El Oficio De Pensar
Enviado por eloisatm • 21 de Noviembre de 2013 • 770 Palabras (4 Páginas) • 451 Visitas
EL OFICIO DE PENSAR
(por UMBERTO ECO) Días atrás un jovencito, en un momento de confianza me preguntó: “Discúlpeme, pero ¿cómo definiría usted su oficio?´´. Por instinto le contesté que mi oficio era el de filósofo, cosa que me asienten las leyes, pues soy graduado en filosofía y tengo el honor de desempeñarme como docente libre en materia filosófica.
Me siento filósofo a causa de Giacomo Marino. Este verano fui a Pinerolo a agasajarlo porque fue mi profesor de filosofía en el Liceo Plana de Alesandria. Marino demostró que se puede ser filósofo o sea pensador aun cuando uno esté condenado a ser profesor de filosofía. Para mí ha sido maestro de la filosofía no sólo cuando me explicaba Descartes o Kant, sino también cuando respondía a las preguntas más alocadas del tipo de ´´¿Quién era Freud?´´, ´´¿Qué es un leitmotiv en. Wagner?´´. ´´¿Es lícito practicar el boxeo?´´. De tal modo Giacomo Marino causó un gran disgusto a mi padre, que deseaba (como era obvio en Piamonte) que yo fuera abogado.
Amar la filosofía y practicarla profesionalmente es un extraño oficio. Se es un pensador. Algunas veces, advierto que, mientras trabajo, me abandono en la silla, con la mirada perdida y vago por aquí y por allá con la mente. Mi moralismo de ex católico naturalmente reacciona: estoy perdiendo el tiempo. Luego me tranquilizo: ¿acaso no soy pensador profesional? Por lo tanto, es justo que piense.
Error: un pensador piensa, pero no en los momentos dedicados al pensamiento. Piensa mientras arranca una pera de un árbol, mientras cruza la calle, mientras espera que el empleado le entregue un formulario. Descartes pensaba mirando una estufa. Cito de dos textos contemporáneos (uno voluntariamente degradado y otro, voluntariamente degradante): para Fleming, ´´James Bond se sentaba en el área de salida del aeropuerto de Miami después de dos dobles de bourbon y reflexionaba sobre la vida y la muerte´´. Para Joyce al final del capítulo cuarto de Ulises, Leopold Bloom está sentado en la taza (si se me permite, está cagando) y reflexiona sobre las relaciones existentes entre cuerpo y alma. Esto es filosofar. Utilizar los intersticios de nuestro tiempo para reflexionar sobre la vida, sobre la muerte y sobre el cosmos. Deberíamos dar este consejo a los estudiantes de filosofía: no apuntéis los pensamientos que os vengan a la cabeza en el escritorio de trabajo, sino los que se os ocurran en el retrete. Pero no se lo digáis a todos, porque llegaríais a la cátedra con mucho retraso. Comprendo, por otro lado, que esta verdad pueda parecer ingrata a muchos: lo sublime no está al alcance de cualquiera.
Pero filosofar significa también pensar a los demás, especialmente a aquellos que nos han precedido. Leer a Platón. Descartes, Leibniz. Y es este un arte que se aprende lentamente. ¿Qué quiere decir reflexionar sobre un filósofo del pasado? Si tomamos en serio todo lo
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