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El Diario Del Profesor


Enviado por   •  31 de Mayo de 2012  •  4.356 Palabras (18 Páginas)  •  572 Visitas

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UN RECURSO PARA CAMBIAR LA PRÁCTICA: EL DIARIO DEL PROFESOR.

José Martin Toscano

Grupo DIE. Red IRES. IES Bellavista. Sevilla.

Artículo publicado en la Revista Kikiriki, nº 33, pp 35-40. 1994

La práctica no es sólo lo que se ve

Habitualmente se suele hablar de práctica identificándola sólo con "lo que se hace". En el caso de la enseñanza, y según esta concepción, la práctica educativa se identificaría sólo con lo que hacen los profesores en las aulas con sus alumnos.Esta idea, bastante restrictiva y simplificadora de la realidad, se utiliza más de lo habitual como mecanismo justificativo de determinadas posiciones del tipo: "Eso no es útil para la práctica"; "eso no se puede llevar a la práctica"; "es demasiado teórico", etc. Desde esta perspectiva se olvida una dimensión que, para nosotros tiene vital importancia, y que puede parecer bastante simple, en principio, y es que toda práctica obedece a una teoría. Así enunciada la cuestión estamos casi todos de acuerdo ¿no?, pero ¿qué implicaciones tiene tenerla en cuenta cuando nos estamos planteando la posible transformación, o el cambio, la evolución de determinadas prácticas educativas?

En primer lugar, afirmaríamos que la práctica no es sólo "lo que se ve", sino, y también, lo que hay detrás de lo que se ve. O lo que es lo mismo, que nuestros actos como profesionales están guiados y justificados por un conjunto de ideas, creencias, concepciones, etc., del tipo: " a los alumnos hay que formarlos para..."; "hay que trabajar estos contenidos porque..."; "la mejor manera de enseñar es..."; "el tiempo y el espacio lo organizo así porque..."; "conocer consiste en..."; "la escuela debe servir para..." (hay tantos ejemplos en la literatura reciente que apoyan esta idea, que no nos vamos a detener para justificarla).

Por tanto, cambiar o transformar la práctica no es sólo cambiar la forma de hacer las cosas, sino fundamentalmente cambiar nuestras ideas, nuestras creencias y concepciones sobre por qué, qué y cómo conducirnos como profesionales, lo cual va a llevar inevitablemente a un cambio, una evolución, en nuestras conductas, si esto se hace de manera consciente y rigurosa.

Ultimanente se ha generalizado un slogan entre los profesionales de la educación, que a modo de principio se repite aquí y allá: Hay que reflexionar sobre la práctica. ¿Pero qué significa reflexionar sobre la práctica? Desde la perspectiva que hemos adoptado, reflexionar sobre la práctica implica no sólo describir lo que hacemos para compartirlo públicamente (fundamentalmente con otros colegas), sino también la posibilidad de compartir planteamientos que nos ayuden a ensayar nuevas formas, nuevas ideas, para volver a describir lo que hacemos y analizar conjuntamente los resultados. O sea, que cualquier estrategia basada en la reflexión sobre la práctica debería contemplar, al menos:

a) La posibilidad de describir lo que hago, para que otros lo conozcan.

b) La posibilidad de analizar y discutir los planteamientos que sustentan lo que hago, las ideas, los criterios, las razones últimas de mis decisiones.

c) La posibilidad de conocer y ensayar nuevos planteamientos, nuevas ideas, en la medida de lo posible compartidos con otros colegas (compañeros de centro, de ciclo, de seminario...)

La investigación escolar como un proceso continuo que favorece la reflexión en la práctica y sobre la práctica

Otra idea que se ha generalizado en los circuitos profesionales durante los últimos años, es la de investigación, en el aula, en la escuela, investigación del profesor, el maestro investigador, etc. Creo que respecto a ello, conviene hacer algunas precisiones para contextualizar lo que se va a decir más adelante.

En primer lugar cuando hablamos de investigación estamos haciendo referencia a un proceso sistemático mediante el cual se genera o construye conocimiento acerca de algo o alguien. Si hablamos de investigación escolar, estamos haciendo referencia a dos asuntos: que el objeto es la escuela, y que los sujetos que construyen o generan conocimiento "sobre la escuela", son los mismos que trabajan en ella, o sea los profesores; por tanto hablamos de investigación "sobre", que se hace "en la escuela".Y todo ello desde la perspectiva de transformar, cambiar o hacer evolucionar el estado actual de las cosas.

Para propiciar y favorecer un proceso sistemático de reflexión sobre la práctica, hemos de poner en marcha mecanismos e instrumentos que nos permitan establecer vínculos significativos entre nuestro saber (las ideas, la teoría) y nuestro hacer. En este sentido, la investigación escolar constituiría un conjunto de prescripciones teóricas y metodológicas que lo hacen posible.

Cualquier estrategia basada en un planteamiento de investigación escolar nos lleva a tener en cuenta tres ideas fundamentales:

a) El trabajo con problemas escolares, la identificación, definición y el tratamiento de los mismos.

b) La elaboración de hipótesis de trabajo, de programas, de unidades didácticas, etc.

c) La comprobación, el ensayo, mediante procesos de experimentación a partir de las hipótesis elaboradas.

Antes de continuar creo que deberíamos detenernos brevemente en hacer algunas consideraciones acerca de varias premisas a tener en cuenta. En primer lugar estamos hablando, en el fondo, de un proceso de formación de profesores, y como todo proceso de formación debe estar planificado, orientado y facilitado por alguien que asuma ese papel, esa responsabilidad. Además, no tiene sentido que esto se plantee fuera del seno de un equipo de trabajo, por tanto la presencia de un equipo es otra premisa fundamental. Por otra parte, hay que tener mucho cuidado, al comenzar, con ajustarse muy bien a los niveles de partida de los profesores que componen el grupo, pues lo que se expone se acerca más a un modelo, digamos ideal, al que queremos tender de una manera progresiva, a partir de nuestro nivel de desarrollo profesional. Quiero decir que es posible que haya que dedicar bastante tiempo, al principio, simplemente a desarrollar la capacidad de organizar las sesiones de trabajo, ajustarse a un guión prefijado en las discusiones, elaborar individualmente documentos entre sesiones sobre los que después discutir, etc. Para pasar después a trabajar un tiempo, o simultáneamente, identificando problemas, enunciándolos, para ir complejizándolos poco a poco, etc.

Después de esto, volvamos a retomar lo que decíamos. En nuestra experiencia un recurso que

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