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Etica De Aristoteles


Enviado por   •  13 de Mayo de 2015  •  1.879 Palabras (8 Páginas)  •  277 Visitas

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Ética de Aristóteles

La ética de Aristóteles (384-322 a de Cristo) es material y teleológica, es decir, parte de la creencia de que toda actividad práctica parece tender a la consecución de un fin que es el bien de tal actividad. Ahora bien, aunque la ética es una actividad práctica ello no significa que toda actividad práctica sea una actividad moral. Actividades de tipo práctico como el arte o la técnica son actividades que tienden a un fin pero no tienen porque ser actividades morales. Más adelante veremos como Aristóteles sitúa el arte y la técnica en el campo de lo que denomina virtudes dianoéticas o intelectuales. Por lo tanto, según Aristóteles, toda actividad práctica tiende a un fin (aunque como hemos visto no toda actividad práctica no tiene contenido moral). Lo que sucede es que existen tantos fines como actividades prácticas existen. Ello explica que, según Aristóteles, si dentro de la multitud de fines existentes hubiera alguno que el hombre deseara por sí mismo y, por encima de todos los demás, ese debería ser el fin o bien último a considerar como objeto de investigación y de estudio. Ahora bien, el fin que Aristóteles considera como deseable por sí mismo debería estar relacionado con la acción y no con la producción, aunque ésta último puede también contribuir a alcanzar un fin. Pues bien, la ciencia que tiene por objeto el estudio de un fin deseable por sí mismo es la POLÍTICA, y, ello se debería, según Aristóteles a las razones siguientes:

1. Toda actividad (sea la que sea) debería perseguir, en último término, el bien, es decir, el mejor fin para la comunidad.

2. La política debería perseguir, como fin en sí mismo, lo mejor para la comunidad.

¿Qué lugar juega en todo esto la Ética? Según Aristóteles la ética persigue la mejor forma de que el individuo se realize a sí mismo. Lo mismo dice de la Economía (debería hacer lo mismo aunque en el ámbito familiar). Pues bien, ambas ciencias estarían insertadas en el ámbito de la Política ya que es esta ciencia lo que trata de conseguir es que el hombre se realice a sí mismo en un lugar más general como es el de la comunidad o polis.

ÉTICA SEGÚN PLATON

Como hemos visto en su concepción de la ciudad ideal, el objetivo de la vida del hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de su vida.

Justicia y ética

Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer, la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Ello implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". Como vimos anteriormente la idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como una entidad en la que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, entre otras cosas, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las distintas tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la idea de que Platón rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada. En el Banquete, por ejemplo, podemos observar cómo a través del Eros Platón concibe el ascenso hacia las Ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.

El verdadero bien del hombre, la felicidad, habrá de alcanzarse mediante la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud?. Platón acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es equivalente, pues, a la ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente, tanto en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la República, al terminar la exposición y análisis del mito de la caverna. Cuando alguien elige una actuación que es manifiestamente mala lo hace, según Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que nadie opta por el mal a sabiendas y adrede. En este sentido la virtud cardinal sería la prudencia, la capacidad de reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y los medios de que dispone para alcanzarlo. La dependencia con respecto al intelectualismo socrático es clara en la reflexión ética de Platón.

En la República nos habla Platón de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia. Como hemos visto, establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las distintas partes del alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo la correspondiente armonía en el hombre, impone los límites

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