EXPLICA EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE FE Y RAZÓN A LO LARGO DE LA EDAD MEDIA
Enviado por espelepe • 4 de Abril de 2022 • Trabajo • 1.611 Palabras (7 Páginas) • 133 Visitas
EXPLICA EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE FE Y RAZÓN A LO LARGO DE LA EDAD MEDIA.
Desde su aparición durante el imperio romano, el cristianismo no se presenta como un movimiento filosófico, si no como una religión revelada por Dios.
Cuando aparece el cristianismo, la filosofía lleva ya seis siglos de historia y el cristianismo va a necesitar de un apoyo no sólo para hacerse comprender sino también para defenderse de los ataques provenientes de los intelectuales y escritores paganos. El cristianismo se acerca a la filosofía para hacer comprensibles los contenidos de la fe, mostrando de ese modo que aceptarlos no es algo absurdo o irracional.
El cristianismo entra en contacto con la filosofía a partir del siglo II y no pretendieron construir un nuevo sistema filosófico si no que lo que le interesaban era encontrar procedimientos y argumentaciones racionales que les ayudaran a expresar adecuadamente lo que ya sabían con certeza por haberles sido revelado. De las distintas escuelas filosóficas de la época, la que más se adecúa a la fe cristiana es la de orientación platónica. Su máximo representante es San Agustín de Hipona, que nace en el año 354. Estudió retórica y a los diecinueve años lee un diálogo de Cicerón que despierta el interés por la filosofía. Agustín era un hombre que dudaba de casi todo y sufría por esta falta de certezas. Se adhiere a la secta de los maniqueos y a los 29 años conoce a San Ambrosio que lo acerca al cristianismo. La lectura de algunos escritos neoplatónicos le aleja de su anterior materialismo.
Los maniqueos consideran que es posible alcanzar las verdades de la Fe basándose en el conocimiento racional. Sin embargo San Agustín afirma que sólo por la Fe se puede llegar a una comprensión adecuada de la realidad, y aunque las verdades de la fe no son demostrables, se pueden explicar por la razón: “ Comprende para creer y cree para comprender”. [pic 1]
Se representan dos círculos coincidentes, que se superponen uno a otro. La verdad es una, y tanto la razón como la fe, sin distinción contribuyen a alcanzarla[pic 2][pic 3][pic 4]
Para conseguir este objetivo, Fe y Razón colaboran de las siguientes formas:
-La razón ayuda a comprender que creer o aceptar la Fe no es absurdo.
-La Fe, por parte su parte, nos descubre la autentica realidad, inaccesible a la sola razón.
-La razón se esfuerza en hacer inteligibles los contenidos de la Fe.
San Agustín abandona el maniqueísmo por el escepticismo pero también lo acaba rechazando porque los escépticos no podían llegar a alcanzar certeza alguna. Ante ello San Agustín replica afirmando la necesaria certeza de la propia existencia. El juicio "si fallor, sum" sería siempre verdadero, asegurando la certeza de mi existencia; pero la certeza es triple, ya que el hombre existe, vive y entiende.
En ese conocimiento cierto que tiene la mente de sí misma y por sí misma, en la experiencia interior, asentará San Agustín la validez del conocimiento. Así, no puedo dudar de la certeza de los principios del entendimiento, como el principio de no contradicción; ni de la certeza de las verdades matemáticas. Tampoco puedo dudar de la certeza de la realidad exterior, en la que vivo. No obstante la mente, buscando la verdad en sí misma, se trascenderá a sí misma al encontrar en ella las ideas, verdades inmutables que no pueden proceder de la experiencia.
Distinguirá San Agustín varios tipos de conocimiento.
El conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento y, aunque realizado por el alma, los sentidos son sus instrumentos; este tipo de conocimiento se caracteriza por su inestabilidad, pues lo que nos ofrece carece de auténtica realidad.
El conocimiento racional, en su actividad inferior, se dirige al conocimiento de lo que hay de universal y necesario en la realidad temporal, y es el tipo de conocimiento que podemos llamar ciencia (como los conocimientos matemáticos).
El conocimiento contemplativo (conocimiento racional en su actividad superior), es llamado por San Agustín sabiduría; es el auténtico conocimiento filosófico: a través del conocimiento de las verdades universales y necesarias alcanzamos la sabiduría. Para alcanzar la sabiduría tenemos que apartarnos del conocimiento sensible y buscar la verdad en nuestra conciencia, en esto consiste la interiorización, porque la verdad última no se halla en el exterior sino dentro del alma.
San Agustín afirma que las ideas eternas se encuentran, pues, en la mente de Dios y sólo se pueden conocerse mediante una especial iluminación que Dios concede al alma. Dios ilumina nuestra mente para que el alma pueda contemplar directamente las ideas y verdades eternas.
Concibe la iluminación como un poder que Dios concede a la razón, una virtud especial por la que el alma queda capacitada para alcanzar por sí misma las verdades eternas, pero que el alma no posee por naturaleza.
No hay una distinción clara entre razón y fe en la obra de San Agustín, lo que marcará el discurrir de todo su pensamiento. Existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor. "Cree para comprender" (fe), sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios; "comprende para creer" (razón), la fe puede y debe apoyarse en la razón ya que, correctamente utilizada, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de ésta.
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