EL CRITICISMO KANTIANO : EL GIRO COPERNICANO:
Enviado por pikasa • 12 de Febrero de 2013 • 2.194 Palabras (9 Páginas) • 1.758 Visitas
EL CRITICISMO KANTIANO :
EL GIRO COPERNICANO:
Emmanuel Kant es conocido por platear un giro copernicano en la gnoseología y en toda la filosofía el cual consiste en considerar que el conocimiento que tenemos de la realidad- universal y necesario- se da primordialmente por la aportación que le pone el sujeto al objeto. Ya que el sujeto le proporciona al objeto una especie de plano mental para poder representarlo y conocerlo. Esta representación está basada en una serie de categorías y formas apriori como son la relación, la unidad, el ser, el espacio y el tiempo, formas y categorías que no están realmente en el mundo extramental.
El sistema Kantiano parte de una serie de cuestionamientos que son el resultado de una critica a las teorías del conocimiento que le anteceden . Por eso a su propuesta se le ha conocido como Criticismo y es una especie de síntesis entre el dogmatismo racionalista de su Wolf y el empirismo escéptico de Hume.
Kant asegura, con los empiristas, que nuestro conocimiento ante todo a de provenir de la experiencia, mas este no puede agotarse en ella, de ser así no obtendríamos certezas de carácter universal y necesario, como aseguraban los racionalistas.
Los tipos de conocimiento según Kant:
Kant determina que, para entender la experiencia (conocimiento a posteriori), es necesario tener conocimientos que no provengan de la experiencia (conocimiento a priori): «aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia». Sólo así puede tener el conocimiento empírico aquellas condiciones que exige el verdadero conocimiento (universalidad y necesidad) y que la sola experiencia no puede otorgar. Esto equivale a un cambio de método y a afirmar que no es el entendimiento el que se deja gobernar por los objetos, sino que son éstos los que se someten a las leyes del conocimiento impuestas por el entendimiento humano: un «giro copernicano», según suele decirse, un cambio de 180 grados, una perspectiva radicalmente nueva.
Según Kant, este planteamiento sólo es parcialmente nuevo en la historia, porque un planteamiento similar se hizo en la matemática, en tiempos de Euclides, y en las ciencias de la naturaleza, en tiempos de Galileo. Las matemáticas griegas fundaban su certeza en la construcción de la figura que el geómetra concebía en su mente; la ciencia moderna funda su innovación en el hecho de que es ella la que interpela a la naturaleza mediante sus hipótesis. En uno y otro caso, «la razón sólo reconoce lo que ella misma produce según su proyecto». Igual ha de hacer la filosofía si ha de progresar como ciencia, y ha de hacerlo en un doble plano: en el de la sensibilidad y en el del entendimiento.
Por la primera son dados los objetos a la experiencia humana, por la segunda son pensados. En uno y otro nivel ha de haber conocimiento a priori, de modo que «sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas». En esto consiste el giro copernicano del pensamiento, que debe hacerse en filosofía a ejemplo de la intuición de Copérnico: si éste, para explicar los movimientos celestes, entendió que era mejor suponer que era el hombre espectador quien giraba, de manera parecida Kant cree que, en el supuesto de que sean los objetos los que se regulan por la manera como los conocemos y no al contrario, se explica mejor que lleguemos a conocerlos de un modo necesario y universal. A la filosofía le incumbe, pues, como primer objetivo averiguar si, antes de toda experiencia, es capaz de conocer algo aplicable a todo objeto de la experiencia. El tipo de conocimientos a priori a que se refiere Kant es el que ponen de manifiesto los juicios sintéticos a priori.
VII.4.2.- LOS PERIODOS DE LA FILOSOFÍA KANTIANA:
En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial, denominado precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica, después de que el contacto con el empirismo escéptico de David Hume le permitiera, según sus propias palabras, «despertar del sueño dogmático».
En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al aparecer finalmente la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft), en la que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar asimismo sus límites; el giro copernicano que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir el conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una serie de principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar la experiencia procedente de los sentidos; resultado de la intervención del entendimiento humano son los fenómenos, mientras que la cosa en sí (el noúmeno) es por definición incognoscible.
La crítica de la razón pura intenta descubrir las condiciones de posibilidad de los juicios sintéticos a priori. Se ha de saber que llama "juicios analíticos" a aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto y "juicios sintéticos", a los que el predicado aporta información que no está contenida en el sujeto. La indicación a priori quiere decir que no dependen de la experiencia. Tales juicios tienen valor universal y necesario. Kant hace ver que tales juicios sintéticos a priori son posibles y de hecho se realizan en el ámbito de las matemáticas y de la física pero no en la metafísica (dadas las eternas discusiones en las que se metían los practicantes de esa disciplina). Ahora bien, el objetivo de esta crítica será entonces mostrar a través de la investigación en cada una de las facultades cognoscitivas del hombre, cómo sea posible y en qué sentido una metafísica. No está de más decir, que tal intento, como el mismo Kant reconoce, fue abordado debido a la crítica de la inducción llevada a cabo por los empiristas en especial David Hume y que con la aclaración de que todo lo universal y necesario no puede venir del objeto sino más bien del sujeto, se fundamentó nuevamente la posibilidad de la inducción científica.
El sistema fue desarrollado posteriormente por Kant en su Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft), donde establece la necesidad de un principio moral a priori, el llamado imperativo categórico, (compuesto de principios o leyes prácticas que ordenan una determinada conducta con independencia de la materia de la acción y de sus efectos). En la moral, el hombre debe actuar como
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