Soneto XXIX Garcilaso De La Vega

Contextualización:

Garcilaso de la Vega nació alrededor del año 1500 en Toledo y fue el segundo hijo de Pedro Suárez de Figueroa, un noble perteneciente a la Corte de los Reyes Católicos. Es por esto que no recibió los beneficios del mayorazgo. Sin embargo, Garcilaso tuvo una educación muy completa y perteneció a partir de 1520 a la Guardia Real de Carlos V, un rey guerrero que le dio mucha importancia a la expansión territorial y cultural del reino español. Esta dedicación militar se complementaba con su exquisita formación humanística para constituirlo como el ideal de hombre del Renacimiento.

Los amores del poeta fueron variados y entre ellos podemos encontrar mujeres como Guiomar Carrillo, con la que tuvo un hijo ilegítimo; Isabel Freyre, a la cual dedicó por ejemplo el Soneto X; y Helena Zúñiga, con quien se casó en 1525 y tuvo cinco hijos.

En cuanto a su producción literaria, podemos destacar tres etapas. En primera instancia, la fase española en la cual se dedicó en mayoría a desarrollar sonetos con versos de ocho sílabas. Luego, hemos de destacar el período petrarquiano en el que a través de la influencia italiana, revolucionó la concepción de estrofa y demostró la flexibilidad que podía tener la más inquebrantable de las estructuras: el soneto. Por último, en la etapa clasicista el poeta se dedicó a escribir mayormente epístolas, églogas, odas y elegías.

Finalmente, podemos decir que Garcilaso murió en 1536, mientras protagonizaba una batalla en Francia.

El nacimiento del escritor coincide con el surgimiento del Siglo de Oro de los movimientos artísticos españoles; es una época de vitalidad y renovación en la que florecen el optimismo y la confianza en el crecimiento. Este período incluye el final del reinado de los Reyes Católicos, el de Carlos V y el de Felipe II. El primero, como ya mencionamos, se dedicó a la expansión española. En contraposición, el reinado de su heredero se caracterizó por la clausura: España se cierra en sí misma y, por ejemplo, se prohíbe la salida al exterior con fin de desempeñar estudios.

Este Siglo de Oro, confina dos movimientos: el Renacimiento, en el cual vivió Garcilaso, y el Barroco. Sobre el primero, acentuamos su articulación en zigzag entre la antigüedad y la actualidad, que da lugar al insuperable carácter bifronte, es decir que los humanistas se sirvieron de los paradigmas que la antigüedad les ofrecía y los renovaron con afán de superarlos. Otra característica del movimiento renacentista era el antropocentrismo, corriente filosófica que priorizaba el individualismo del hombre y lo instauraba como centro de todo sistema. Bajo esta concepción, los artistas comenzaron a darle protagonismo a la subjetividad y al cuerpo humano e iniciaron una época de libertad de conciencia y derecho a discutir. Destacamos también para este período la considerable relevancia que comenzó a adquirir el movimiento ciudadano junto con el surgimiento de una cultura dineraria.

Análisis del soneto:

SONETO XXIX

Pasando el mar Leandro el animoso,

en amoroso fuego todo ardiendo,

esforzó el viento, y fuese embraveciendo

el agua con un ímpetu furioso.

Vencido del trabajo presuroso,

contrastar a las ondas no pudiendo,

y más del bien que allí perdía muriendo,

que de su propia vida congojoso,

como pudo, esforzó su voz cansada,

y a las ondas habló de esta manera

mas nunca fue su voz de ellas oída:

«Ondas, pues no se excusa que yo muera,

dejadme allá llegar, y a la tornada

vuestro furor ejecutad en mi vida».

Esta obra responde a los atributos característicos del soneto: está formada por dos cuartetos y dos tercetos. Todos están constituidos por versos de arte mayor, más específicamente por endecasílabos. La rima es de carácter asonante, sigue la estructura ABBA-ABBA-CDE-DCE y se acentúa gravemente, creando la ilusión de acercamiento de la lengua lírica a la lengua hablada. En cuanto al yo lírico y al destinatario, podemos notar que no se hallan presentes en la obra.

Respecto al tema del poema, podemos distinguir una mitología de tipo amorosa, precisamente el mito de Hero y Leandro, que cuenta la historia de dos jóvenes griegos enamorados que, como sus padres se oponían a su relación, habían decidido encontrarse clandestinamente. Cada noche, la doncella colocaba un candil en la ventana de su habitación con el fin de avisarle a Leandro que ella se encontraba en la orilla opuesta al estrecho que separaba sus casas, y además orientarlo en su cruce a nado a través

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