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DIÁLOGOS DE PLATÓN


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2014  •  Ensayo  •  13.673 Palabras (55 Páginas)  •  312 Visitas

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DIÁLOGOS DE PLATÓN

APOLOGÍA DE SÓCRATES

En este dialogo cuenta como lo acusaban y trataban de llegar a la verdad acerca de Sócrates era un juicio en el cual sus acusadores tenían ideas muy diferentes acerca de él.Sócrates quería tener un juicio justo donde lo dejaran defenderse es por eso que frente al tribunal expresaba los comentarios que dé él se decía como que el indagaba lo que pasaba en los cielos y en las entrañas de la tierra y que sabía convertir en buena una mala causa.

Él tenía dos acusadores los primeros habrían causado una mala impresión al tribunal y sería más difícil de convencer al juez de lo contrario. Y los segundos eran los que lo habrían llevado a juicio (melito). Es por eso que decidió retomar el origen de las acusaciones. Primera acusación Sócrates es un impío (que es irrespetuoso con la religión) por una curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra y convertir en una buena una mala causa, y enseña a los demás sus doctrinas; y la segunda que exigía un salario.

Él decía que en los rumores que se habían levantado en su contra no había una sola palabra de verdad. No porque no tuviera el poder de instruir a los hombres. Se dirigió a los atenienses y les dijo que le llenaría de orgullo y me tendría por afortunado si tuviese esa cualidad, pero que desgraciadamente no la tengo es por eso que voy a explicar lo que tanto me ha desacreditado y ha hecho tan famoso mi nombre. Escuchadme, pues quizá algunos entre vosotros creerán que yo hablo seriamente, pero estad persuadidos que no os diré más que la verdad.

La reputación que yo haya podido adquirir notiene otro origen que una cierta sabiduría que existe en mi puramente humana. Tened presente, atenienses porque os refiero todas estas cosas, pues únicamente para haceros ver de dónde proceden esos falsos rumores que han corrido contra mí.

Cuando supe la respuesta del oráculo dije para mí. ¿Qué sentido ocultan estas palabras? ¿Qué quiere, pues decir al declararme el más sabio de los hombres? Yo creía que encontraría materiales para para rebatir el oráculo y presentarle un hombre más sabio que yo, por más que hubiere declarado el más sabio de los hombres. El investigo a grandes poetas y se dio cuenta de que era más sabio ya que no creía saber lo que no sabía.

De ahí se fue a casa de otro que se creía más sabio que el anterior pero fue lo mismo y se desanimó encontró nuevos enemigos y prefirió ante todas las cosas la voz de dios. Después de estos grandes hombres de estado me fui a los poetas; conocí desde luego que no es la misma sabiduría la que guía a los poetas, sino ciertos movimientos de la naturaleza y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos.

Me pregunte si querría mas ser tal como soy, o bien tener la una y la otra y ser como ellos y me respondí que era mejor como soy. De esta indagación han nacido contra mi todos estos odios y estas enemistades peligrosas que han producido todas las calumnias que sabéis y me han hecho adquirir el nombre de sabio. Continúe con misindagaciones no solo en nuestros conciudadanos, sino entre los extranjeros para ver si encontraba algún verdadero sabio y no habiéndole encontrado sirvo de interprete al oráculo haciendo ver a todo el mundo que ninguno es sabio.

Sus acusadores fueron:

Melito: en nombre de los poetas.

Anito: en nombre de los políticos y artistas.

Licon: en nombre de los oradores.

Continuaba defendiéndose pero ahora contra sus segundos acusadores los cuales lo acusaban de que era culpable de corromper a los jóvenes porque no cree en los dioses del estado y porque en lugar de estos pone divinidades nuevas bajo el nombre de demonios.

Es por eso que llama al estrado a Melito y le hace preguntas acerca de los jóvenes este se queda desconcertado y no sabía cómo responder y es así como demuestra que su acusación es falsa y si cree en los dioses. Y le dice a melito tu eres joven yo anciano es posible que tu sabiduría supere tanto a la mía que, sabiendo tu que el roce con los malos causa mal y el roce con los buenos causa bien, me supongas tan ignorante que si convierto en malos a los que me rodean, me expongo a recibir mal y que a pesar de esto insista y persista queriéndolo y sabiéndolo. Pero tú con intención me arrastras ante este tribunal, así atenienses he aquí una prueba evidente, como os decía antes, de que melito jamás ha tenido cuidado de estas cosas, jamás ha pensado en ellas.

Melito responde no porZeus atenienses no le cree, porque dice que el sol es una piedra y la luna una tierra. Sócrates dice pero tu acusas a Anaxágoras desprecias a los jueces porque los crees harto ignorantes puesto que te imaginas que nos saben que los libros de Anaxágoras de clazomenes están llenos de aserciones d esta especie. A mi entender parece que melito es un insolente que no ha intentado esta acusación sino para insultarme.

Estad persuadidos, atenienses de lo que os dije en un principio de que me ha atraído muchos odios que esta es la verdad, y que lo que me perderá, si sucumbo no será ni Melito ni anito será este odio esta envidia del pueblo que hace victimas a tantos hombres de bien y que hará parecer, en los sucesivo, a muchos más; porque no hay que esperar que se satisfagan con el sacrificio solo de mi persona. Respecto a mi atenienses quizá soy en esto muy diferente de todos los demás hombres y si en algo parezco más sabio que ellos, es porque no sabiendo lo que nos espera más allá de la muerte, digo y sostengo que no lo sé.

En este momento atenienses, no es en manera alguna por amor a mi persona que yo me defiendo y sería un error creerlo así si no que es por amor a vosotros porque condenarme seria ofender al dios y desconocer el presente que os ha hecho. Ya sabes ateniense porque la mayor parte de las gentes gustan escucharme y conversar detenidamente conmigo os he dicho la verdad pura y esporque tienen singular placer en combatir con gentes que no se tienen por sabias y que no lo son; combates que no son desagradables para los que los dirigen. Pero sin hablar de la opinión atenienses no me parece justo suplicar al juez ni hacerse absolver a fuerza de suplicas. Es preciso persuadirlo y convencerlo, porque el juez no está sentado en su silla para complacer violando la ley, sino para hacer justicia obedeciéndola.

Terminada la defensa de Sócrates los jueces que eran 556 procedieron a la votación y resultaron 281 votos en contra y 275 en favor y Sócrates condenado por una mayoría de 6 votos tomo la palabra y dijo. No creáis, atenienses que me haya conmovido el fallo que acabáis de pronunciar contra mí, y esto por muchas razones; la principal porque ya estaba preparado para recibir ese golpe. Al hablaros así atenienses quizá me acusareis

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