¿PODEMOS SALIR DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO?

¿PODEMOS SALIR DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO?^[a]

El consumo por sí solo no hace referencia a nada malo ni perjudicial, se puede definir como la necesidad básica de adquirir algo que se necesita o se desea, el problema aflora cuando el consumo se convierte en consumismo. La utilización del calificativo innecesario o excesivo encuentra su punto de inflexión con el siguiente cuestionamiento: ¿hasta qué punto necesitan las personas todo lo que compran?.^[b] [c]En la misma línea, se puede afirmar entonces que es difícil salir del consumismo, pero se puede. El consumismo, forma parte de un mecanismo psicológico instaurado de manera muy eficiente por las diversas estrategias de marketing ya que para los consumidores es un factor indetectable. Del mismo modo, se puede ver el consumismo como un problema para nuestro planeta. En este orden de ideas, resulta pertinente afirmar que los más necesitados, son quizás quienes han perdido la lucha simbólica por posicionarse como un eslabón importante en la cadena de consumo, por ser aceptados como parte de la humanidad.^[d]

Por una parte, la Real Academia Española (RAE) define el consumismo como la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios (RAMOS, 2018). ^[e]Así pues, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo, se apoya en que este contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse (Pérez, 2013). Sin embargo, se puede afirmar que los autores pro-consumo olvidan que en esta sociedad ideal donde las personas pueden comprar cualquier cosa que quieran, también hay muchos que no pueden consumir, ya que el principal requisito para pertenecer y posicionarse en esta sociedad de consumo, moderna y desarrollada, es tener dinero. Junto a esto, cabe añadir que, en la sociedad actual, incluso en los “países desarrollados”, sigue habiendo millones de pobres, a los que se les dificulta participar en la sociedad de consumo.

Por otra parte, frente a la dificultad circunstancial, que posee el capitalismo para encerrarnos a todos los seres humanos en la misma bolsa social que es el consumismo, las empresas han generado un sistema que les permite subsanar la necesidad de crear un banco de datos con un tipo de información que les sirva, ante todo, para eliminar a los consumidores fallados, esa mala hierba del jardín consumista, gente con poco efectivo, poco crédito o poco entusiasmo por comprar, y de todas formas inmune a los encantos de las estrategias de marketing (Bauman, 2007, p.16). Como resultado de esta selección negativa, solo los participantes con recursos y ambición son bien recibidos en el juego del consumismo.

Insistiendo en lo dicho anteriormente, cabe mencionar que el problema de ese consumismo radica en que la excedencia de productos, servicios y bienes provoca daños, tanto para la salud del planeta como de sus habitantes, entre ellos los seres humanos (El Consumismo, Un Problema Para Nuestro Planeta, 2019). Se calcula que para mantener el ritmo actual de consumo harán falta tres planetas como el nuestro para el año 2050, cuando se prevé que habrá 9.600 millones de personas en el mundo. Para ilustrar esta opinión, un estudio europeo reveló que una tercera parte de los consumidores adultos europeos tiene problemas de descontrol en las compras o en el gasto. Es decir, presenta un nivel alto de adicción al consumo irreflexivo o innecesario. Por lo tanto, el consumismo, además de ser perjudicial para el planeta, también tiene consecuencias para los seres humanos, no sólo físicas, sino también psicológicas.

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