La educación como parte de las raíces de un pensamiento radical en Colombia
Enviado por felika76 • 29 de Febrero de 2016 • Ensayo • 926 Palabras (4 Páginas) • 276 Visitas
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La educación como parte de las raíces de un pensamiento radical en Colombia
La radicalización del pensamiento en Colombia, sin lugar a dudas una realidad irrefutable expresada en el escrito del gran ensayista ESTANISLAO ZULETA, es un fenómeno de vieja data que se ha venido apropiando de manera continua del carácter de los miembros de la sociedad sin distinguir si son “notables” o “desapercibidos” ciudadanos. Basta con pertenecer a esta nación, que la historia se ha encargado de documentar con eventos increíbles, para permitirnos caer en lo que pareciera un síndrome de desconfianza en el otro, autosuficiencia personal, exagerado amor propio que no nos permite aceptar que alguien más pueda construir propuestas interesantes.
Pero hemos de preguntarnos, puede esta tendencia tener algún tipo de raíz o son simples comportamientos aislados que unos con otros logran hacer mella en diversos estamentos sociales?.
Antecedentes históricos hay muchos: desde la colonización en donde en lugar de intercambio se produjo un choque, o mejor, un atropello cultural que siembra los primeros trazos de, porque no decirlo, resentimiento arraigado en nuestra personalidad que aún parece heredarse de generación en generación; hasta nuestros días en donde los modelos educacionales adoptados a través de la historia parecen no advertir o no interesarse suficientemente en la presencia del esbozado fenómeno mental que manipula la voluntad de nuestros congéneres, incluyéndome, dando como resultado una nación cuya falta de consenso racional la lleva por caminos pedregosos que no nos han permitido tomar la autopista del crecimiento social, denotando este crecimiento dentro de un contexto de “bienestar social”.
Desde el establecimiento de la República hasta la primera mitad del siglo XX, la educación no había sido un tema de mayor interés en el gobierno recién surgido puesto que sus energías estaban enfocadas en intereses de reorganización del estado a raíz de los cambios suscitados por la independización, tiempo en el cual la ausencia de orientación integral en las mayorías, como ocurrió en muchos países, es determinante para el que el “pueblo” elija sus propias teorías del hacer, ser o el existir por convicción o por conveniencia, pero en la mayoría de los casos carentes de fundamento técnico o científico que no conquistaban si no que imponían adeptos o en el peor de los casos creaban enemistades.
Dada esta escasa formación, era lógico que cuando el tema educativo tomó la relevancia que ameritaba, el recién creado Ministerio de Educación Nacional con dirigentes de pensamiento sectario arraigado, como era lo normal, empezara a dotarse de un recurso humano sin las calidades necesarias no solo porque ello no era importante, sino porque de haber sido una condición, no hubiese habido a quien nombrar.
De tal manera que el Magisterio Colombiano fue en sus inicios un escampadero de favores políticos, de apadrinamiento de movimientos proselitistas, de clientelismo necesario que aportó en la creación y crecimiento de las hoy llamadas maquinarias políticas que mantienen vivas hegemonías regionales con apellidos distinguidos, que por décadas han venido promoviendo ese pensamiento sectario, radical, sin fundamento real, en pro de sus propios y egoístas intereses.
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