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¿Cómo y dónde se genera el conocimiento?


Enviado por   •  19 de Octubre de 2020  •  Ensayo  •  4.604 Palabras (19 Páginas)  •  390 Visitas

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3.

¿Cómo y dónde se genera el conocimiento?

Puesto que el conocimiento es poder y otorga ventajas, se comprende que quien lo tiene lo guarde celosamente y, cuando lo comparte, lo haga con unos pocos escogidos . Justamente, la palabra griega esotérikos designa al conocimiento oculto, reservado a unos pocos iniciados. Muchos místicos o profetas sienten o creen que ciertos conocimientos pueden serles revelados o infundidos por Dios.

Sin llegar a tales extremos, muchos sacerdotes confían en que determinados ritos, trances y actitudes hesicásticas los ponen en situación de recibir conocimientos especiales, o de tener ciertas intuiciones.

Otros sostienen que el conocimiento no surge de la razón o del pensamiento, sino de la experiencia que, si bien puede ser interna, más comúnmente consiste en la experiencia derivada de la elaboración de los datos que captan nuestros sentidos en la realidad . Hay varios tipos de empirismo, de entre los cuales quizás el que goza de mayor popularidad entre los científicos es el que separa de un modo estricto y tajante el mundo de los "hechos" y el de las "ideas". Ya sea que lo haya infundido Dios, comience en la mente, o provenga de la realidad "de-ahí-afuera", las corrientes que acabamos de mencionar aceptan que quien maneja el conocimiento es únicamente la razón pura, fría y lógica. Estos ciclos perfeccionan y enriquecen los objetos mentales, pero el objeto mental "enzima", por más que vaya mejorando, jamás llegará a coincidir exactamente con -ni mucho menos ser- una enzima real.

Por supuesto, la curiosidad, los éxitos y las frustraciones a lo largo de estas operaciones introducen factores emocionales. Aunque continúe la investigación y la polémica acerca de qué sucede en cada estado y cuáles son los factores que impulsan el tránsito, hoy se sabe que el aparato psíquico de cada sujeto madura a través de estadios progresivos . Esta posición es en cierto modo similar a la que sostiene que, durante la embriogenia , un organismo recorre etapas similares a las recorridas por la filogenia , cuando fue dando origen a las distintas especies. Esta posición de Chomsky -cuyos inicios se pueden rastrear tal vez hasta Descartes-, relacionan la capacidad innata de generar lenguajes, con la de captar significados, crear, conocer y desarrollar culturas.

Tal es el caso de los niños-lobos que acabamos de mencionar, de los cuales quizá los más famosos fueron Rómulo y Remo, quienes -según la leyenda acerca del surgimiento de Roma- fueron amamantados y criados por una loba. Pues bien, esta loba podría haber salvado a Rómulo y Remo biológicamente , pero no hubiera logrado ponerlos en condiciones de adquirir un lenguaje ni de aprender a pensar. Lo que resulta por demás deprimente es que, al ser encontrados, estos niños-lobo ya no están en condiciones de asimilar los programas que debieron de haber aplicado en etapas más tempranas. Y aquí se impone un par de notas precautorias sobre las analogías entre mentes y computadoras que hemos hecho por razones exclusivamente didácticas, así como nuestra insistente referencia a los lenguajes.

Sin embargo, a lo largo del libro describiremos diversos aspectos de la profesión de investigador que, por sí mismos, irán disuadiendo al lector de suponer que una computadora, tal como la conocemos hoy en día o nos animamos a imaginar para un futuro cercano, pueda ser comparada con la mente. Segundo, La segunda nota precautoria tiene que ver con los lenguaCEREBROS SIN USAR Y COMPUTADORAS FLAMANTES 49 jes. Al respecto conviene señalar que la elaboración mental de la información antes de "encontrar la palabra", es tan considerable, que hay personas capaces de arreglar un complejo circuito electrónico aun antes de entenderlo, o antes de estar en condiciones de explicar en qué consiste el desperfecto. Una segunda fuente de refutación de la identidad pensar/ verbalizar deriva del probable origen de la capacidad humana de conocer.

