El Hombre Una Unidad
Enviado por Carmiloli • 8 de Diciembre de 2013 • 5.596 Palabras (23 Páginas) • 320 Visitas
EL HOMBRE, UNA UNIDAD
Desde épocas más remotas, tanto los médicos, como los filósofos y humanistas han tratado de dividir al hombre para estudiar separadamente su compleja estructura. Este comportamiento, muy humano, ha permitido el avance de las ciencias del conocimiento, incapaces de abarcar al hombre en su totalidad; pero ha inducido, con demasiada frecuencia, a creer que lo hallado eran verdades absolutas, lo que constituye un error.
El hombre, ciertamente, es una unidad, El sistema nervioso es la expresión más fácilmente reconocible de la íntima conexión que existe entre diferentes tejidos, órganos y sistemas del cuerpo. El cerebro influye en todas y cada una de las células de nuestro organismo y a su vez estas influye sobre el cerebro. En personas descerebradas (medicamente se entiende por ¨descerebración¨ la ausencia completa de actividad eléctrica cerebral, medible por el electroencefalograma (EEG), que se presenta un trazado absolutamente plano), se ha observado que en casos especiales puede proseguir la vida durante un tiempo, pero los órganos y tejidos actúan aisladamente, sin ese factor de unidad que impone la estructura nerviosa.
Pero además, el hombre, como unidad inseparable, no es un hecho aislado, sino que está íntimamente relacionado con el cosmos que le rodea, con los hombres, con los animales, con las plantas y con la multitud de indelebles energías que lo bañan constantemente.
Según conceptos esotéricos y filosóficos, el hombre está compuesto de materia, emociones, mente y espíritu. Por muy poco filósofos que seamos, deberemos aceptar que la comprensión del hombre no se puede lograr estudiando exclusivamente su ámbito ambiental.
RESPUESTA INMUNE
El sistema inmune tiene como finalidad defendernos de los agresores ya sean estos externos o internos. Evolutivamente este sistema debió aparecer casi simultáneamente con la vida. Al sistema antiguo se le conoce con el nombre de inmunidad innata o natural para diferenciarlo del sistema más reciente que aparece con los primeros peces cartilaginosos hace 500 millones de años, denominado sistema inmune adquirido o adaptativo. El sistema natural divide al mundo en inocuo u potencialmente tóxico y para ello ha desarrollado unos genes que producen receptores proteicos (lectinas, que se encuentran en bacterias, plantas, invertebrados y vertebrados) que reconoce estructuras de carbohidratos que le permite distinguir a grandes rasgos las especies. En cambio el sistema inmune adquirido reconoce el mundo en base fundamentalmente a estructuras proteicas (receptor T) mediante receptores no limitados por la línea germinal sino de recombinaciones al azar que potencialmente tienen la capacidad para reconoces todo tipo de estructuras. Esto conlleva el riesgo de autodestrucción, para evitarlo debe aprender a reconocer lo propio de lo no propio y desarrollar la tolerancia hacia sus propios componentes.
En el proceso evolutivo hasta llegar al hombre, ambas inmunidades cooperan para una mejor resolución del problema planteado, de allí que los sistemas se encuentran entremezclados. La eficacia de la inmunidad natural se demuestra por el hecho que el 90% de las especies actualmente existente son invertebrados cuya protección depende de este tipo de inmunidad.
INMUNIDAD NATURAL
La piel recubre todo el cuerpo protegiéndolo de esta manera del medio circundante. Esto no impide que millones de microorganismos se encuentren sobre su superficie. Si la piel es rasgada muchos de ellos son capaces de reproducirse dentro de nosotros y motivar una infección (estreptococos, estafilococos), fenómeno que como sabemos no es infrecuente. La piel opta por varias estrategias para controlar esta población. Una manera de desalojándolos y para ello elimina continuamente su capa más superficial. Otro mecanismo es por medio de sus glándulas sudoríparas que producen ácidos grasos insaturados y ácido láctico que llegar a la superficie con el sudor y dificultan la supervivencia de muchos de estos organismos (pH 5.5).
Como para respirar, alimentarnos, eliminar orina y reproducirnos, necesitamos que nuestro medio interno este en directa relación con el medio externo, estas regiones se protejan por medio de las mucosas. Estas generalmente están constituidas por un tejido unicelular y por lo tanto más fácil de ser invadido por los microorganismos. Para defender, estos tejidos secretan moco (hidratos de carbono) que recubre toda la superficie y a la que quedan adheridos aquellos que intenten penetrarlo. Además, el tubo digestivo está protegido por acido en el estómago (pH 1) y un gran número de enzimas en el intestino delgado que matan a la mayoría de estos invasores. El intestino por sus movimientos peristálticos finalmente puede eliminarlos por medio de las deposiciones. En el intestino grueso además existen millones de microorganismos (1 billón de gérmenes por gramo de heces) que viven en paz con nosotros (gérmenes comensales) y defienden su lugar en este mundo, produciendo sustancias (colicinas) que impiden la proliferación de otros seres que pueden ser patógenos para nosotros y que compiten por los mismos nutrientes.
El aparato respiratorio tiene sus células armadas con cilios que realizan un movimiento coordinado llevando los gérmenes (unos 10,000 al día) que han sido atrapados por el moco hacia el exterior, para luego ser deglutidos y pasar de esta manera al tracto digestivo o por medio de las tos o el estornudo, para alcanzar el exterior. Los gérmenes que llegan a los alveolos son capturados por los macrófagos alveolares por medio de sus receptores de manosa (que tienen una baja especificidad) y luego de ser fagocitados son destruidos por mecanismos dependientes o independientes del oxígeno.
El aparato urinario se limpia continuamente por medio de la orina, además contiene proteínas (proteínas de Horsfall) que fijan algunas bacterias (Escherichia coli) impidiendo que se adhieran a las células, que es el primer paso a la infección, además estas proteínas inducen a los monocitos a secretar TNF. Igualmente las personas que son capaces de secretar los antígenos de sus grupos sanguíneos (gen Se) en la orina, esta sustancia secretada (sialosil galactosil globosido) fija colibacilos y los excreta.
El aparato genital generalmente presenta un nivel de acidez que disminuye las posibilidades de reproducción de los gérmenes y las secreciones fluidas facilitan su salida hacia el exterior. El epitelio vaginal durante la edad reproductiva presente glucógeno por efecto de los estrógenos y es transformado en ácido láctico por los bacilos de Doderlein (pH 3.8), además de estas y otras bacterias residentes (cien millones de gérmenes por mililitro) impiden su colonización por bacterias patógenas.
También se producen en las mucosas
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