Didáctica Ética, Kant
Enviado por Aandreeww • 2 de Junio de 2017 • Informe • 1.882 Palabras (8 Páginas) • 391 Visitas
Santiago de Cali, 7 de junio del 2017
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Departamento de filosofía
Estudiante: Andrea Murillo 1332133
Profesor: Oliverio Tovar
Doctrina ética del método:
Didáctica Ética
El presente escrito tiene como objetivo exponer de manera clara las ideas planteadas por el autor Inmanuelt Kant en su obra METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES, la cual fue publicada en el año 1797. El apartado que aquí se expone será: la doctrina ética del método, primera sección de la doctrina ética del método, la didactica ética; está se desarrolla entre la página 353 y la página 372.
En está sección, el autor se propone mostrar la manera pedagógica de enseñar la ética moral dentro de las aulas y los límites de ésta comprendida como una filosofía pura práctica; para mostrar mejor sus ideas me pareció pertinente seguir la estructura del texto tal y como se muestra.
La didáctica ética
La virtud no es algo innato, sino que se adquiere de la fortaleza de la intención en la lucha contra las inclinaciones contrarias, es decir, que es el producto de la razón práctica cuando ésta, siendo consciente de su superioridad, adquiere total dominio sobre las inclinaciones contrarias.
Debido a que la virtud no es innata, debe ser enseñada[1]. Los estoicos pensaban que la enseñanza de la virtud no podía ser solo a través de representaciones del deber, sino que ésta debe cultivarse, ejercitarse y que cada persona luche con su enemigo interior; «porque no se puede enseguida todo lo que se quiere» es decir, que no se puede llegar a ser virtuoso sin antes cultivar y ejercitar la virtud, ya que, sino la intención misma que lleva a querer abandonar un vicio, puede ser en si misma impura e incluso viciosa.
En lo que respecta a la enseñanza de la virtud, Kant dice que ésta no puede ser fragmentada, sino sistemática; así hay dos formas de enseñar la virtud: acromaticamente o erotematicamente. Ésta ultima forma de enseñanza -erotemática- es, o, bien dialógica, cuando el maestro pregunta a su razón, o puede ser catequética, cuando el maestro pregunta solo a la memoria.
Cuando el maestro pregunta, dirige el pensamiento de sus discípulos, desarrollando en ellos la disposición para determinados conceptos, una vez el discípulo se de cuenta de que él mismo es capaz de pensar, formulará preguntas, así, el maestro se da cuenta de como debe preguntar. [2]
En la enseñanza de la virtud el instrumento más necesario para el alumno en proceso de aprendizaje es el catecismo moral, éste no es igual al catecismo religioso y debe ser enseñado aparte como «un todo consistente por si mismo» pues, el catecismo moral se desarrolla a partir de la virtud humana común y «solo precisa adecuarse a las reglas didacticas de la primera enseñanza»
Para éste fin, el método de enseñanza no puede ser dialógico-socrático, pues el alumno no sabe preguntar aún, debe ser el maestro quien pregunta y nadie más que él, las respuestas extraídas de la razón del discípulo deben redactarse y conservarse en expresiones precisas que no sean fácilmente modificables, para que, de ésta manera el discípulo las guarde en su memoria, esto último es lo que distingue a éste método de enseñanza catequético tanto del dogmático como del dialógico.
El método técnico para educar en la virtud es para el maestro mismo el buen ejemplo y para el discípulo, aún inculto, el ejemplo direccionador, pues, para éste último es «la primera determinación de la voluntad para aceptar máximas que adopta en lo sucesivo» aunque la fuerza del ejemplo no puede fundar ninguna máxima de virtud, pues, ella consiste en la autonomía subjetiva de la razón práctica, por ende, lo que debe servir de movil es la ley, no el comportamiento de otro hombre. Así, el buen ejemplo debe servir solo como prueba de que lo determinado por el deber es posible. De ésta manera, lo que hace que la educación del maestro no falle no es la comparación del hombre con otro hombre, sino del hombre con la idea (como debe ser el hombre).
Se muestra un ejemplo de un catecismo moral, no sin antes aclarar que, cuando el discípulo no sabe responder a lo que el maestro pregunta, éste último debe guiar su razón para que así el discípulo llegue a la respuesta.
El ejemplo de catecismo moral, se desarrolla a través de argumentos que permiten, o, bien llegar a la virtud o, llegar al vicio; se debe tener claro que lo realmente importante es seguir el principio moral en la cotidianeidad. Las ventajas e inconvenientes que genere este deber son solo arandelas, pues, lo que se busca es que el principio moral rija todo el actuar del sujeto en su diario vivir; cuando no se realza sobre las acciones la virtud, el concepto de deber desaparece y junto a él la nobleza del hombre «en su propia conciencia» vendiendose a lo que le ofrecen las «inclinaciones engañosas».
Ahora bien, hay algo que complementa lo anteriormente dicho, y es que el alumno haciendole un recuento de sus deberes, recordandole todo lo que ello implica (sufrimientos y males) en su cumplimiento, pero que esto no roba la conciencia de estar por encima de todo ello y dominar cada acontecimiento, se le plantea la pregunta: «¿Qué es lo que en ti se puede atrever a luchar con todas las fuerzas de la naturaleza en ti y fuera de ti y a vencerlas cuando entran en conflicto con tus principios morales?» la respuesta a ésta pregunta supera la capacidad de la razón especulativa, así mismo debe concederle al alma una elevación que permita observar estrictamente su deber.
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