Filosofia Para Niños Y Niñas De Educacion Inicial
Enviado por natale • 1 de Marzo de 2013 • 3.048 Palabras (13 Páginas) • 1.513 Visitas
1. Importancia de la filosofía para los niños y niñas de la primera infancia
La filosofía para niños busca fomentar y conservar en los niños y niñas la actitud que tienen en común los filósofos con la infancia: la curiosidad por todo lo que les rodea y el no dar nada por sentado. La inacabable cadena de preguntas “¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?” que caracteriza una determinada etapa del desarrollo del niño se convierte en modo de vida para el filósofo, y esa es la actitud que se busca salvaguardar. ¿Hacer filosofía para niños significa presentarles los contenidos de la disciplina en miniatura, adaptados a su edad? En absoluto. Pero entonces, ¿los programas de filosofía para niños no tienen nada que ver con la disciplina histórica que conocemos de los programas de secundaria y bachillerato? Sí tienen que ver, por el tipo de problemas que plantean, tratados tradicionalmente por la filosofía, y las herramientas utilizadas para ello: el lenguaje, el pensamiento lógico y la reflexión crítica. Matthew Lipman, a finales de los años setenta, fue el primero en abordar la idea de una filosofía planteada como un plan de formación global para niños y niñas a la que llamó filosofía para niños. Junto a Lipman, Ann Sharp contribuyó a la elaboración de los manuales y a la configuración de los cursos de formación. El método de Lipman responde a una necesidad fácilmente constatable a poco que visitemos las aulas de secundaria e incluso de niveles universitarios: los estudiantes tienen que saber de muchas materias (contenido), para lo cual se les presuponen ciertas capacidades lógicas como el análisis, la síntesis, la formación de conceptos. El programa de Lipman responde a esta pregunta desde una disciplina concreta, la filosofía, que incluye, entrelazado con su contenido específico, estas habilidades generales. El programa de FpN aspira a enseñar destrezas de razonamiento, pero, y esto marca la diferencia con otras escuelas pedagógicas, sin “vaciarlas” de contenido ni segregarlas de su contexto original. Y el lugar de la filosofía, para la FpN, es la clarificación de los problemas de la vida democrática. De ahí que se haga énfasis en que “las técnicas cognitivas deben enseñarse en el contexto humanista de la filosofía; separadas de este contexto, se convierten en instrumentales y amorales” (Matthew Lipman, 1985), y en que el programa de FpN no está orientado a mejorar el rendimiento académico de los estudiantes (aunque este sea un efecto secundario de su aplicación), sino a formar mejores ciudadanos, conscientes de las implicaciones de la vida comunitaria en democracia. Así pues, junto con el desarrollo de las destrezas de razonamiento, y de modo inseparable, encontramos en el programa los problemas filosóficos originales, así como las destrezas prácticas que van asociadas al ejercicio filosófico: el asombro, la empatía, la tolerancia, etc. Todo ello puesto en escena a través de la pieza clave del programa, la comunidad de investigación (que desarrollaremos en próximas entregas), cuyo objetivo es formar personas comprometidas en investigar y pensar por sí mismas. En el programa de filosofía para niños se aprende e investiga participando en colectividad, con los demás, lo que no constituye un objetivo secundario sino fundamental. El éxito del programa de FpN, más allá de sus planteamientos humanistas y su compromiso con una democracia real, radica en el hecho de que es de los pocos programas de formación integral que cuenta con un material concreto y acabado para su puesta en práctica. Uno de los puntos fuertes del programa es la existencia de un material ampliamente desarrollado, sólido y bien estructurado, que se extiende a lo largo de toda la edad escolar, desde los cuatro o cinco años y llegando hasta los dieciséis o diecisiete. El material está compuesto por una serie de novelas, en las que los protagonistas son niños y niñas de la misma edad que aquellos a los que van dirigidas, por lo que se enfrentan a situaciones e inquietudes cercanas a la vida cotidiana del lector. En las primeras novelas se enfatiza la importancia de la comunicación, el pensamiento lógico y las habilidades del lenguaje (Elfie, Kio y Gus, Pixie y El descubrimiento de Harry), mientras que las dirigidas a los adolescentes (Lisa y Suki y Mark) ponen el acento en la reflexión ética y los problemas sociales. De este modo se potencian poco a poco las capacidades y destrezas del niño, al mismo tiempo que se le introduce progresivamente, novela a novela, en discusiones y reflexiones más complejas y más profundas. El profesor, en este proceso, cuenta con un manual “asociado” en el que encuentra una guía para llevar a cabo la “investigación filosófica” con sus alumnos. De este modo se localizan las cuestiones filosóficas subyacentes al texto, y se conecta la formación filosófica para niños con la tradición filosófica, pues se señalan problemas que forman parte de la historia del pensamiento, e incluso se manejan ejemplos propuestos originalmente por sus representantes más destacados. Los niños se asombran y se preguntan no sólo sobre sí mismos, sino también sobre el mundo y la sociedad en que viven, tienen necesidad de encontrar un marco de referencia que dé significado a aquello que les resulta enigmático. Tratan de dilucidar lo que les rodea mediante una explicación científica, mediante algún tipo de historia que les procure una interpretación útil en el ámbito simbólico o formulando el asunto filosóficamente en forma de pregunta. Muchas de las preguntas que hacen frecuentemente, por ejemplo, "¿qué es la mente?", "¿qué es la realidad?", "¿qué son las cosas?", "¿qué es el bien?", "¿qué es lo justo?', "a partir de lo que sabemos, ¿qué podemos averiguar?", pueden ser consideradas preguntas filosófica, se propone promover una modalidad pedagógica distinta desde la Filosofía, en la que lo informativo y lo formativo constituyen una unidad. Los objetivos no se agotan en el desarrollo de habilidades cognitivas sino que se orientan a formar personas razonables, lo cual involucra una instancia de sociabilidad en el razonamiento. Además del desarrollo de destrezas cognitivas (destrezas en el razonamiento, en la indagación, en el análisis conceptual, en la interpretación) y del trabajo con conceptos filosóficos ("verdad", "justicia", "belleza", "bien", "lenguaje", "libertad", etc.), el Programa implica el afianzamiento de actitudes y hábitos tales como: desarrollar la capacidad de autocorrección, aprender a escuchar a los demás, prestar atención y esforzarse por entender, pedir y dar razones , etc. Obviamente, la faz formativa trasciende el dominio de lo estrictamente filosófico ya que las habilidades y destrezas son generalizables a
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