Merlin Donald opina que el uso de símbolos que caracteriza nuestro proceso mental actual, es apenas la tercera etapa de un larguísimo proceso evolutivo. La primera, que Donald llama "de habilidad mimética", hizo que el Homo erectus adquiriera la capacidad de re-presentar sucesos -algo así como la capacidad de entender y comunicar que eso que está haciendo es imitación de algo sucedido antes y en otro lugar-, y también de representar conocimientos por medio de movimientos voluntarios pero aún no-lingüísticos. La segunda etapa dependió de una serie de modificaciones sufridas por el aparato de fonación, y que hizo posible que el Homo sapiens hablara.

4.

CREER PARA VER?

En el capítulo 1 vimos que, una vez que los griegos de Milesia pudieron usar palabras escritas para representar «perro», `justicia«, »bárbaro«, »triángulo«, las pudieron sacar de contexto sin que perdieran todo su significado, e incluirlas en nuevos discursos en los que ese significado se seguía conservando. Comenzaron a encontrar las propiedades fundamentales de estas entidades ideales, y a advertir que cada clase cumple leyes que les son propias. Por eso, algunos de ellos llegaron a creer más en lo que entendían que en lo que veían, de modo que, cuando se trata de conocer la realidad, preferían la razón a la experiencia. A veces, las discrepancias entre el mundo de las ideas y el de la experiencia iban más allá de las meras irregularidades y desajustes cuantitativos, e incluso llegaban a oposiciones frontales.

Pero como la experiencia le indicaba a Zenón que Aquiles rebasaría a la tortuga.

En aquel momento, en el que la razón no se empleaba para describir la realidad sino un mundo ideal, no habría tenido sentido recurrir a la observación de la naturaleza y a la experimentación para obtener conocimiento. Por eso ha sido uno de los grandes logros de la humanidad el haberse lanzado, muchos siglos después, a entender la realidad-de-ahí-afuera con el mismo razonamiento que se aplicaba a los objetos ideales. Pero, más que su falta de conocimientos, era su actitud, su cultura impregnada de fe y obediencia, la que no le permitía al hombre europeo de la Edad Media usar su razón con sensatez. En l os capítulos subsiguientes insistiremos en ese aspecto a propósito de la situación actual en el tercer mundo, pues una de las tesis que sostenemos es que nuestro supuesto atraso científico no se origina en la ciencia misma, sino en el marco cultural, en nuestra visión del mundo.
Pero regresando al hombre europeo, no sólo era un »subdesarrollado«, sino que miraba con recelo la cultura pagana. Hoy se acepta que, en ese momento, Europa recibió una maravillosa inyección de cordura provista por los árabes. Mahoma, fundador del Islam en el siglo vii de nuestra era, había urgido a sus seguidores a educarse y fomentar la sabiduría. En cumplimiento de dicho mandato, el Islam echó mano del conocimiento griego, bizantino, persa, hindú, del disponible en el Cercano Oriente y, por supuesto, lo incrementó con el aporte de sus propios sabios.

Esos textos habrían de ser traducidos gradualmente al latín, de modo que a la altura de los siglos xii y xiii, ya se habían diseminado por casi toda Europa. Para comenzar diremos que Al-Jahiz , había insistido en la unidad de la naturaleza y reconoció la relación entre diferentes grupos de organismos. Esta actitud, errónea en el mejor de los casos, fue favorecida por el prejuicio de monjes cristianos como Francis Bacon , científicos »duros« como Pierre Duhem , y hasta científicos laicos como John Bernal, que en su monumental obra sobre la ciencia, dedica apenas diez págin s al pensamiento islámico a lo largo de ocho siglos y, prácticamente, lo desecha. Más tarde, Avicena , basado en el pensamiento de Aristóteles, desarrolló sus propias ideas acerca del »ser«, la»esencia« y la »existencia«, e intentó probar metafísicamente la existencia de Dios.

