El Papel Del Docente
Enviado por chsfchsd • 20 de Junio de 2013 • 1.852 Palabras (8 Páginas) • 331 Visitas
EL PAPEL DEL DOCENTE EN EL CONTEXTO ACTUAL
Definir el término “globalización” resulta complicado, en virtud de que existen diferentes definiciones y se emplea en diversas formas; como consecuencia de lo anterior, retomaremos el concepto cuyas ideas comulgan con lo hasta ahora expuesto y que sirve de sustento al tema aquí analizado: “Globalización significa el establecimiento de interconexiones entre países o partes del mundo, intercambiándose las formas de vivir de sus gentes, lo que éstas piensan y hacen, generándose interdependencias en la economía, la defensa, la política, la cultura, la ciencia, la tecnología, las comunicaciones, los hábitos de vida, las formas de expresión, etc. En definitiva, se trata de un modelo conceptual acerca de cómo esté organizado el mundo (o sobre cómo se halla desorganizado), trascendiendo lo local, lo nacional y la cultura propia.
El desarrollo tecnológico y los medios de comunicación favorecen esta situación. No obstante, se entrevén algunas consecuencias determinantes, entre ellas: la pérdida de la identidad nacional como consecuencia de la mezcla de culturas; el deterioro del estado de bienestar; precariedad en el empleo; los flujos migratorios y laborales, quedando millones de personas excluidas del sistema, sistema que no admite la intervención del Estado para amortiguar estas consecuencias, ya que él mismo prácticamente ha desaparecido ante la fuerza arrolladora del neoliberalismo y el endiosamiento del mercado. Sin embargo, como profesionistas de la educación, no es posible inclinarse únicamente hacia un lado de la balanza, puesto que la velocidad con la que intercambiamos ideas a través del Internet, el conocer otras formas de vida, el facilitar el acceso a la información nos permiten una visión más amplia de los efectos de globalización.
Por tanto, esto nos lleva a pensar que una de las características primordiales que rectifica a la globalización es la contradicción, ya que cada quien la define a partir de su realidad. De aquí que son urgentes los “nuevos moldes de pensamiento”. Es importante que el ser humano comprenda el complejo mundo que le rodea y en el que habita; es por ello que debe y tiene que tomar conciencia con una visión abierta que le permita considerar las transformaciones para construir realidades y desarrollar posturas racionales, y no solamente conformarse con explicar la realidad social.
El actual escenario mundial sufre los efectos de la globalización, marcando determinantemente la vida social, económica, política, cultural, comunicacional y educativa; y, en nuestro país, lo podemos apreciar a través de las múltiples consecuencias del proceso que puede ser demoledor, o bien, enriquecedor y motivante. No obstante, consideramos que corresponde a la educación tomar cartas en el asunto.
Esto es, la educación, hoy y siempre, queda afectada por la realidad de la sociedad que la envuelve. Como proceso de desarrollo personal y social, ha de tener como referente el contexto en el que se inscribe, sirve e, incluso, trata de mejorar y transformar.
Por lo tanto, los cambios mencionados líneas arriba inciden de forma determinante en los planteamientos educativos y, como tales, exigen modificaciones estructurales (sistemas educativos) y en las propias prácticas, de las que no pueden aislarse los procesos de investigación y reflexión.
El problema que se plantea en este terreno es que “si es cierto que el riesgo recorre todos los aspectos de la vida, incluida la planificación racional, de ahí no se deduce que la tengamos que evitar o eliminar, sino que tenemos que ser conscientes de que no existen instituciones ni organizaciones que protejan del todo... no existe la escuela sin riesgo. La educación, empezando por la de la familia, como sabemos bien, encarna un riesgo, lleva consigo la ambigüedad de ayudar a ser y de no dejar ser” (Mardones, 1999:90). Educarse hoy exige adaptarse cultural, social, laboral, profesional y personalmente al ritmo del cambio y su velocidad, cifrado en claves de nuevas concepciones culturales, de producción, de relaciones sociales, económicas e industriales, etcétera. De aquí que emerja la pregunta obligada: ¿cuál es el perfil del profesional de la educación que va a lograr esta tarea?
Los desafíos actuales se traducen en las transformaciones más relevantes que en el terreno educativo deben realizarse, lo que significa que el conocimiento deja de ser lento, escaso y estable; la institución educativa deja de ser uno de los más importantes canales mediante el cual se entra en contacto con el conocimiento y la información; la palabra del profesor y el texto escrito dejan de ser la única opción de la comunicación educacional, la educación ingresa en la esfera de la globalización y la escuela deja de ser formadora de profesionistas, que opera en un medio estable de socialización.
Por un lado, el conocimiento está en continua y progresiva expansión y renovación. La velocidad del cambio transforma constantemente el conocimiento, tanto en su producción como en su validez y permanencia. Este hecho tiene serias represiones en lo educativo, en la medida que la formación opera con el conocimiento.
Por lo tanto, compete a la institución educativa propiciar espacio y tiempos formativos, además de superar las tecnologías tradicionales de enseñanza aprendizaje e integrarlos a los medios tecnológicos didácticos vanguardistas, y debe ser el docente el gestor de nuevos roles y funciones dentro de esta dinámica cambiante.
Otro de los desafíos que apremia su solución es el referente a la educación que se identifica sólo con el ámbito Estado–Nación, la cual se ve obligada a ingresar a la globalización, por lo que las fronteras de lo nacional se extienden a lo mundial.
Por último, la ausencia de referentes comunes o la proliferación de estos en la sociedad actual son la consecuencia de la globalización, la multiculturalidad y la revolución tecnológica. En la actualidad, la escuela no es la única institución que socializa, ya que
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