. Se recorta sobre la luz las pequeñas siluetas cautivas en cada celda de la periferia. El dispositivo panóptico dispone unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar. La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en ultimo termino protegía. La visibilidad es una trampa.

Cada cual en su lugar, está bien encerrado. Es visto, pero él no ve, objeto de una información, jamás sujeto en una comunicación. La disposición de su aposento, frente a la torre central, le impone una visibilidad axial; peor las divisiones del anillo, las celdas bien separadas implican una invisibilidad lateral. Y está es garantía del orden (no hay peligros de revueltas ni de contagios). La multitud, masa compacta, lugar de intercambios múltiples, individualidades que se funden, efecto colectivo, se anula en beneficio de una colección de individualidades separadas.

De ahí el efecto mayor del panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción. Este aparato e una maquina de crear y sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce.

Bentham ha sentado el principio de que el poder debe ser visible e in-verificable:

• Visible - El individuo tendrá sin cesar frente a los ojos la elevada silueta de la torre de donde es espiado.

• In-verificable – El detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira, pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado.

El panóptico es una maquina de disociar la pareja ver-ser visto: en el anillo periférico, se es totalmente visto, sin ver jamás; en la torre central se ve todo, sin ser jamás visto.

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