Nietzsche Y Foucault. Verdad, Sujeto Y Poder
Enviado por lauryncha • 26 de Noviembre de 2013 • 1.870 Palabras (8 Páginas) • 327 Visitas
Introducción
A raíz del debate planteado, el problema que deseo abordar es cómo se vinculan los conceptos de historia, sujeto y verdad, con lo que es la política de Estado citada.
Supongo que estos conceptos se relacionan entre sí en tanto que el sujeto es protagonista de su historia, y el rol que le toque desempeñar hará que éste sea parte de la historia oficial que crea una verdad establecida o quede fuera de ella y sea parte de la “otra” historia. Estos roles a su vez estarán determinados por sus creencias, saberes y aquellas convicciones que considere verdad para su accionar.
A su vez, intentaré vincularlos con el rol del Estado en tanto actor principal de políticas de identidad nacional, suponiendo que la constitución de las mismas es un proceso histórico de selección de símbolos, costumbres y saberes similar al de los procesos históricos.
En el debate se menciona el rol de escuela (no en profundidad), y en este examen la consideraré como un aparato ideológico del Estado, en sentido althousseriano.
Desarrollo
• Las posturas y tópicos identificados en la discusión son
a) La postura de Alain Finkielkraut. Entiende la nación como un principio espiritual (“un alma”) que se compone por un lado, por legado de recuerdos, herencia de glorias y penas compartidas, y por otro, por el deseo de vida común: ambos en crisis. Critica al Estado por dilapidar la herencia a través de la escuela ya que hace que los franceses son “extranjeros en su propia lengua, literatura, historia y paisajes.” También acusa al Estado de racista. El interés por la identidad nacional se debe a que la “civilización francesa” esta desapareciendo y su execración se debe a las “nuevas poblaciones francesas”. Manifiesta su deseo de una política de transmisión de herencia. Considera las apreciaciones de Badiou como a favor de la desafiliación y un ser vacío.
b) La postura de Alan Badiou entendería la identidad nacional como una construcción de los habitantes de un país (de todos), relacionando la discusión de la identidad francesa a una idea de racismo, ya que entiende que es una discusión que busca diferenciar a un “buen” (o puro, tal vez) francés de uno que no lo es, lo cual deja entrever como neonazi. Plantea que inyectar una política identitaria choca con la heterogeneidad actual. Reivindica la Revolución Francesa, la Comuna, etc, pero no la herencia que vincula a la oligarquía y que generaría una guerra en contra de los “malos” franceses o los que son considerados “los otros”, abogando por una memoria no dividida.
• Historia
“…podríamos creer que existe una tarea que consiste en guardar la historia, a fin de que nada salga al exterior mas que historias precisamentes, y de ningun modo acontecimientos; una tarea que consiste en impedir que, por la historia, las personalidades se hagan libres, es decir, verídicas con ellas mismas y con los demás, en palabra y acción (…) Por consiguiente, quien escribe la historia es el hombre superior y experimentado…”( Nietzsche)
Nietzsche considera que la historia es una “especie de balance y conclusión de la vida” y se pregunta si el sentido de aprenderla es la felicidad o la resignación. Si los hechos históricos se abordan como meros fenómenos pierden su poder histórico de significación. Siguiendo a Nietszche puede afirmarse que la historia pertenece a los hombres:
1- Que participan y luchan activamente y que no encuentran en el presente aquello que lo satisfaga (punto de vista monumental).
Este punto puede vincularse con la primer postura (“glorias y penas compartidas”, pe) pero también con la segunda (Revolución Francesa, pe) diferenciándose en el sentido asignado a esas glorias y penas compartidas. Para el primero las glorias y penas compartidas, entre otros tesoros, hacen al francés auténtico. Mientras que desde la segunda postura esa gesta del pasado tiene carácter inclusivo y universal.
2- Al aquel que añora un pasado mejor, estimando que si ocurrió, puede –y desea que - volver a ocurrir.
Se remonta a condiciones originarais que busca conservar, buscando construir un “nosotros” con sus otros pares (punto de vista anticuario). Este punto también está más ligado a la primera postura, en el sentido de “alma” de la que se habla
3- A quien tiene necesidad de consuelo (punto de vista crítico)
Este ultimo punto puede atribuirse a la segunda postura, en tanto rescata selectivamente algunos hitos históricos (integradores, como la Comuna) y es descalifica la postura de
Foucault.
Vale aclarar que el concepto que subyace toda la obra de Foucault es el de poder: entendido como aquello que reprime y que está siempre latente en las relaciones.; es una “puesta en juego y despliegue de una relación de fuerza, y puede entenderse en términos de enfrentamiento y guerra. Este concepto estará presente en todas las definiciones.
Un rasgo característico de lo que este autor llama el discurso histórico político es que estuvo siempre vinculado al poder, ya que es un discurso que fortalece, y justifica las relaciones de poder en una sociedad. El discurso histórico tiene una doble función: cuenta la historia de los poderosos, vinculando jurídicamente a los hombres a la continuidad del poder y a su vez les enseña las grandezas de estos poderosos haciéndolas memorables y estableciéndolas en la sociedad de modo permanente. De este modo, disciplina, ordena y organiza los saberes validos dentro del campo de la historia. Este discurso justifica las diferencias y asimetrías.
Esta visión se vincula, en la primer postura a través de la preocupación por las políticas de Estado que en vez de organizar los saberes y las verdades que circulan en la sociedad, facilitan la execración de la civilización francesa, el borramiento de la memoria
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