El Hombre

La idea de hombre es la interrogante por la explicación de su propia esencia como persona; es comprender como un ser viviente, por naturaleza e instinto, tiene una característica conductual muy conflictiva para sí mismo.

El hombre tiene un cuerpo, la materia se expone en el mundo como una estancia temporal por ser mortal su cuerpo, tiene un alma constituida como la trasparencia similar de su cuerpo físico. El espíritu es el corazón del alma que se encuentra lejano al cuerpo lugar donde fluyen las vibraciones y donde habita el cuerpo, el alma y la mente.

El hombre es parte de la naturaleza, vive en un mundo feliz y la contraparte son los dilemas que le rodean, aunque pretende buscar el sentido de la situación para no ser afectado en su integridad psicológica.

La persona conserva la identidad natural, llena de dudas y enigmas sobre la vida; proyecta múltiples visiones en el círculo humano y social, intenta concretarlas para complacer los deseos, solo así puede sentirse satisfecho mientras tenga un equilibrio. Así el individuo tiene ingenio para pensar cada cosa que observa en su entorno. Él está consiente, de alguna forma de que hay cosas palpables e infalibles, pero usa los recursos en el interno de ver para creer. Las cosas que están en las manos para que las vea y se recree en ellas. Los sentidos están para elegir cosas placenteras para el cuerpo, pero también hay cosas invisibles para los sentidos: la existencia de Dios, la distancia del cielo, la presencia del aire, el volumen y la belleza del alma, el amor de una pareja, las moléculas de agua.

Todos son seres diferentes al hombre, no tiene raciocinio se guían naturalmente por ello preservan la vida. El animal, comunicándose por instinto o por el canto, muestra la necesidad y el estado de ánimo; mientras que el ser humanos es más complejo para mostrar sus emociones, sus sentimientos y su pensamiento; pero le cuesta más trabajo llevar a cabo sus pensamientos por la incertidumbre que genera en su mente.

Existe el respeto entre los seres vivos, la veneración hacia las especies y la aceptación de los rasgos naturales. El lenguaje humano nunca ha sido, ni será el modelo para comunicarse con el respeto de las especies; el trato a la biodiversidad es respetuoso, y se presenta la comunicación en donde cada quien manifiesta su sentir de ser.

Los sabios dicen que los seres vivos hablan, dialogan sobre las necesidades que tendrán por delante. Algunos hombres no saben o no quieren saber sobre la relación que existe entre los seres vivientes, más bien ignoran la comunicación de cada ser vivo. El hombre se queda con su propia comunicación, que ha elegido desde un principio, con la singularidad limitada en el pensamiento, quedándose con lo poco que sabe, conoce y ve; que le hace suficiente para catalogar los demás seres vivos sin poder pensar más allá de lo que ven sus ojos o de lo que puede escuchar.

El hombre cree ser juez por naturaleza, pregunta todo, hasta por sí mismo, duda constantemente de lo que realiza. Las preguntas trascienden

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