Memorias De Un Bombero
Enviado por solfunes • 3 de Junio de 2015 • 1.661 Palabras (7 Páginas) • 411 Visitas
En el texto “Memorias de un niño bombero” se narra la relación de un niño con su padre, y a través de ellos, dos modos de ver al mundo y de vivir en el mundo. Uno, la visión del padre, aferrado a las limitaciones de la mente y de lo que se supone que es la realidad, y otra, la del niño, sin limitaciones, abierto a todas las manifestaciones del universo, viendo las cosas más allá de su apariencia material, de lo físico.
La historia comienza con los pensamientos del niño, él era consciente de que con su mente, podía lograr lo que él se propusiera, veía al mundo desde un lugar que solo él podía. Esto se debía a que dentro de su cuerpo, habitaba una “maga”.
Ésta maga, estaba en su interior para ayudarlo en momentos de peligro, en momentos en los que su vida estuviera en riesgo. Pero claro, para el niño no existía el peligro puesto que todos los seres vivientes estaban de su lado, incluidos los seres abióticos, como el agua y la tierra.
El universo entero era parte de él, y él del universo. ¿A qué debía temer? A nada, pues sólo tenía 6 años.
El niño solo buscaba la belleza de las cosas, y esta belleza siempre la encontraba en las llamas, en el fuego. Era tal la belleza de este elemento que él no veía que los seres vivos sufrían a causa de él. Pero, ¿cómo algo tan bello puede causar sufrimiento?
La maga, en su ayuda, le dice que el fuego es bello, que transforma, pero, que éste también destruye.
Toda cosa tiene su opuesto, todo comienzo tiene su fin, la belleza posee fealdad, lo alto tiene bajo, todo lo bueno tiene su pizca de maldad, “(... Nada ni nadie hay que no sea doble...)” es decir que toda cosa u objeto tiene su doble, tiene su opuesto. Tiene, por decirlo de alguna manera más “común”, dos caras. Esto se debe a que sin uno, no existe el otro; pueden complementarse o primar, pero siempre se van a necesitar.
El fuego es tanto bello como nocivo, siempre se debe mantener en su punto de equilibrio, hay que saber controlarlo y hacerlo acatar ordenes. Eso era lo que el niño quería hacer, controlar el fuego, ser bombero.
Su padre, al tener una mente bastante cerrada, no sabía como hacerle frente a los delirios de su hijo, por lo cual lo convirtió en la mascota del escuadrón de bomberos del cual el formaba parte, una mascota, al igual que un perro.
Todos los días el padre le enseña una lección de cómo ser un “hombre”, en las cuales le exige fuerza, valentía, carácter, pero se lo enseña de una manera brusca, poco pedagógica, sin tener en cuenta que es solamente un niño.
Lo hace sentir mal, lo humilla, lo insulta, no le da muestras de afecto ni le permite llorar debido a que al llanto lo asocia con los “maricas”. Aquí se nota muy claramente la forma de pensar del padre de este niño, la poca liberalidad de pensamiento que posee, la mente “cerrada” que tiene. Está demasiado aferrado a sus hábitos y costumbres, a lo que conoció durante toda su vida, y confía ciegamente en sus sentidos y lo que éstos perciben del mundo que no es capaz de aceptar otros modos de ver el mundo, de ver la realidad.
No puede concebir que su hijo vea al mundo de una manera completamente distinta a la suya e intenta moldearlo, acoplarlo, llevarlo a lo que en su visión de la realidad, es correcto.
A pesar de todas las situaciones en las que el niño se encuentra debido a su padre, siempre logra enfrentarlas gracias a su manera de percibir la realidad, una realidad en la cual todo es posible, solo con pensarlo puede lograr cosas increíbles y buscar soluciones simples para situaciones complejas; porque si es capaz de pensarlo, de poseer un idea rondando por su mente, ¿cómo no la va a poder hacer realidad? Para él, es bastante simple el mundo, si piensa algo es porque realmente lo puede hacer.
El mundo de los sueños es partícipe de ésta realidad también, sin él, el niño no hubiera podido sobrevivir a las pruebas impuestas por su progenitor.
Pero, esta dichosa realidad solo es percibida por él.
Su padre no es capaz de expandir su mente y dejar entrar cosas diferentes y/o nuevas, y los demás adultos, actúan a su par.
Son adultos. No dejan volar su imaginación y abrir las puertas a otras cosas, se conforman con lo que ya está, con lo que está establecido. No les es posible vislumbrar la realidad de las cosas, dejar lo físico de lado y ver más allá. Son engañados por lo material, por la apariencia de las cosas. Por lo tanto, no ven las cosas tal y como son en realidad, no saben de lo que en realidad están hechas ni de su doble, como dije anteriormente,
...