Romantico
Enviado por EdithCancino • 24 de Septiembre de 2014 • 1.249 Palabras (5 Páginas) • 208 Visitas
En su versión superficial se les llamó románticos a los, sobre toda las, jóvenes pálidas que deshojan margaritas, al color rosa de sus vestidos, a los temas que hacen llorar y a quien llora con ellos, a los paisajes tristes y los días grises que tienen por ahí un sauce llorón, a las películas llenas de despedidas y otros inconvenientes para la felicidad, a los que salen a cantar bajo la lluvia; es cierto, todo esto es romántico típico, y pueden sumársele los claros de luna, los estanques en el bosque, las cartas de amor, los cementerios y los adolescentes. Pero hay otras cosas actuales, incluso de moda, que son estricta creación romántica, como, por ejemplo, el gusto por la noche como hora de salida y de actividad bajo el supuesto que es de noche cuando aparece la aventura, la libertad y el misterio, los cuentos de hadas estilo Caperucita o Cenicienta que se les cuentan a los niños, la esoteria, la magia, los orientalismos tan a la alza en esta sociedad hastiada, la organización de sindicatos y el socialismo y el comunismo y las ganas de cambiar el mundo para lograr que el mayor bien sea para el mayor número de personas. Esto es romanticismo. El psicoanálisis, la psicología de Bergson, la psicología de la gestalt, la psicología fenomenológica, cuyo pensamiento es más intuitivo y holístico, provienen del romanticismo. También el ecologismo, la reunión con la naturaleza, la imagen legendaria que se tiene de los vagabundos tipo Charles Chaplin, el encanto de los asesinos en serie estilo Jack el Destripador, los castillos, la ociosidad, los borrachos como los describe o más bien protagoniza Bukowsky, también, son románticos. Y puede advertirse que el romanticismo es un movimiento cultural profundo, que suele ser tolerado como actividad de tiempo libre pero descalificado como ocupación seria. Las maneras de descalificarlo son curiosas y muy ilustrados: se sostiene, por un lado, que el movimiento tiene su origen en Francia, entre las damas, y que se debe al efecto sobre el sistema nervioso que causa un excesivo consumo de té y café, el uso de corsés demasiado ajustados, de cosméticos venenosos y de otros medios de autoembellecimiento perjudiciales (Louis Hautecoeur, parafraseado por Berlin, 1965, p. 175). Lo que sí es notorio es que haya habido un buen número de mujeres (Vgr. George Sand, Mary Shelley, o las hermanas Brönte) dentro de él, como Mme. de Staël (1766-1817), que introduce el romanticismo en Francia, y entonces lo que se dice es que no es francés, sino alemán, lo cual se nota claramente por su carácter patológico, y se insinuó que los alemanes, malvados de costumbre, crearon el romanticismo para con él contaminar a los franceses (Béguin, 1939, p. 400). Lo que se puede decir es que, en efecto, el romanticismo tiene mucho de pensamiento alemán, y mucho de pensamiento femenino.
La flor azul
Novalis (Friedrich Hardenberg, 1772-1801), estereotipo nítido del romanticismo, que muere joven, como debe ser, digamos que de amor, de amor por su amada muerta, pero contento de lograr que su vida fuera igual a sus ilusiones, acuña la noción de la flor azul, que se convierte en símbolo del romanticismo (Lukacs, 1907/1971, p. 87; Béguin, 1939, p. 242; Markel, 1988, p. 887); se refiere a un sueño que tiene el personaje de una novela suya, adonde entre abismos, tinieblas y peligros, vislumbra una flor azul, luminosa y ligera, que trata de alcanzar. La flor azul es una cosa que está hecha de idea e imaginación y que solamente se puede tener a condición de no alcanzarla, lo cual casi es una definición de la utopía, que, en efecto, existe entre los románticos, bajo la pretensión política de una sociedad feliz. Pero, mientras tanto, la imagen preferida del romántico
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