Prometeo Encadenado Según La Poética De Aristóteles
Enviado por eosoa • 3 de Septiembre de 2012 • 1.446 Palabras (6 Páginas) • 3.776 Visitas
Prometeo Encadenado.
Aristóteles en “La Poética” define la tragedia como la imitación de una acción elevada, enriquecida con un lenguaje armónico (con adornos artísticos adecuados para las diversas partes de la obra); presentada en forma dramática, no como narración, sino con incidentes que conducen, a través de la compasión y el temor, a la purificación de esas pasiones (catarsis).
Cualitativamente hay seis elementos que forman una tragedia. Estos son trama, espectáculo, lenguaje, armonía, pensamiento y carácter.
Trama. Según Aristóteles, esta obra es una tragedia espectacular, lo que significa, que sólo la magnificencia de las hazañas del héroe es relevante; por lo tanto, las peripecias y el reconocimiento carecen de importancia, o simplemente no están presentes. Su trama, puesto que no ocurre ningún cambio radical de las situaciones (peripecia), ni hay un descubrimiento de hechos antes ignorados (reconocimiento); es simple.
La trama es la combinación de los incidentes, o sucesos acaecidos en la historia, pero, en esta obra hay tanto acciones explícitas (las que acontecen en escena), como acciones implícitas (las que sucedieron y las que ocurrirán fuera de ella).
Sin embargo, hay una acción que une todos los acontecimientos: la oposición de Prometeo a la autoridad de Zeus; el dios supremo.
Por su rebeldía es sujeto a un castigo, que consistía en estar encadenado al Cáucaso, donde un águila le devoraría el hígado, que se renovaría sin cesar; pero, este dolor externo no atormentaba tanto a Prometeo (puesto que él podía prever el futuro y sabía que uno de los descendientes de Io lo desencadenaría) como la humillación a la que sería sometido ante los demás dioses.
La causa del castigo de Prometeo no fue sólo el haber robado el fuego de los dioses y habérselo entregado a los humanos; sino también su atrevimiento al enfrentarse al dominio absoluto de Zeus sobre los demás dioses y los humanos.
No obstante, la hazaña de Prometeo, que es la que lo ennoblece y convierte en un héroe para los espectadores, sí fue haberle entregado a los seres humanos “el fuego divino”, que es una representación de los conocimientos.
El mismo Prometeo hace evidente que el fuego representa a la capacidad de discernimiento en el primer episodio cuando enuncia “Por mí han dejado los mortales de mirar con terror la muerte”, “hice habitar sobre ellos la ciega esperanza” y “de él aprenderán muchas artes”.
Prometeo les otorgó la luz del saber a una humanidad que vivía en la ignorancia y atada al designio de los dioses, a un destino. Esto se denota cuando dice: “En el principio ellos veían sin ver, escuchaban sin oír, y semejantes a las imágenes de los sueños, vivían su larga existencia en el desorden y la confusión. Nada sabían de las viviendas construidas con ladrillos endurecidos al sol; no sabían labrar la madera, y vivían bajo tierra, como las ágiles hormigas, en lo más escondido de cavernas donde no penetraba a luz. No había para ellos señal segura ni del invierno ni de la florida primavera ni del fértil verano; todo lo hacían por instinto, hasta el día en que les instruí en la difícil ciencia de las salidas y los ocasos de los astros. Por ellos inventé los números, ciencia entre todas eminente, y la composición de las letras, y la memoria, madre de las musas, universal hacedora”.
A parte de las proezas del protagonista, hay un hecho a partir del tercer episodio que causa intriga en el público: ¿Qué es lo que sabe Prometeo acerca de Zeus?
La respuesta a esta interrogante mantiene la trama en pie, ya que, el conocimiento por parte de Prometeo de una profecía, es su única escapatoria a su suplicio, y además, es la que justifica la aparición de Hermes y del final de la obra: Zeus lanzándole un rayo a Prometeo.
Espectáculo. Al ser un texto se pierde la posibilidad de estudiar el espectáculo como tal, y a pesar de que Aristóteles se refiere al espectáculo como parte del todo; luego acota que “el espectáculo, aunque es una atracción, es lo menos artístico de todas las partes, y tiene escasa relación con el arte de la poesía. El efecto trágico es por completo posible sin una función pública y sin actores, y además la puesta en escena del espectáculo es más un problema de la técnica escenográfica que de los poetas”.
De esto se puede deducir que las emociones necesarias para experimentar
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