De la idea general de la felicidad
Enviado por alchitax • 26 de Noviembre de 2014 • Tutorial • 9.528 Palabras (39 Páginas) • 231 Visitas
Libro primero
El bien es el fin de todas las acciones del hombre
Todos nuestros actos y determinaciones morales tienen por mira algún bien que deseamos conseguir. Como todos los hechos están sometidos a una ciencia especial que los domina, podemos decir que el bien se deriva de la ciencia más fundamental de todas, la ciencia política. Por consiguiente podemos decir que el fin de la política será el verdadero bien. Por eso es necesario estudiar el bien y lo justo que son objetos que estudia la ciencia política. Un espíritu ilustrado no debe exigir en cada género de conocimiento más precisión de la que la naturaleza del objeto implica.
El fin supremo del hombre es la felicidad
El fin supremo del hombre es la felicidad, sin embargo se dividen las opiniones sobre la naturaleza y esencia de la felicidad. Y así podemos notar que existen tres géneros de vida que se pueden distinguir: la vida pasional, la vida política o pública y la vida contemplativa e intelectual. La primera es típica de brutos y esclavos, mientras que los sabios y distinguidos ponen la felicidad en la gloria, porque es el fin más habitual de la vida política, y en la vida contemplativa e intelectual.
De la idea general de la felicidad
Los bienes se puede tomarse en dos formas; de una parte, los bienes son bienes por sí mismos; después los otros bienes que no lo son sino a la sombra de los primeros. Pero, ¿cuáles son los bienes que se deben reconocer como bienes en sí? ¿No debe reconocerse absolutamente por un bien más que la Idea, y la Idea sola? Las definiciones de honor, del pensamiento, del placer son muy distintas, en tanto todas estas cosas son bienes. El bien no es así una cosa común que se pueda comprender bajo una sola Idea.
El bien en cada género de cosas es el fin en vista del cual se hace todo lo demás
El bien aparece muy diferente según los diferentes géneros de actividad y según las diferentes artes. ¿Y qué es el bien de cada una de ellas? Si para todo lo que el hombre puede hacer existe un fin común al cual tienden todos los actos, este es el único bien. Este fin supremo debe ser una cosa perfecta y definitiva. Lo completo es lo eternamente apetecible en sí, jamás en vista de un objeto distinto de él. He aquí precisamente el carácter que parece tener la felicidad.
Para alcanzar una completa noción de felicidad tenemos que conocer la obra propia del hombre. Y lo propio del hombre es el acto del alma conforme a la razón, o por lo menos el acto del alma que no puede realizarse sin la razón.
Justificación de la definición de felicidad dada más arriba
Los bienes se dividen en tres clases: bienes exteriores, bienes del alma y bienes del cuerpo. Hemos dicho que ciertas aplicaciones de nuestras facultades y ciertos actos son el verdadero fin de la vida; porque entonces este fin se pone en los bienes del alma y no en los bienes exteriores. Lo que lo confirma es que se confunde al hombre feliz con el que conduce bien y logra sus propósitos; y lo que se llama felicidad es un tipo de fortuna y honradez.
Pero la verdadera felicidad se basa en la virtud. Las almas cultas que aman lo bello, sólo gustan de los placeres que por su naturaleza son placeres verdaderos, y lo son todas las acciones conforme a la virtud.
La felicidad no es un efecto del azar; es a la vez un don de los dioses y el resultado de nuestros esfuerzos
Esto da a preguntar si es posible aprender a ser dichoso, si se adquiere por medio de ciertos hábitos, y si se consigue por cualquier procedimiento, o si es más un efecto divino, y, si se quiere un efecto del azar. Digo que la felicidad no nos la envían exclusivamente los dioses, sino que la obtenemos por la práctica de la virtud.
Para la verdadera felicidad se requieren dos condiciones: una virtud completa y una vida completamente desarrollada. La vida desarrollada es porque no se le puede llamar dichoso a un hombre, sino cuando está fuera del alcance de todos los males y de todos los infortunios.
La virtud es la verdadera felicidad
No es en la fortuna donde se encuentran la felicidad o la desgracia, estando la vida humana expuesta a estas vicisitudes inevitables, como ya hemos dicho sino que son los actos de virtud los únicos que deciden soberanamente la felicidad.
Si los acontecimientos en la vida de un hombre no son favorables, interrumpen o empañan la felicidad, pero siempre brillará con más fuerza la virtud con todo su esplendor. Un hombre que, con ánimo sereno soporta grandes y numerosos infortunios con generosidad y con la grandeza de su alma se entiende que es un hombre verdaderamente dichoso.
Influjo del destino de nuestros hijos y de nuestros amigos sobre nosotros
La suerte de nuestros hijos y nuestros amigos o seres queridos influyen en nuestra felicidad.
Para darse cuenta de la felicidad es preciso estudiar la virtud que la produce
Puesto que la felicidad es cierta actividad del alma dirigida por la virtud perfecta, debemos estudiar la virtud. La virtud parece ser el objeto de los trabajos del verdadero político.
Cuando decimos la virtud humana, entendemos la virtud del alma y no del cuerpo porque la felicidad es una actividad del alma. El alma, por su parte, está divida en dos: la que está dotada de razón y la que no. Una facultad del alma que no está dotada de razón se ocupa de la facultad vegetativa, que es la encargada de la alimentación y la parte apasionada.
La parte dotada de razón invita sin cesar a uno y al otro bien por medio de los mejores consejos. La virtud de un hombre nos presenta distinciones fundamentadas en esta diferencia; y así entre las virtudes, llamamos a unas virtudes intelectuales y a otras virtudes morales.
LIBRO SEGUNDO
NATURALEZA DE LA VIRTUD ÉTICA
1. La virtud ética, un modo de ser de la recta acción
La dianoética se origina y crece principalmente por la enseñanza è tiempo y experiencia; pero la ética procede la costumbre, y ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza: ninguna cosa que exite por naturaleza se modifica por la costumbre.
De todas las disposiciones naturales, adquirimos primero la capacidad y luego ejercemos las actividades. En cambio, adquirimos las virtudes como resultado de actividades anteriores. Así en las ciudades, los legisladores hacen buenos a sus ciudadanos haciéndoles adquirir ciertos hábitos.
Las mismas causas y los mismos medios producen y destruyen toda virtud ( tocando la flauta se hacen tanto buenos como malos flautistas), si no fuera así, no habría necesidad de maestros. Así los modos de ser surgen de las operaciones semejantes. De ahí la necesidad de efectuar cierta clase de actividades, pues los modos de ser
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