EL GUSTO POR LA LECTURA

EL GUSTO POR LA LECTURA.

INTRODUCCIÓN:

La lectura es de suma importancia y muy esencial en muchos aspectos de nuestra vida, aunque lamentablemente muchas personas tienen la falsa idea de que leer es aburrido, que no sirve de nada e incluso que es una pérdida del tiempo. Pero sin embargo es totalmente lo contrario, pues la lectura nos brinda el poder de reflexionar, escribir correctamente, aumentar nuestro vocabulario, trasmitir el hábito, transportarnos a mundos completamente diferentes y muchas cosas más.

Leer te hace peligros, pues la lectura tiene el poder de hacernos cuestionar lo que sucede en nuestro alrededor.

El gusto por la lectura, no se encuentra solo en los libros, sino que podemos encontrarlo en periódicos, revistas e incluso en las redes sociales. La cuestión aquí, es que nos apasione y lo disfrutemos.

Leer tal vez no te hará más inteligente, pero te hará pensar y pensar te hace libre.

“Nunca dos personas leyeron el mismo libro.”

-Edmund Wilson.

DESARROLLO:

En la actualidad le ponemos a la lectura muchos obstáculos dentro de nuestra vida diaria; decimos que debido a los avances tecnológicos, la sobre carga de trabajo, el estrés, las redes sociales y muchas cosas más no nos dejan tiempo para dedicarle a la lectura. Pero eso es falso, pues dentro de nuestra vida cotidiana leemos; en el trabajo e incluso en las redes sociales la lectura está siempre presente.

Muchas personas consideran que leer es una forma aburrida y tediosa de perder el tiempo, privándose así de obtener nuevos conocimientos o incluso perdiendo la oportunidad de descubrir el mundo lleno de letras y fantasías contenidas en una historia.

Pero ¿Qué es lo que leemos los mexicanos?

Un estudio que hizo el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en el 2015, reflejo que en México el 57.3% de la población lee libros, 55% periódicos, 49.9% redes sociales, 38% revistas, 25.2% en sitios web, 16.6% historietas y comics y 13.4% lee en blogs.

La lectura nos hace a las personas más críticas y más  libres. No aceptamos lo que nos dicen como verdadero. Nos formamos con la capacidad de desmenuzar la información para analizarla y dar una opinión personal acerca de ella.

Mariano Martín Castagneto nos dice que: Pareciera ser, a primera vista, que no habría mucha diferencia entre quien lee y quien no lo hace frecuentemente. Pero es sólo un engaño. Las diferencias son bastante grandes y notorias.

1. Quien lee aumenta su cultura, la hace sólida si es endeble y la enriquece cada vez más. Quien permanece ajeno a los libros, por el motivo que sea, también es cómplice de su ignorancia, que se acrecienta a medida que sigue huyendo de las páginas escritas.
2. La lectura aporta un panorama más amplio para el desarrollo de las propias ideas y fomenta una actitud crítica, pero no en sentido negativo, sino positivo, ya que remueve los preconceptos e instala la necesidad de contrastar unos datos y otros, algunos más veraces y otros, pobres y caducos
3.  Quien lee no cree lo primero que escucha, al menos tiene un cierto bagaje cultural que matiza cualquier intento de absolutismo respecto a ciertos temas. La lectura es fuente de conocimientos. La falta de lectura, por el contrario, adormece el espíritu y la inquietud intelectual.

La lectura supone siempre atención, concentración, compromiso y reflexión; elementos que hacen o ayudan a tener un mejor desempeño o mejores resultados. Pero sobretodo se requiere paciencia, interés, y gusto por hacerla.

En México según Conaculta se leen 5.3 libros al año por persona, ocupando el país el segundo lugar de américa latina en hábitos lectores después de Chile. De estos libros leídos al año; 3.5 son leídos por gusto y 1.8 por necesidad laboral o escolar.

La lectura es una habilidad que debe desarrollarse; por lo general, las personas aprenden a leer y a escribir en la escuela, aunque hay casos en los que una persona que sabe leer le enseña a otra sin una instrucción formal. De cualquier forma, hay procesos cognitivos y un esfuerzo por parte del aprendiz para ejercitarla y mejorarla (Goodman en Ferreiro, 1988).

Otros autores (Alvarado y Patán, 2007) concuerdan con que los papas deben o deberían ser los responsables de fomentar el hábito de lectura en sus hijos desde antes de que estos empiecen a asistir a una institución educativa.

Se dice también que inculcar la lectura es una responsabilidad de las instituciones educativas y de los maestros, y aunque los maestros fueron señalados como los mayores promotores de la lectura entre los encuestados según Conaculta;  la lectura no solo se practica en la escuela, y por supuesto no solo se inculca en ella. Es responsabilidad de toda la sociedad y además podemos encontrarnos con ella en todos lados; en anuncios, etiquetas, nombres de lugares, en los medios de comunicación, revistas, periódicos, restaurantes, etc.

Quien se sumerge en este mar de información es capaz de entender las teorías más complicadas, de aventurarse en lugares que nunca ha visitado y de conocer lo más recóndito del pensamiento humano.

Al iniciar las primeras palabras de un libro, nos vamos transportando a los paisajes que nos relatan hasta estar lado a lado con los protagonistas, cuyas historias, dudas, sensaciones y miedos se hacen parte de  nosotros.

Existen 3 tipos de lectura (theliteracylink.com); leemos para obtener información, para tener una experiencia literaria, y para ejecutar una tarea. Leemos porque con la lectura obtenemos información importante para nuestras vidas cotidianas.

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