Calidad De Vida Y Educación

Crisis social y renovación pedagógica

Por

Oslito

Este escrito corresponde a la lectura del capítulo VII del libro “Sistema de la filosofía de la educación” de Francisco Larroyo, en el cual afirma que “la crisis educativa es crisis de civilización”. Con ésta afirmación él argumenta que la escuela y la universidad están obligadas a dar respuestas con la misma celeridad que el mundo avanza.

Para Larroyo el exceso de ambientes en los que nos tenemos que desenvolver, la influencia de los medios de comunicación, mayor independencia de las nuevas generaciones, las crisis en las familias, la violencia social y en general el desequilibrio de la vida colectiva son algunos de los cambios vertiginosos que presenta el mundo actual y le urge a la educación dar respuestas expeditas. Sin embargo, el autor considera que el hombre de este tiempo reacciona sin comprensión de lo que sucede a su alrededor, por lo que su esfuerzo transformador se da sin reflexión ni análisis de la realidad objetiva. Como consecuencia, los educadores y dirigentes deben asumir la responsabilidad de reconocer que la eficacia de la educación que anteriormente era evidente ya no se da, pues las condiciones han cambiado por lo que actualmente, la educación carece de una teoría y práctica comúnmente aceptadas.

Larroyo considera que de la misma manera que la crisis del hombre, la crisis social es la conciencia común crítica de los individuos que se manifiesta por la desorientación y desconfianza en las instituciones. Ante estas manifestaciones, los miembros de la sociedad se comportan ya sea con fanatismo ó con desdén. Ambas actitudes destructoras por la creencia que lo que existe es radicalmente invalido y debe ser aniquilado.

Ante la crisis educativa que presenta, Larroyo propone lo que él llama una revolución pedagógica y se refiere a favorecer la ejecución de un sistema de educación unificada, apto para todos, y capaz de preparar al hombre a la vez para su tarea técnica y para su tarea cívica.

Su propuesta consiste en la educación “por objetivos”. Considera que la educación debe establecer etapas y cada una de estas, plantear su propio objetivo, lo que consecuentemente facilitaría la preparación de proyectos concretos, los medios para ejecutarlos y así como la retroalimentación y evaluación de los mismos.

Para Larroyo la educación debe ser permanente para “mantener al hombre a la altura de los tiempos en su quehacer y hacer en la vida, sorteando en lo posible los efectos pedagógicos de los cambios” (p: 311). Para esto, presenta dos postulados fundamentales:

1. Que el educando Aprenda a aprender. Él considera que se debe introducir en la didáctica una técnica que suministre recursos eficientes para que el educando por sí mismo pueda enfrentar las circunstancias

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