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El Hombre


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  999 Palabras (4 Páginas)  •  195 Visitas

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DIOS, PRUEBA DEL HOMBRE

El propio autor explica así su propósito: "A éste artículo, que en el fondo no deja de ser

estrictamente teológico, he querido darle una forma deliberadamente más literaria de

lo que se acostumbra en la materia. He hecho una apuesta humanística. El hombre va

aquí en busca de su humanidad y, si el teólogo le ofrece las riquezas de su tradición, es

posible que dé con lo que busca. Sorprende que escritores profanos lleguen a veces más

lejos que nosotros en el camino en el que Dios sale al encuentro del hombre, para

decirle lo que es. Por esto cito sobradamente autores que no son del gremio: tan

grande y tan turbadora es la connivencia. Aludiendo a la época en que los Bloy,

Bernanos, Claudel, Mauriac, llenaban, como cristianos, la escena literaria, me decía

un día Mons. Moeller que hoy los teólogos nos hemos metido a "trapecistas sin redes".

Por esto he creído que es teológicamente útil ofrecer una tribuna a unas voces distintas,

pero ¡tan elocuentes!"

Dieu preuve de l' homme, Nouvelle Revue Théologique 112 (1990) 3-29.

INTRODUCCIÓN

El hombre es el ser que intenta comprenderse. No le basta con existir. Quiere saber por

qué. Busca su identidad: ¿quién soy? ¿qué soy? Buscar la propia identidad es intentar

comprenderse delante de otro, es ir en busca de un testimonio. Cierto que el hombre

intenta también comprenderse a partir de sí mismo: el famoso cogito de Descartes no

está fuera de sitio. Tenemos una autonomía que, tanto si creemos como si no, nos

autoriza a comprendernos. Pero esto ¿no nos hará olvidar la alteridad? Narciso intentaba

atraparse, pero se perdía en su propio reflejo: Para comprenderse hace falta un cara a

cara.

Esa alteridad el hombre la busca hoy a menudo en otro distinto de sí, en el sacramento

del hermano. Porque el otro no es un medio sino un fin (Kant) y su alteridad interpela

nuestra identidad (Lévinas). Pero esa alteridad del otro ¿no es a veces una distancia

demasiado corta? ¿no se me parece demasiado el otro? Por algo es mi semejante y corro

el peligro de verme de nuevo en el espejo.

El hombre ha intentado comprenderse también a través del cosmos, una alteridad más

dura, más distante. "El hombre es una caña -la más débil de la naturaleza-, pero una

caña que piensa" dijo soberbiamente Pascal. ¿No intentó el Renacimiento elevar al

hombre a la categoría de microcosmos? Intento legítimo que está en la base de esa

audacia científica del hombre que tanto ha contribuido a su propia comprensión. Pero la

imagen del micro-cosmos ¿no constituye una reducción del hombre, que trasciende el

cosmos, incluso el viviente? ¿No debe el hombre comprenderse desde más arriba? Es

aquí donde surge la vieja idea de Dios: "cuando Dios viene a la idea" (Descartes). El

problema de Dios no le es extraño a nuestra búsqueda de identidad. Por más que la

referencia a Dios pueda crear dificultades, porque nada teme hoy tanto el hombre como

ser aniquilado por una trascendencia. Pero el problema

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