Ensayo Libro Eichmann En Jerusalén. Un Estudio Acerca De La Banalidad Del Mal.

CAPÍTULO 1

JUSTICIA

El libro “Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal” objeto del presente ensayo, es considerablemente rico en lectura social, en ámbitos sociológico, psicológico e incluso moral extremista, pero se caracteriza por tener un toque jurídico ambiguo, por lo cual en este trabajo solo comentare a detalle dos aristas, por una parte, el juicio a Eichmann y por la otra, un enfoque que comenta sobre el régimen jurídico del cuerpo de administración de Justicia.

Es por lo dicho en líneas que anteceden, que en este capítulo, trataré de desarrollar ambas vertientes de una manera objetiva gracias a lo visto en estos años universitarios de estudio jurídico.

El juicio llevado a cabo en contra de Eichmann por diversos cargos fue un juicio sin precedentes, teniendo a la burocracia en perfecta sintonía para los fines de

Eichmann y por ende del nacismo puro, materia principal del juicio y por el cual deriva un funcionamiento digno de resaltar por todo el viejo continente (así llamado en tiempos actuales al continente europeo), por el cual se llegó a la solución final del problema judío.

En la parte inicial del multicitado libro, la autora comenta que el acusado llamado Eichmann no es el tirano que se pretendió dar a conocer en la corte, sino más bien, es uno de entre tantos burócratas del nazismo, que arraigado a la correcta aplicación del método nazi y compromiso con los mismos, quería acelerar la Supremacía del Poder Alemán y distribución del mismo.

La captura y enjuiciamiento de Eichmann fue noticia periodística, política y social sin igual, diarios, personas y opositores de él, comentaban sin parar las atrocidades burocráticas principalmente cometidas por éste, a su vez, fue el pilar para la justicia de aquel país. Cabe destacar que el juicio de Eichmann no fue un proceso normal de estira y afloja, de defensa y acusado, al contrario fue un juicio en donde existió solo un lado, el lado antagónico a Eichmann derivando en el hecho del juzgamiento severo en contra del mismo.

Cuando una sala de justicia juzga, los magistrados que la componen son hombres de carne y hueso, con sentidos y sentimientos, pero la ley les obliga a sobreponerse a sus sentidos y sentimientos. Tal cúmulo de ideas y envestiduras, no sucedieron en el juicio de Eichmann, ya que, inclusive antes de comenzar el juicio, las acusaciones formales en contra de éste, ya estaban probadas fehacientemente, haciendo del juicio, un mero trámite procesal para la ejecución de la pena pertinente.

Es preciso señalar, que el juicio en contra de Eichmann fue encausado, encabezado y organizado por el pueblo de Israel, cosa que suena poco lógica cuando en el libro se lee que la administración de justicia del nuevo Estado de Israel, alto porcentaje de su población nació en Alemania, no pudiera hallar un traductor competente que tradujera las declaraciones y los informes al único idioma que el acusado y su defensor podían comprender, lo que en nuestros tiempos o bien en tiempos actuales, derivaría en una clara falta de formalidad procesal y por ende anularía el juicio hasta que se tradujera al idioma del encausado, o bien se contara con traductor competente, o bien, la embajada de aquél tuviera presencia en el juicio.

Pasando a la administración de justicia, lo primero que se tiene que comentar, es que en aquella época, todas las órdenes y mandamientos normales se hallan, por lo menos en teoría, bajo la jurisdicción de los órganos de administración de justicia.

Es por ello, que si Eichmann hubiera realizado actos de Estado, ninguno de sus superiores, y menos que cualquiera el propio Hitler, hubieran podido ser juzgados por tribunal alguno.

Poco a poco, la mirada fuerte y fija de la autora de este fenomenal libro, va descascarando la idiosincrasia de Eichmann, analiza su contexto político y social, encaminado hacia la maldad de su burocrática vida a favor del movimiento nazi, como también, su tenacidad y

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