Etica Moderna

LA ETICA MODERNA

Entendemos por Ética Moderna la comprendida desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX. Aunque es difícil reducir las múltiples y variadas doctrinas éticas de este periodo a un denominador común, podemos destacar la tendencia antropocéntrica de ellas, destacando de manera importante la ética de Kant.

Es entonces que la ética moderna se cultiva en una sociedad que sucede a la sociedad feudal Medieval, caracterizándose por el desarrollo científico, la ciencia moderna, la clase social burguesa y donde se crean los grandes Estados modernos, únicos y centralizados. Así mismo, la iglesia católica pierde su poder rector, cristalizando un proceso de separación de lo que la Edad Media había unido: la razón de la fe; la naturaleza de Dios; el Estado de la Iglesia, y el Hombre de Dios.

El hombre aparece, pues, en el centro de la política, de la ciencia, del arte y también de la moral, adquiriendo un valor propio. En el mundo moderno todo conduce a que la ética, liberada de sus supuestos teológicos, sea antropocéntrica.

En Descartes se perfila ya claramente la tendencia a asentar la filosofía en el hombre. Aunque si bien es importante destacar también autores como Baruch Spinoza o Leibniz, que anteceden a este periodo con su corriente racionalista germana, en la que la felicidad está identificada con nuestra racionalidad, podemos y debemos vivir racionalmente, ser sabios, contemplar a Dios, la única y eterna realidad.

Así mismo la corriente empirista inglesa, que en cierto sentido se deriva de Descartes y toma nota de idealismo, pues a pesar que el empirismo no conoce otra fuente de conocimiento que la experiencia, Descartes había admitido ideas innatas, adquiridas y fácticas. Es así como continúa la evolución de esta corriente con autores como Jorge Barkeley que niega la objetividad del mundo corpóreo; Hume que llega al escepticismo, negando la objetividad del mundo, del Yo y de Dios; Tomas Hobbes, materialista, argumentando que no hay para el hombre más bien que el placer, ni otro mal que el dolor, aunque para hacer la vida posible se necesita de un pacto social, al que se llamó Leviatán; Locke para quien al orden moral es establecido por la opinión pública, variable, el hombre es libre y social, y en reacción a al escepticismo de Hume aparecen Tomás Reid con su filosofía del sentido común, y la del afecto natural hacia la verdad y el bien por Jacobo Rousseau y E. Jacobi.

Kant critica severamente los sistemas éticos anteriores, los tacha como éticas de fines que, por tanto, se basan empíricamente en ciertos objetos que consideramos como buenos y a los cuales debemos tender si es que queremos ser buenos, pero arguye que nadie puede ponerse de acuerdo acerca de cuál es el objeto efectivamente bueno al que debemos tender y además equivale a encauzar al hombre por el camino del egoísmo y de la tendencia a su propio bien. Por lo que elabora su propio

sistema ético y su obra se encuentra dividida en tres partes: Crítica de la Razón Pura, Crítica de la Razón Práctica y Crítica del Juicio; para Kant, el hombre como conciencia cognoscente o moral es, ante todo, un ser activo, creador y legislador, tanto en el plano del conocimiento como en el de la moral.

Kant fue contemporáneo de los grandes acontecimientos que estremecieron a Francia y habrían de culminar en la Revolución de 1789. Al igual que grandes mentes, sigue con admiración la revolución, considerando incluso que él ha revolucionado la filosofía llamándole así: revolución copernicana, afirmando por analogía a lo realizado por Copérnico, que no es el sujeto el que gira en torno al objeto, sino al revés. Lo que el sujeto conoce es el producto de su conciencia. Y lo mismo sucede en la moral: el sujeto se da a sí mismo su propia ley. Kant es el punto de partida de una filosofía y una ética en la que el hombre se define ante todo como ser activo, productor y creador.

Toma como punto de

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