Ciceron
Enviado por Livy • 6 de Noviembre de 2012 • Ensayo • 2.487 Palabras (10 Páginas) • 308 Visitas
Para ser honesto, antes de re-leer a Cicerón para este trabajo no recordaba prácticamente nada de lo que la lectura decía de este filosofo, pero lo poco que si recordaba es precisamente la razón por la que decidí regresar a él. Estoy hablando de algo que se cuenta desde un principio de la lectura: que Cicerón fue una persona ecléctica y escéptica. La razón por la que esto se me quedo grabado es porque estas son dos posturas filosóficas que actualmente destacan más por su ausencia que por su presencia, por lo tanto son actitudes que yo admiro y que respeto personalmente. Inmediatamente después de esto se dice en la lectura que Cicerón, al mismo tiempo que como filosofo fue un ‘’escéptico académico’’, entendía lo dañino que podría ser para una sociedad el que sus integrantes tomaran esta postura de cuestionamiento sistemático, ya que esto sería extremadamente perjudicial para la estructura y orden político de cualquier sociedad. Por otro lado, Cicerón pensaba que la filosofía no podría existir fuera de una sociedad con un orden político estable, por lo tanto, por el bien de la filosofía y el conocimiento, el filósofo debe de pensar en lo que es mejor para su sociedad y no arriesgar crear un caos al cuestionar sus principios, porque, al final de cuentas, un gobierno deficiente es mejor que una total falta de gobierno. Estos son dos puntos con los que no estoy nada de acuerdo.
Para empezar, el merito que tiene una persona, no se diga una sociedad, que no acepta las cosas que la rodean sin antes cuestionar su origen, valor y función es increíblemente enorme, y más aun cuando ese escepticismo va en contra del orden que ya está establecido. El hecho de que una sociedad entre en caos cuando sus integrantes comienzan a cuestionar las cosas no quiere decir que el escepticismo es algo malo o negativo, sino que significa que esa sociedad no está fundada en los principios correctos. Hablo del principio del conocimiento; del reconocimiento de que una de los objetivos y necesidades principales del ser humano, y por ende de las sociedades, es conocer el mundo que los rodea y aumentar su conocimiento. Una sociedad que está verdaderamente comprometida con sus integrantes promueve el escepticismo, no los protege de él.
Es por esta misma razón que el segundo punto que hace Cicerón está completamente equivocado también. Un filósofo no debe comprometer el conocimiento, ni la expansión de este, a causa del orden social en el que vive. Un amante del conocimiento le da preferencia por sobre todo lo demás que existe, no lo niega ni esconde de aquellas personas que no lo pueden soportar. Ni el conocimiento ni la filosofía deben ajustarse a las reglas físicas de nuestra sociedad, sino son los hombres quienes deben de vivir sus vidas de acuerdo al conocimiento.
Tal vez parezca que estoy perdiendo de vista el hecho de que nuestra sociedad y la sociedad como era en la Grecia antigua son extremadamente diferentes, y probablemente esto haga que me tome la idea una posible revolución intelectual, con la bandera del escepticismo al frente, muy a la ligera, pero pienso que si se tiene una filosofía o forma de pensamiento bien establecida entonces la única forma de descubrir la relevancia, valor y merito de esa forma de pensar es convirtiéndola en acción y llevándola lo más lejos que se pueda. Al final de cuentas, el mundo le pertenece a las personas que piensan lo que hacen y hacen lo que piensan.
Ya entrando un poco más a la lectura, nos encontramos con el tema central, o mejor dicho, la problemática principal que preocupó a Cicerón: el encontrar la mejor forma de organización política para una sociedad. Esta problemática es básicamente la razón detrás de la existencia de la filosofía política, y el encontrar esa forma de organización es un reto que ha sido tomado por muchos autores, desde los considerados clásicos hasta autores contemporáneos; pero de alguna forma el ser humano se las sigue ingeniando para hacer que esa tarea parezca casi imposible. Aunque probablemente eso es algo bueno, porque entre más difícil sea resolver algo más vale la pena hacerlo. Ahora, como el texto lo dice, antes de poder encontrar la respuesta a esa gran pregunta, uno se tiene que ocupar primero de resolver otras cuestiones, de esa forma el laberinto intelectual en el que nos adentramos se navega con más facilidad. Y no es que esas otras cuestiones sean menos importantes que la cuestión principal o que sean preguntas que filosóficamente sean más fácil de responder, sino que son ciertos puntos importantes que uno tiene que consultar consigo mismo para lograr ver la gran perspectiva de las cosas, así como para entender el punto final una vez que uno llega a él.
La primera de estas cuestiones que aparece en el texto es la siguiente: ¿Qué es superior, la vida activa o la vida contemplativa? Al decir activa se refiere a la vida practica; a la vida de un político: un hombre de acción que, al momento de moverse dentro del mundo en el que vive, tiene un efecto sobre su ambiente, y con contemplativa nos quiere decir la vida del pensamiento; la vida de un filosofo: aquel hombre que ve el mundo que lo rodea y lo examina antes de entrar en contacto con él. Si esa pregunta fuera hecha el día de hoy, la mayoría de las personas no encontraría sentido en vivir una vida ‘’contemplativa’’, pero pienso que esta actitud tiene un gran merito también, porque demasiada gente vive en un mundo que no entiende ni trata de entender, y al hacer eso básicamente ayudan a que ese mundo desconocido siga existiendo. Al mismo tiempo, reconozco que una persona no puede vivir su vida sólo observando el ambiente que lo rodea, sin entrar en contacto con él y afectarlo por lo menos de manera mínima. Es completamente ilógico pensar que no tenemos un efecto sobre el lugar en el que vivimos o sobre las personas con las que interactuamos. Es aquí donde Cicerón muestra porque se le considera como un filósofo ecléctico, y hasta cierto punto contradictorio.
De acuerdo a la lectura, Cicerón estaba más preocupado con la vida de acción que la contemplativa: entendía perfectamente que la virtud se encontraba en el actuar, no en el pensar; la virtud de un hombre se mide, al final de cuentas, por sus acciones, no por sus opiniones. Pero al final no se inclinaba totalmente por la vida de acción, ya que ésta también tiene sus carencias. Cicerón acaba por promover una unión entre ambas posturas que produciría a un hombre de acción, o un político, cuyas acciones y planes sean producto de la reflexión filosófica de los asuntos que le conciernen. En otras palabras, la verdadera virtud se encontraba detrás de las acciones impulsadas por la filosofía. Esto es algo con lo que estoy completamente de acuerdo. No encuentro el sentido en decir algo que no se hace, o en hacer algo que no
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