Historia Económica General
Enviado por Andrea Gómez • 18 de Febrero de 2023 • Tarea • 2.021 Palabras (9 Páginas) • 45 Visitas
Universidad Nacional Autónoma de México[pic 1][pic 2]
SUAyED
Historia Económica General II
Unidad 1 – Actividad 1
Industrialización Europea
Para Marx el paso del feudalismo al capitalismo permitió expulsar a los campesinos de la tierra y explotar a los trabajadores industriales asalariados más efectivamente. Por esta razón, mencionaba que la tendencia del capitalismo era la separación de la sociedad en 2 clases: la burguesía y el proletariado, la segunda explotada por la primera hasta que esta se revelara (Revolución proletaria). Sin embargo, observamos que el capitalismo produjo un crecimiento económico que prolongó y superó cuando Marx y Engels habían pronosticado, sino que a la larga mejoró los niveles de vida, incluso de las clases trabajadoras más humildes.
El impulso y desarrollo del capitalismo puede centrarse en las dos revoluciones industriales descritas en la historia. La Primera Revolución Industrial, iniciada en Gran Bretaña se sitúa en 1815 (acontecimientos políticos: final de las guerras napoleónicas e inestabilidad abierta por la Revolución Francesa de 1789) y 1870 (surgimiento de los elementos tecnológicos definitorios: la electricidad y el petróleo como fuentes de energía, la industria química y la fabricación de acero como sectores líderes, la empresa corporativa y la primera mundialización de los mercados y los factores).
Diferentes variables son indicadoras del desarrollo económico de los países, como la industrialización, pudiéndose concluir que se experimentaron transformaciones más o menos profundas de sus estructuras productivas, impregnando las actividades económicas y aumentando el bienestar, sin embargo, Gran Bretaña continuó siendo la economía mundial más avanzada.
Fuera de Gran Bretaña se dio paso a la industrialización a través de una economía mineral, es decir, se descubrieron y explotaron las posibilidades energéticas del subsuelo, así como por la extensión de las redes ferroviarias, marcando un crecimiento desigual, pues los protagonistas fueron naciones como Francia, Bélgica, Alemania, España, Italia, entre otros.
Se registró un aumento de la producción de distintas variedades de carbón en los países con yacimientos, así como un aumento en las importaciones por países que no contaban con suficientes recursos, todo regido por el número y capacidad de las máquinas de vapor que poseían; aunque algunas naciones optaron por la utilización de energías alternativas, como Francia, que recurrió a la tecnología hidráulica, que además fue adoptada en industrias como la textil, mientras que la minería y metalurgia optaron por el uso del petróleo.
Entre todas las variables existentes, el ferrocarril fue el único factor que permitió la integración de los mercados interiores y se vio involucrado en la modernización de algunas industrias, pues permitió consolidad flujos de venta de materias primas y productos agrarios de países menos industrializados a cambio de productos manufacturados, tráfico de mercancías que se ajustó a las limitaciones arancelarias existentes: particularmente, el tendido de líneas ferroviarias fue decisivo en el desarrollo de instituciones financieras del capitalismo moderno, sumado a nuevas técnicas de gestión empresarial. Así mismo, en el área de transportes, la aplicación del vapor se inclinó a la navegación, hasta el descubrimiento de la hélice marina y la máquina de vapor compuesta, lo que aumentó los flujos transatlánticos y transmediterráneos de pasajeros y mercancías, que a su vez permitieron una integración económica internacional sin precedentes.
Por otra parte, la industria algodonera, fuera de Gran Bretaña, también contribuyó a la extensión del sistema fabril y a la difusión tecnológica; sin embargo, aunque la industria europea y estadounidense compartieron características con la británica, presentaron diferencias productivas y de exportación, debido a los elevados precios de factores (energía), la relativa abundancia de otros (trabajo), la supervivencia de un sustrato artesanal y la dependencia de la tecnología británica.
La aplicación de los nuevos factores (energéticos, tecnológicos, humanos) permitió la modernización de los diferentes sectores productores, sin embargo, el desarrollo de algunos sectores, como el agroalimentario, fue limitada, aunque el incremento de la demanda de estos productos, además de permitir la modernización, permitió la especialización. Bajo estas mismas condiciones de modernización se encontró la siderurgia, que gracias a una mayor eficiencia en el empleo de combustibles, y el desarrollo de nuevos métodos y sistemas de fabricación de acero, se logró obtener metal de mejor calidad (a menores costos), que conciliaba sus tres características: fuerza, plasticidad y dureza; por lo tanto, todos estos avances en la metalurgia favorecieron la modernización de sectores como la agricultura, trasportes (especialmente el ferrocarril) y otros sectores industriales.
En resumen, podemos decir que el cambio estructural del periodo estuvo condicionado a factores de oferta y demanda, fundamentales en el ritmo e intensidad del crecimiento industrial, y por lo tanto el crecimiento económico, de cada país; todo esto ligado al incremento de los consumidores y al aumento de sus niveles de consumo de bienes y servicios, que implicaban un crecimiento demográfico y un cambio estructural, siendo el crecimiento demográfico común para todos, mientras que el aumento del bienestar especialmente notorio en aquellos países que paralelamente estaban modernizando sus estructuras productivas y creciendo en base a la expansión de sus mercados.
El crecimiento demográfico se debió a las mejoras higiénicas y una mejor alimentación (debido a las mejoras y aumento de la producción de los diferentes sectores industriales), además de que se vio vinculado al incremento del PIB per cápita, pues la industrialización permitió el incremento de los ingresos económicos de la población, lo que a la larga se reflejó en la mejora de las condiciones de vida, la población disfrutaba de vidas más largas, más ricas, más dignas; sin embargo, se observó un deterioro biológico, reflejado en el descenso de la estatura de británicos y estadounidenses.
Por su parte, la industrialización y las nuevas relaciones capitalistas desarrolladas también favorecieron las migraciones internacionales, pues la población, no tan favorecida por los cambios industriales, particularmente la población rural, estaba en busca de mejores condiciones de vida, aunque es claro que, a pesar de las mejoras económicas, los países receptores de los migrantes, en ocasiones, no tenían la capacidad de absorberlos al mismo ritmo al que llegaban.
A pesar de las migraciones de la población rural, se observaron transformaciones agrarias necesarias para abastecer a una población en crecimiento. En primer plano, la abolición de la propiedad feudal en agricultura y el acceso a la propiedad de la tierra por parte de varios cultivadores permitió que se ampliara la superficie de tierra de cultivo y que creciera la productividad y los rendimientos; entre tanto, todo lo anterior permitía proporcionar trabajo y capital a otros sectores emergentes, además de convertirse en un importante factor de demanda: de bienes intermedios y de bienes de consumo; estas transformaciones agrarias fueron la introducción de nuevas tecnologías de cultivo, empleo de maquinaria, abonos químicos y una mayor vinculación agricultura-ganadería, lo que marcó la mejora y crecimiento de la productividad, lo que marcó el primer tránsito de la agricultura tradicional a la capitalista. Este periodo de crecimiento es lo que se puede llamar “el periodo fasto de la agricultura”, donde todo crece: rendimientos, superficies, cabaña ganadera, producción, valor añadido, precios relativos, población rural, población agrícola activa, productividad aparente del trabajo.
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