MONOGRAFIA Tarahumara
Enviado por moga96 • 14 de Noviembre de 2013 • 3.068 Palabras (13 Páginas) • 1.451 Visitas
Del nombre
Los tarahumaras se llaman a sí mismos Rarámuri, que significa corredores a pie; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos. A los mestizos en general se les designa con el término chabochi, que significa los que tienen barbas, y a los que conviven con ellos y comparten su cultura, les llaman napurega rarámuri.
Localización
Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten este territorio con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás, por lo que a su territorio también se le denomina sierra Tarahumara.
La sierra Tarahumara está formada por elevadas montañas que alcanzan de 2 000 a 3 000 msnm y profundas barrancas. Se le ha dividido geográficamente en Alta y Baja Tarahumara. Este grupo vive de manera dispersa en rancherías y pueblos en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y Temósachi.
Infraestructura
Gracias a la explotación de los bosques de la sierra, el territorio tarahumara se encuentra comunicado por dos carreteras pavimentadas, caminos de terracería y caminos troceros construidos para la extracción de madera en los lugares más apartados. Las dos vías de acceso a la sierra son la carretera Gran Visión, cuya construcción se inició en la década de los setenta y la carretera La Junta-Creel-Guachochi-Balleza-Parral. Otra importante vía de comunicación terrestre es el ferrocarril que atraviesa la sierra partiendo de la ciudad de Chihuahua con destino a Los Mochis, Sinaloa y pasa por Bocoyna-San Juanito-Creel-Divisadero Barrancas-San Rafael-Cerocahui-Cuiteco-Témoris.
Las rancherías dispersas en que habitan los tarahumaras tienen como centro un pueblo; estos pueblos se comunican entre sí por caminos de terracería y veredas.
Cuentan con pistas de aterrizaje para aviones y avionetas en varios lugares de la sierra y hay vuelos comerciales que parten de la ciudad de Chihuahua a algunos puntos de la sierra.
Los servicios de energía eléctrica, correos, teléfono y televisión se encuentran a lo largo de los principales accesos terrestres de la sierra, concentrándose en los centros de población mestiza. Los centros de población más importantes donde se concentra el comercio local son San Juanito, Creel y Guachochi. En ellos también se sitúan los grupos de poder de la región.
Antecedentes históricos
A la llegada de los españoles, el actual estado de Chihuahua era ocupado por varios pueblos: los tubares, los tobosos, los cocoyomes, los joyas, los conchos, los guazapares, los chinipas, los tarahumaras, los salineros y los pimas.
Los tarahumaras ocupaban el territorio que recorre la estribación este de la sierra Tarahumara. Se tiene poca información acerca de su cultura y forma de vida. Al parecer, su organización se fundaba en el parentesco basado en relaciones recíprocas y contaban con un cacique o "principal". Se supone que estos caciques gobernaban una o varias rancherías, pero no existía un gobierno unificado para toda la nación rarámuri. Eran agricultores, sembraban principalmente maíz y frijol, actividad que complementaban con la caza y la recolección.
En la segunda mitad del siglo XVI se inició la colonización del actual estado de Chihuahua con la explotación de una mina en 1557 y la fundación de Santa Bárbara, primer centro de población española. Los jesuitas establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy Balleza, hacia 1607; sin embargo, la tarea evangelizadora se suspendió por la rebelión de tarahumaras y tepehuanes en 1620, reanudándose hasta 1639 con la misión de San Felipe de Jesús.
En 1631 se empezó a explotar la mina de San José del Parral, por lo que Parral se convirtió en importante mercado de productos y mano de obra para los rarámuri. Pronto, ganaderos y agricultores empezaron a apoderarse de las mejores tierras, lo cual obligó a los tarahumaras a internarse cada vez más en la sierra. Éstos, reducidos a pueblos de misión eran forzados a prestar trabajo en las minas cuando esta actividad cobró auge a mediados del siglo XVII.
Los jesuitas, establecidos en las misiones, se desplazaban de ahí hacia regiones de "gentiles" para convertirlos y congregarlos en pueblos, de donde los indígenas huían. Sustituían a los caciques por nuevas autoridades, como gobernadores, capitanes, generales, soldados, fiscales, mayores y temastianes. A los habitantes de los pueblos que no cumplían con los oficios católicos les imponían castigos que iban desde azotes hasta la condena al trabajo forzado a perpetuidad. Cada misión cultivaba campos y criaba ganado para abastecer los centros mineros y las poblaciones misionales.
Durante el siglo XVII hubo una serie de rebeliones que impidieron la consolidación del sistema misional. En 1651 los tarahumaras se levantaron en armas contra los españoles, debido al descontento que provocó la ocupación permanente del Valle de Papigochi por parte de los españoles. Dos años después los naturales fueron obligados a pactar la paz forzados por la destrucción de sus siembras; a cambio, los españoles abandonaron la sierra.
A partir del siglo XVIII los jesuitas optaron por no obligarlos a establecerse en pueblos sino dejarlos que asistieran sólo al trabajo y a los rituales en la iglesia; con esto disminuyó considerablemente la población natural establecida en pueblos.
Al momento de la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767, tenían 28 misiones en la Alta y Baja Tarahumara, que pasaron al clero secular del obispado de Durango y a los franciscanos de Zacatecas.
En 1876 se rebelaron los rarámuri de Nonoava, debido al despojo de tierras de que fueron objeto por parte de mestizos amparados en las leyes de desamortización dictadas en 1856. Aunque el conflicto se solucionó con la devolución de las tierras, nuevos levantamientos se registran en Agua Amarilla en 1895 y en Chinatú en 1898 debido a los abusos de los mestizos.
A fines del siglo XIX y principios del XX se intensificó la actividad minera, que se vino abajo finalmente con la caída mundial del precio de la plata y el auge de la explotación forestal, que trajo consigo la llegada de extranjeros a territorio rarámuri y la construcción del ferrocarril Kansas City.
En 1900 se reinstalaron los jesuitas en la sierra reiniciando su labor evangelizadora y fundando escuelas. Durante el periodo revolucionario, muchos enfrentamientos armados se efectuaron en la sierra, pero los tarahumaras sólo participaron por accidente.
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