Tal vez sea oportuno recordar aquí que esta posición también derivaba de los griegos. Para Averroes, el hombre es capaz de entender dicho orden, sobre todo mediante la filosofía. B] La penetración profana, de eminente carácter práctico, es fácil de entender, pues aún hoy los pueblos atrasados, que no tienen una visión científica de la realidad, adoptan los artículos y el know how de los pueblos más adelantados. Esa maravillosa transferencia que Occidente recibió de los árabes consistió entonces en un universo sistematizable, que abarcaba desde las ideas del ser y de Dios, hasta el dominio de asuntos mundanos y eminentemente prácticos.

Esa inyección, que duró varios siglos, tuvo primero efectos en la cultura y sobre todo en el pensamiento religioso , y luego en los arranques de nuestra ciencia, en lo que llamamos Renacimiento. Sólo entonces, con Vesalio, Galileo, Leonardo, Harvey y tantos otros, el hombre europeo puede recurrir a la observación de la realidad para extraer datos y construir con ellos esquemas conceptuales que los expliquen y, ya con estos modelos in mente, vuelve a observar la realidad para ajustarlos. La razón pasa a servir, entonces, para describir la naturaleza. El proceso circular resultó tan fértil, que Alfred North Whitehead data el comienzo de lo que se suele llamar revolución científica, o arranque de la ciencia moderna, en el momento cuando Galileo Galilei y sus contemporáneos combinaron el método empírico con el método lógico.

Por ejemplo, los aztecas no alternaron un año en el que practicaran sus habituales sacrificios humanos, con otro en el que los omitieran, para luego, repitiendo esta secuencia diez veces, comparar los resultados a fin de determinar si las inmolaciones tenían relación con la conducta del Sol. Nadie va a construir un acelerador de cinco kilómetros de diámetro, que cuesta cientos de millones de dólares -con enjambres de científicos, técnicos y empleados, computadoras, laboratorios, talleres y viviendas-, para ver qué pasa cuando chocan las partículas elementales. Pero esas observaciones provocan inmediatamente la aparición de modelos teóricos que tratan de explicarlas, dan lugar a nuevas experimentaciones... y así sucesivamente.

Incluso hay un tipo de experimento que no se puede llevar a cabo en la realidad pero sí mentalmente, como es el llamado

Cuando alguien viene con una observación insólita, que los modelos en boga no pueden explicar, se la toma como una curiosidad, un artefacto de la técnica experimental, un efecto que incluso hasta puede llevar el nombre de su descubridor y hacerlo famoso... pero que se deja de lado. Más aún, algunos científicos pueden dar crédito a dicha observación, repetir la experiencia con más cuidado, confirmar la rareza, propalar en el seno de la comunidad que quien hizo la observación original no es un charlatán... y volver a arrumbar el asunto. Esta actitud deriva de que muchas de las ideas fundamentales sobre las que se asienta la ciencia, parecen ser contradichas por la experiencia de nuestros sentidos e incluso por nuestra sensatez. Tal es el ejemplo mencionado al comienzo de este capítulo, acerca de aceptar que es la Tierra la que gira sobre su eje y alrededor del Sol, aunque veamos con nuestros propios ojos que el astro cruza diariamente sobre nuestras cabezas.

Justamente fue Nicolás Copérnico quien ini-ció este gusto del hombre por los modelos abstractos, al precio de rechazar las evidencias más directas de nuestros sentidos. En capítulos posteriores nos volveremos a ocupar de esta actitud de descrédito provisorio en el que caen las novedades muy alejadas de lo que se espera. Aquí sólo queremos señalar que el descrédito, o acaso la ignorancia total, es mucho más grosera si la novedad viene del tercer mundo. Por regla general, nuestros trabajos son aceptados en cuanto aportan datos que encajan en los modelos sustentados en el primer mundo.

Nos está permitido aportar ideas que complementen su visión del mundo, pero no alterar sus esquemas. En el campo de las artes la situación es más grave aún pues, tácitamente, el primer mundo espera que nuestros literatos, plásticos y danzantes sean meros folkloristas. Espero que, cuando oigas que nuestro problema científico no emana principalmente de la ciencia en sí, sino que está decisivamente ligado a nuestra cultura y a nuestra visión del mundo, al menos te pongas a pensar en cómo se podría mejorar la relación entre unas y otras.

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