EDUCACION DE CALIDAD Y COMPETENCIAS PARA LA VIDA

En México es cada vez más frecuente que en documentos sobre la educación nacional, se hable de educación de buena calidad cuando se quiere aludir a lo deseable en ese ámbito para todos los mexicanos.

En este trabajo se considera que la calidad de la educación puede ubicarse (metafóricamente) en un continuo cuyos extremos van desde la ausencia de la total de calidad, hasta el nivel óptimo. Y cuyos rasgos evolucionan favorablemente con tendencia hasta el óptimo.

En un consenso se llegó en que “el criterio de calidad incluye: el acceso, las infraestructuras, el entorno, la proporción de alumnos respecto al número de docentes, los recursos disponibles para el docente, el tiempo otorgado para el aprendizaje, la adaptación del currículo a las necesidades actuales, las actitudes de los padres, etcétera”, factores que es necesario agregar: las políticas educativas, la formación de los docentes, las prioridades institucionales, las formas de interacción en el aula, los aprendizajes que logran los estudiantes, así como una gran cantidad de factores que juegan un papel fundamental en los procesos educativos y que de alguna manera dan cuenta de su nivel de calidad.

¿Cuáles rasgos definen el nivel de calidad de los procesos educativos?

Uno de los rasgos más importantes para analizar la calidad de la educación es la pertinencia, esto es la forma en que en que responde a las necesidades de los individuos y de los grupos sociales a los que orienta su acción.

El enfoque de la educación basado en competencias surge en la gran sociedad del siglo XXI, aquella que comparte una idea globalizada de la producción, de la economía, de la generación del conocimiento: aquella que se comunica de diversas redes. De esta manera surgen grandes metas mundiales como la educación orientada a la formación de valores, a cuidar el desarrollo sustentable, a propiciar el desarrollo de competencias, a formar para la convivencia, la tolerancia y la pluralidad, entre otros.

El concepto de competencias. En este apartado se precisan los rasgos que en su conjunto caracterizan el concepto de competencia.

Primer rasgo, dejar limitado el concepto de competencia asociado sólo a desempeño de tipo técnico o a ejecuciones físicas fácilmente automatizables, como alguna vez se asumió hablar de competencias laborales.

Segundo rasgo, subyace en la respuesta de los sujetos: esto es, los elementos cognitivos, motores y socioafectivos implícitos en lo que el sujeto hace o debe de hacer. Por tanto el concepto de competencia involucra habilidad, aptitud, capacidad y un desempeño experto.

El desempeño es la expresión concreta de los recursos que pone en juego el individuo cuando lleva a cabo una actividad (un rol, un proyecto, una tarea), cuando se habla de desempeño se pone énfasis en el uso o manejo que el sujeto hace de lo que sabe, no del conocimiento aislado.

Tercer rasgo, importante del concepto de competencia tiene que ver con que, en los desempeños en los que se expresa, están involucrados tanto el saber como el saber hacer.

Competencia para la vida

Cuando Farstad (2004: 7) elaboró un documento base como apoyo para el estudio del tema “Educación de calidad y competencias para la vida” en la 47ª Conferencia Internacional de Educación, precisó que “la expresión competencias para la vida puede entenderse como mínimo de dos modos distintos:

Competencias que serán útiles a lo largo de la vida del alumnado e incluso para el aprendizaje permanente o de ámbito vital amplio en el marco de un mundo que evoluciona con rapidez.

Competencias que preparan para la vida en un sentido amplio, con inclusión de la capacidad de la supervivencia.

¿Qué implicaciones pedagógicas tiene

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