Así Lo Veo.
Enviado por rasencio • 29 de Mayo de 2012 • 1.403 Palabras (6 Páginas) • 467 Visitas
Así lo veo.
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ZOOLÓGICO
Habitamos en una sociedad en la que la publicidad nos tiene adoctrinados, encerrados en un ecosistema artificial en el que juegan con nuestras necesidades como si de un zoológico se tratase, enzarzados en un círculo vicioso delimitado por el consumismo donde unos cuidadores que trabajan sin descanso velan por sus estimadas animalillos, ya que ¿De qué vivirían estos cuidadores si no hubiese a qué cuidar?
Pero a casi nadie le importa eso, es más sencillo vivir en el zoológico donde no le faltará a uno comida ni entretenimiento. Aunque eso sí, si creen que necesitamos ropa nueva, la necesitaremos. Si creen debemos estar tan delgados como para entrar en ese juego al que ellos llaman moda, haremos los posible por estarlo. Pero no hemos de preocuparnos, siempre podremos regocijar de nuestros nuevos pantalones con el correspondiente compañero de jaula.
La vida en el zoológico podríamos clasificarla en tres únicas e invariables niveles; para empezar podríamos decir que están aquellos que se encuentran dentro pero que no tienen la más mínima idea de ello, de este grupo que vive en la ignorancia diremos que es el más feliz. A continuación nos encontraríamos con un grupo que también viviría en el zoológico aunque conocerían la situación en la que viven, es decir que conocen la fatalidad del sistema en el que se encuentran pero por comodidad simplemente viven en él -si tuviese que elegir, este sería el mío-. Por último encontramos a aquellos que creen haber salido del zoo - pobres ignorantes-, estos hacen lo mismo que los otros solo que tienen la idea en sus cabezas de hacerlo de manera silvestre.
Con esto anteriormente intento referirme a los adultos, a aquellos que o por elección o por falta de crítica han acabado de una manera o de la otra. Por esta razón es por lo que me gustaría centrarme en los jóvenes, particularmente porque es de las pocas cosas que un adolescente de diecisiete años puede hablar con algo de conocimiento. Y es que esta fábula social en la que habitamos hace un daño terrible a la juventud ya que desde pequeños intentan moldearnos como un trozo de barro, dándonos la forma que a políticos y multinacionales más les interesa, para que una vez el barro esté seco y no pueda volver a ser moldeado ya no podamos evitar ser "una elaboración social". Por poner un ejemplo me gustaría hablar sobre la moda; éste juego de obligada participación consiste en conseguir el mayor numero de vestimentas en un determinado momento del años, ganando así el que más consigue. Un recurso muy empleado en las pasadas temporadas ha consistido en la sustitución de pendientes, por tapones al igual que con las gafas por vendas. Este glamuroso cambio no es simplemente estético si no que cumple una función esencial para el funcionamiento del recinto en cuestión, realiza un efecto analgésico en contra de aquello que pocos se atreven a nombrar, quizás por desconocimiento; la realidad. Ahora bien, os preguntaréis qué se gana con este juego, pues lo que se gana es algo tan importante en nuestra sociedad como el dinero, aunque en ocasiones sean intrínsecos, me refiero a la vanidad.
La soberbia o la vanidad, como buen pecado capital ha sido y sigue siendo algo malo, o eso dicen, aunque digo yo que no será tan malo cuando nuestra cómoda existencia se alimenta de ella. Sería perfecta si no fuese porque tiene un problema y es que es ficticia. Es un espejismo y lo es porque es ajena a nosotros, tiene que haber alguien que la este regando, abonando y podando constantemente ya que en caso contrario se marchitará y cuando esto ocurra todo el esfuerzo empleado en mantener a alguien cuidando de tu vanidad se desvanece, dejando simplemente una sensación de inutilidad. Esta sensación desaparecerá cuando la soberbia germine de nuevo. Cíclico.
Sinceramente, no tengo la más mínima idea de por qué nos gusta tanto sentirnos superiores a los demás, de por qué deseamos el coche de aquel que se siente superior; que se cree un escalón por encima por su casa, por su trabajo o por su situación económica o
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