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LA FILOSOFIA DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA


Enviado por   •  15 de Abril de 2015  •  2.453 Palabras (10 Páginas)  •  187 Visitas

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LA FILOSOFÍA DE LA INVESTIGACION EDUCATIVA

En el transcurso del siglo XX existieron no pocas expresiones que, al parecer, se referían a la misma cosa o bien tenían un mismo significado. Tales expresiones son, entre otras, teoría de la educación, ciencia de la educación, teoría pedagógica y filosofía de la educación. La presente ponencia es el resultado de una investigación en donde centramos nuestro objeto de estudio en la filosofía de la educación. Tal resultado consiste en constatar que ésta tuvo al menos tres significados distintos: como filosofía, como filosofía aplicada a la educación y como disciplina filosófica autónoma. Para la realización de la investigación fue necesario utilizar a la hermenéutica analógica como metodología de estudio.

PROBLEMÁTICA

Con una breve revisión bibliográfica podemos constatar que en el transcurso del siglo XX se usó una serie de expresiones que, al parecer y en una primera instancia, pudieran significar o referirse a lo mismo. Esta serie de expresiones son, a saber: pedagogía, teoría de la educación, ciencia de la educación, teoría pedagógica, pedagogía teórica, filosofía de la educación, entre otras.

Filosofía, teoría y campo de la educación Si ampliamos el marco histórico hasta principios y mediados del siglo XIX, podemos constatar, de alguna manera, que estas expresiones se circunscriben al interior de las nacientes y no muy claras y delimitadas ciencias humanas y sociales. Esta cuestión se torna aún más problemática, difusa y confusa si agregamos a lo ya dicho, expresiones tales como investigación educativa, investigación en la educación, investigación teórica de la educación, etcétera. Por último, añadimos, que todas y cada una de estas expresiones han tenido y tienen un significado distinto entre autor y autor. Incluso, hay casos en lo que los significados pueden variar en un mismo autor, de un texto a otro. Sin dejar de pasar inadvertidamente este amplio contexto y esta pluralidad de términos, en la presente investigación nos limitamos a revisar y estudiar exclusivamente a la filosofía de la educación, en el contexto del siglo XX. En este sentido, nuestro problema se deriva de uno más amplio, pero no por ello es un problema menor. De aquí que nos hayamos centrado en la siguiente objeto de estudio y la correspondiente metodología.

EL OBJETO DE ESTUDIO O REFERENCIAS TEXTUALES

Dentro del argot de la ciencia positiva y de la investigación empírica existe algo a lo que se le llama referente empírico y se refiere –valga la redundancia– a las cosas sobre las cuales se estudia, las muestras, las evidencias, siempre sometibles a la constatación y comprobación sensible, empírica. En lo que respecta a nuestro estudio vemos con cierta dificultad y con muy poca fortuna el uso de la expresión “referente empírico”. Por ello preferimos sustituirlo por la de referentes textuales; siempre y cuando entendamos por texto lo que expresa la orientación del pensamiento hermenéutico en general; pero, primordial y específicamente, lo que entiende por ello, la hermenéutica analógica (Beuchot, 1997), como lo señalamos líneas adelante. Dentro de nuestra indagatoria hemos encontrado y localizado más de cuarenta textos que mencionan explícitamente la expresión “filosofía de la educación

Filosofía, teoría y campo de la educación entre los cuales algunos están en el formato libro y otros en el formato electrónico-cibernético; la mayoría están en el idioma español (de estos, algunos son originales en español y algunos otros son traducidos del inglés, otros del alemán y otros del francés), uno está en inglés y otro en francés originales. Todos corresponden al periodo de 1916 hasta 2005. Sin embargo, de acuerdo con una delimitación de ocho décadas, que va de 1910 a 1990, los textos estudiados fueron los siguientes:

LA HERMENÉUTICA ANALÓGICA: REFLEXIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS

De acuerdo con nuestro objeto de estudio, la investigación que realizamos se inscribe en el ámbito de la hermenéutica. Sin embargo, no dejamos de reconocer que, en el transcurso de las últimas cinco décadas, la hermenéutica ha tenido un desarrollo significativamente importante. De aquí que sea necesario advertir que no nos adherimos a cualquier teoría hermenéutica o a la hermenéutica en general, sino a una en específico, la analógica. La hermenéutica, según nos advierte Mauricio Beuchot (1997 y 2000), es la disciplina de la interpretación de los textos y el propósito de ésta es la comprensión de los mismos. En este sentido, la hermenéutica puede ser entendida como una arte y como una ciencia, es decir, como un conjunto de reglas que rigen una actividad y como un conjunto estructurado de conocimientos. Según el filósofo mexicano, la hermenéutica se divide en tres grandes clases o tres tipos de interpretación, a saber: la recognitiva (o filológica o historiográfica), la cual tiene por finalidad el entendimiento; la reproductiva (o teatral o musical), la cual tiene como finalidad el darse a entender; y, la normativa (conocida como jurídica y/o teológica), la cual tiene como finalidad la regulación del obrar.

Por otro lado, reconoce una hermenéutica docens y otra utens; es decir, una que se identifica como sistema y doctrina y otra como aplicada o herramienta metodológica. En lo que respecta al aspecto metodológico, en la hermenéutica se reconocen tres pasos que son tres modos de sutileza: la de la intelección, la de la explicación y la de la aplicación. Estos tres modos de sutileza, se pueden trasladar a la semiótica: la primera, que tocaría a la cuestión de la sintaxis, en la que se va al significado textual y con la cual no puede haber ni semántica ni pragmática; la segunda, que tocaría a la cuestión de la semántica, en el sentido que tiene que ver con la conexión de los textos con los objetos que designa; y, la tercera, que tocaría a la pragmática, en el sentido de poder captar la intencionalidad del autor. Al decir de Beuchot, los elementos del acto hermenéutico son tres: el autor, el texto y el lector. Según éstos, hay hermenéuticas que favorecen al autor (las objetivistas) y las hay que favorecen al lector (las subjetivistas). Tales hermenéuticas, como se puede ver, son opuestas y contradictorias. Sin embargo, hay una tercera postura: aquella que recupera las dos intencionalidades, la del autor y la del lector, las fusiona y sintetiza en el texto. “Así, la verdad del texto comprende el significado o la verdad del autor y el significado o la verdad del lector, y vive de su dialéctica” (Beuchot, 1997: 17). Cabe especificar que dentro de la noción del texto existen al menos tres tipos de éstos: hablados, escritos y actuados. Por último, es de suma importancia resaltar que el proceso interpretativo se constituye por un

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