Foucault

MICHEL FOUCAULT

“El cuerpo de los condenados”

El autor se encarga de construir el sujeto moderno, es decir el hombre que vive en la modernidad. Para su explicación pone en juego conceptos como el “documento”, que es cualquier rastro de vida humana que haya quedado en el tiempo que aporta información acerca de ese tiempo (reglamentos, registros, obras de arte, poemas, diarios, etc). Los documentos son analizables y nos dan datos del “saber propio” (enunciados, afirmaciones, proposiciones de carácter religioso, moral, científico, etc. que se consideran verdad y no entran en discusión).

Analiza la transformación de los métodos punitivos, las maneras de castigar penalmente y los castigos considerados legales. Para esto compara dos formas diferentes de penalidad separadas solo por 70 años aproximadamente. Se pasa del suplicio a la pena privativa de la libertad, cada uno con su economía de castigo particular. Entonces el autor se plantea una discusión con otros autores: Durkheim y por otro lado Rusche y Kirschheimer. El primero habla acerca de que los castigos se van a suavizar ya que la sociedad se vuelve “más humana”, poco a poco se irá oponiendo al sufrimiento corporal. Ante esto Foucault señala que no se puede medir la “humanidad” de un castigo, se pregunta ¿Por qué encerrar es más humano que matar? Y supone que hay otra razón detrás de por que se cambia el monopolio de castigo. Rusche y Kirschheimer concluyen que la forma de castigo cambia debido a que se pasó a un nuevo modo de producción, el paso del feudalismo al capitalismo. Los nuevos lugares donde se priva la libertad, las cárceles garantizarán la fuerza de trabajo, disciplinar al condenado acorde a los requerimientos del capitalismo. Foucault coincide con ellos pero agrega que no solo se produce fuerza de trabajo sino que también se excede. Entonces agrega que esta transformación corresponde al pasaje de un tipo de poder a otro. Durante el feudalismo se ejercía el poder de soberanía que se encarna en la figura del soberano, mientras que en el capitalismo se ejerce el poder disciplinario. El poder de soberanía se caracteriza por el poder de espada y la frase “hacer morir o dejar vivir”, uno podía vivir a su antojo siempre y cuando no ofendiera la autoridad real. El soberano es ley, si alguien transgrede la ley entonces se desconoce al soberano. La manera de castigo utilizada era el suplicio que a su vez era un ritual político con el cual el soberano reafirmaba su autoridad y poder luego de verse enfrentado. El suplicio es violento, público, excesivo, los juicios eran secretos, un espectáculo al cual se invita al pueblo a presenciarlo, el ritual es entendido como un mensaje cuyo destinatario es el pueblo que nota como el soberano reafirma su poder. Es llevado a cabo por el soberano, el verdugo, un sacerdote y el pueblo. Hay una relación entre el cuerpo y el poder: el poder es el que destruye al cuerpo lentamente y este cuerpo es solo un instrumento del ritual político. Una consecuencia de este tipo de castigo que toma en cuenta el autor es la que hacen los reformistas del siglo XVIII, ellos dicen que el suplicio es ineficaz por que no resolverá los problemas de las nuevas relaciones de producción y es peligroso por que el suplicio puede ser reversible, que el público se revele o que incluso use la violencia de los suplicios para ello.

En el siglo XVII y XVIII se produjo la industrialización, urbanización y un gran aumento demográfico que dan como resultado un nuevo desafío al poder, Foucault lo llama “acumulación de hombres” que se refiere que el ejercicio de poder debe llevarse a cabo sobre mucho hombres en un mismo momento y por lo tanto el poder ejercido debe ser productivo, busca el poder disciplinario, esto es, producir fuerza de trabajo, disciplinar a los hombres para que sean dóciles políticamente y útiles en términos productivos y llama disciplina a aquel ejercicio de poder que no ejerce la violencia sino que se ejerce mediante el panóptico, representa la vigilancia, mecanismo que multiplica el ejercicio de poder, permitió el despliegue de las fuerzas disciplinarias, resuelve el gasto económico del ejercicio del poder por que una persona vigila a muchas, además el panóptico tiene efectos perdurables, uno se siente constantemente vigilado, entonces cada uno se vuelve vigilante, se forma una cadena de miradas infinitas. Ahora hay una nueva relación entre el cuerpo y el poder: el cuerpo ahora es un intermediario para llegar al alma, no se destruye sino que se disciplina, queda prendido en un sistema de coacción y de privación, de obligaciones y prohibiciones. Sin embargo, el autor dice que el cuerpo sigue sufriendo de manera física aunque no tan brutalmente, por ejemplo los trabajos forzados, racionamiento alimenticio. Privación sexual, golpes, celda, etc. Y ante esto los que manejan el poder disciplinario niegan que la prisión sea un castigo, ya que su argumento es cambiar y transformar el alma del inculpado que se considera enferma o anormal, la prisión sirve como una cura a la enfermedad y para ellos una técnica de mejoramiento rechaza la expiación del mal. Foucault llama a esto denegación teórica ya que en su opinión si es un castigo aunque se siga negando. Características del castigo moderno: ahora el juicio es público y el castigo es privado (se invierte el proceso penal), los actores cambian, ahora se lleva a cabo por criminólogos, psicólogos, psiquiatras, educadores, jueces, etc. que tratan de transformar el alma del condenado, no es quitada la vida sino que se quita la libertad y el tiempo para ser administrada de una manera productiva, el ejercicio del poder está articulado con el saber. Foucault se diferencia de Marx en el significado de poder, Marx habla de un poder que ejercen los opresores sobre los oprimidos, un poder en forma vertical, es identificable y localizable y se puede combatir el poder. En cambio Foucault dice que el poder es ejercido por todos, todos tenemos poder, estamos inmersos en una red de poderes donde no es localizable el poder y tampoco vertical. Si no se puede localizar tampoco se puede combatir, y el autor dice que lo único que se puede hacer es ejercer resistencia, es lo que permite la existencia del poder, la posibilidad de decir no a lo que alguien propone, solo así se puede desanudar aunque sea una porción de esa red de poderes.

Pero en la modernidad la prisión no es el único lugar donde el ejercicio del poder está articulado con el saber, sino que el autor también incluye en esta categoría a la escuela, la fábrica, el hospital y el ejército. Estas cinco instituciones reciben el nombre de aparatos disciplinarios de encierro o dispositivos de encierro que poseen iguales características que la prisión:

Vigilancia permanente: panóptico.

Fijación espacial: cada uno está en un lugar que le es asignado

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