Análisis del capítulo del Poder del Ahora

Análisis del capítulo del Poder del Ahora

El autor nos presenta a través de este capítulo, el ideal máximo que el ser humano debe aspirar, la iluminación, el cual la define de manera paradójica como algo que es esencialmente nosotros y sin embargo es mucho más grande que nosotros mismos; es un estado natural de sentir la unidad con el Ser, una totalidad.

Al Ser como a Dios no se los puede acomodar en una sola realidad debido a que es mucho más complejo que se pueda explicar los diversos alcances de su naturaleza. No obstante, el concepto del Ser es mucho más abierto que el de Dios debido a que, la palabra Ser es su propia esencia y es accesible a nosotros como la sensación de nuestra propia presencia, de tal forma que sólo puede ser alcanzable a través de la completa atención al Ahora.

Se nos menciona que para poder experimentar esta realidad es necesario que dejemos ser esclavos del pensamiento; ya que este nos conduce a un mundo lleno de problemas y conflictos que ocasionan un cesante sufrimiento, llevándonos a que nuestra mente sea la que nos utilice; en lugar que nosotros hagamos uso de ella como un instrumento. Un paso importante para esta liberación es que empecemos a observar al que piensa, es decir, prestar atención a todos los patrones de pensamiento repetitivo, escuchar a esa voz de nuestra cabeza y no juzgarla. De este modo podremos ser conscientes de nuestro propio pensamiento y, por consiguiente, aparece una nueva dimensión de nuestra conciencia.

En el momento que los pensamientos pierden fuerzas, pueden surgir brechas de no mente por ciertos periodos cortos, a pesar de ellos, se experimenta calma y paz dentro de nosotros que con la práctica se hará más profunda y conseguiremos sentir el gozo del Ser. A medida que se ahonde en el Oriente o también llamada ‘‘no mente’’, adquirimos una conciencia pura, un estado de unión interior donde estamos más alertas que cuando estamos en presencia de la mente, es decir, es conciencia sin pensamiento. Por lo tanto, el paso vital para el camino de la iluminación es dejar de identificarnos con la mente.

Es importante tener en cuenta que a pesar que uno se sienta identificado con el pensamiento, este nexo es resultado de una imagen mental que se ha formado en base condicionamiento personal y cultural, lo cual representa el ego. Una falso ser, creado por la mente que suprime el presente para proyectarse en el futuro y el ahora. En consecuencia, para obtener la liberación de la mente es clave enfocarnos en el presente y elevarnos más allá del pensamiento, o sea, que solo en el estado iluminado se puede hacer uso del pensamiento como una porción mínima de la conciencia, que puede o no ser empleado dependiendo del fin práctico que se le brinde, además que de esta forma es posible pensar creativamente ya el pensamiento tiene poder real.

Por otro lado, es justificable la diferenciación que se le hace a la mente y las emociones, sin embargo, la emoción surge en el punto que se encuentra la mente y el cuerpo donde la emoción en la reacción del cuerpo a su mente. Tolle nos muestra que, si hay un conflicto el pensamiento y la emoción, este último será la verdad. Porque los pensamientos se expresarán siempre como emoción siendo un reflejo del cuerpo, esto implica un proceso en donde el pensamiento brida energía a la emoción y a su vez energiza el patrón del pensamiento.

Las emociones como el miedo, lo único que realizan en la mente es un sufrimiento, generando un impedimento para alcanzar la liberación. En cambio, las emociones positivas como el amor, la alegría y la paz forman parte del Ser, las cuales solo florecen en las brechas del pensamiento, que pueden ser cortas o cuando la persona se haya liberado del dominio de la mente. En nuestra vida cotidiana estas emociones solo se presentan como destellos breves de placer habitual del ciclo continuamente alternante del sufrimiento/placer.  

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