Ensayo del popol vuh, mitología maya

Mitología maya

POPOL VUH

La mitología maya se divide en su cosmovisión, sus guerreros (recordemos que fueron tribus guerreras por muchos años) y cosmogonía (los astros). He tomado como referencia el libro del popol vuh debido a su fidelidad y traducción al castellano. Nos centraremos en la región de Guatemala primordialmente del pueblo Quiché, tierra de muchos árboles, poblada de bosques, una de las tierras principales de Guatemala en el s. XVI.

Popol vuh  etimológicamente se traduce como libro en comunidad.

Sus principales deidades son; Hunahpú-Vuch es la divinidad de potencia femenina, dios del amanecer; Hunahpú-Utiú un cazador coyot, dios de la noche en potencia masculina; Zaqui-Nimd-Tziís diosa madre, gran pisote blanco o coatí; Tepeu el rey o soberano, conquistador o vencedor de la batalla; Gucumatz serpiente cubierta de plumas verdea, advocación de Kukulcán/ Quetzalcoaltl, el rey Tolteca, el conquistador, civilizador; U Qux Chou el corazón o espíritu de la laguna; U Qux Paló el corazón o espíritu del mar:  U Qux Cah corazón del cielo advocación de Huracán; Ah Raxá Lac el señor del verde plato, la tierra; Ah Raxá Tzel el señor del cielo, el de la jícara verde o del cajete azul; Ixpiyacoc e Ixmucané el abuelo y la abuela “la pareja creadora activa que se entiende directamente con la fábrica material de las cosas” así los llama Enrique Juan Palacios.

Al inicio de los tiempos todo se encontraba inmóvil, no existía los animales, ni las plantas, ni las piedras, ni la faz de la tierra, ni el sol sólo existía el cielo y el mar con toda su calma y oscuridad. Entonces, en la inmovilidad, el silencio y obscuridad Tepeu y Gucumatz se encontraban meditando y junto a Huracán crearon la tierra, con tal solo el chasquido de sus dedos al flotarse fue hecha la creación, surgió el agua en las montañas haciéndolas crecer junto con  los valles y al instante broto toda la vegetación. Luego crearon a los animales pequeños del monte, los guardianes de los bosques, venados, pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles, guardianes de los bejucos y se le encomendó a cada uno una tarea y hogar en la tierra. Como sus progenitores y creadores les pidieron hablar y alabarlos pero como respuesta solo obtuvieron chillidos, cacareos y graznidos  – no lograban entender nada- devastados por tal enormidad les castigaron a ser comidos y degollados por tota la eternidad.

 Hemos entonces crear al hombre obediente y respetuoso que nos alimente y alabe –dijeron los progenitores, el creador y formador-. Y así fue.

Mezclaron agua y tierra, de ahí la carne del primer hombre al principio hablaba pero poco a poco se fue emblandeciendo, se deshacía, sin fuerza ni sustento se quedó sin forma. Sin lograr andar y multiplicarse. El creador y progenitor decidieron ir con Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunapú- Utiú y Hunahpú- Vuch  a pedirles consejo en la creación de un buen hombre que los alabe, ande y se multiplique.  Éstos les dieron como consejo mezclar el maíz y tzité, árbol de pita de la región, y así brotará el hombre pero se tornara a madera. Un muñeco de madera que hablará, andará y se multiplicará por la faz de la tierra. Y así fue, pero al poco tiempo se dieron cuenta que no tenía alma, ni entendimiento; se olvidaron de su creador y formador eran simples muñecos de madera.

Al sentirse derrotados por tal fracaso decidieron mandar a degollarlos devorándoles su cuerpo, vaciándoles sus ojos, moliendo sus huesos, cortarles la cabeza, sus nervios. Entonces  sus perros y piedras de moler  pidieron morder y moler sus caras debido al daño que les habían causado los muñecos de madera, corazón de cielo creo un enorme diluvio que destrozo todo en su camino –esto sucedió al mismo tiempo del gran diluvio universal, que en cada una de las religiones y mitología que ha existido en el mundo se representa de acorde a su entorno y entendimiento de su cultura-. A todos le fueron devoradas las caras y bocas y he allí los monos, la descendencia que quedo de aquellos muñecos de madera.

Después de estos dos intentos fallidos en la creación del hombre en la faz de la tierra todo se encontraba turbio y obscuro, fue entonces la llegada de Vucub-Caquix –también llamado 7 guacamayos se cree según la traducción que hizo Ximénez del Popol Vuh, es una especie de demonio,- un soberbio y egocéntrico. Se autonombro como el sol y luna de la tierra pero no lo era, simplemente de embalaba por sus riquezas y grande plumaje.

Vucub-Caquix contó con dos hijos los cuales eran Zipacná y Cabracán; cuya madre y esposa se llamaba Chimalmat.

 Zipacná se creía el creador de las tierras debido a su don  en crear montañas, un día Zipacná se encontraba bañando a la orilla  de un río y junto a él pasaron 400 hombres tratando de cargar un tronco de árbol pero les era inútil, entonces Zipacná, les ofreció ayuda levantando así tal tronco y sin esfuerzo lo llevo al hogar de los 400 hombres, al despedirse los 400 hombre avergonzados y enfurecidos decidieron hacerle una trampa para luego matarlo. Al siguiente día fueron por la ayuda de Zipacná en escavar un gran hoyo y así fue pero no contaron con la astucia de Zipacná ya que él estaba enterado de la trampa y éste engaño su muerte. Los 400 hombres engañados disfrutaban ebrios su triunfo en seguida Zipacná dejo caer su casona encima de sus cabezas matándolos. Ahora bien su hermano Cabracán igual de arrogante, decía, -¡yo derribo las montañas! Soy el amo y destructor de éstas.

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