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La Paradoja de la Bondad


Enviado por   •  10 de Mayo de 2022  •  Ensayo  •  801 Palabras (4 Páginas)  •  60 Visitas

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Mientras una persona tenga la mínima capacidad de razonamiento o haya sido criada de manera promedio, inculcándosele los valores que casi todos los humanos poseen, entonces es muy probable que su comportamiento y personalidad sigan los lineamientos de “ser una buena persona”.

¿Y acaso hay algo malo en la frase resaltada en el párrafo de arriba? Primordialmente, no. Es decir, ¿qué hay de malo en querer ser bueno? Aunque suene redundante, al desglosar la pregunta, nos encontramos con aspectos que resultan abstractos, interesantes e incluso confusos.

Partamos desde las motivaciones de un sujeto cuya educación radica en las normas que son socialmente aceptadas. Dicho sujeto se apegara a realizar actos bondadosos, que ayuden a otros y no le retribuyan de ninguna forma aparente; como es un comportamiento estipulado por su educación y la de muchas otras generaciones anterior a la suya, esta clase de actos son realizados de forma natural, sin cuestionarse realmente si está haciendo algo correcto o no. El ayudar desinteresadamente a otros es visto como la forma más pura de bondad en el mundo.

Pero las cosas se complican cuando ocurre un evento. Supongamos que al sujeto mencionado con anterioridad se le realiza la siguiente pregunta: “¿Es usted una buena persona?”. Ante esta incógnita, solo hay dos respuestas congruentes. Yendo por la primera vertiente, imaginemos que el sujeto responda afirmativamente; quizá sea la respuesta más probable que se tenga de una persona así, después de todo, está cumpliendo continuamente con la imagen descrita de una buena persona, así que es una respuesta sustentada en algo ‘lógico’. Sin embargo, al contestar de esta forma, entonces el sujeto estaría admitiendo implícitamente que sabe a qué se deben sus actos o por qué se comporta de esa forma; por ende, el concepto de bondad natural o inconsciente quedaría anulado.

Pero en este punto no podríamos negar tajantemente no fuese una buena persona, pero podríamos distorsionar aún más las cosas con una segunda pregunta: “¿Por qué actúa como una buena persona?”. Las respuestas aquí pueden ser diversas y más complicadas de predecir, pero independientemente de su respuesta, es difícil ignorar el hecho de que ser una buena persona trae una infinidad de beneficios propios. De hecho, aunque se niegue o no se sepa claramente por uno mismo, la mayoría de actos benévolos que se ejecutan son realizados a sabiendas de que se obtendrá un beneficio; ya sea autosatisfacción, aprobación social o ambas. Sea como sea, resulta complicado imaginar que una persona sea bondadosa sin esperar recibir a cambio alguna de estas cosas, por mínimo que sea el deseo o esperanza.

Con lo anterior, también podríamos anular el concepto de una “bondad desinteresada”, y si sumamos el concepto anulado previo a este, entonces, ¿una persona con estas características deja de ser una buena persona? Aquí es donde se encuentra lo verdaderamente complejo.

Por ahora vayamos al extremo opuesto: la maldad. Aplicando el mismo razonamiento que con la bondad, entonces podemos establecer una analogía; si una buena persona no es consciente de que es buena, entonces una mala persona no es consciente de que es mala. Lo anterior tiene cierto sentido coherente, y podríamos añadir que una mala persona no solo no es consciente de que es mala, sino que también piensa que es buena. ¿Y qué pasa cuando existe alguien que afirma ser malo? Si dicho sujeto lo dice así, entonces quizá no lo sea del todo, puesto que sabe discernir actos buenos de actos malvados. Una nueva expresión de bondad y maldad podría surgir, algo como “una buena persona que realiza actos malos”. ¿Pero acaso tiene sentido lo anterior? Quizá eso depende de la perspectiva o juicio de cada uno.

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