Sigmund Freud
Enviado por tatianahb123 • 6 de Marzo de 2015 • Tesis • 1.544 Palabras (7 Páginas) • 213 Visitas
LAS PROBLEMÁTICAS EN TORNO
AL MALESTAR EN LA CULTURA
Presentado por:
TATIANA HERNANDEZ BALLESTEROS
Id: 419581
Profesor:
LUIS ROJA
CORPORACION UNIVERSIDAD MINUTO DE DIOS
NIVELATORIO NRC 115
COMUNICACIÓN ESCRITA Y PROCESO LECTORES I
BOGOTA COLOMBIA
2014
CONTENIDO
Introducción ………………………………………..1
Las problemáticas en torno al malestar en la cultura………… 2
Evaluación ……………………………………………… 3
Referencia ……………………………………………….4
INTRODUCCION
Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856, en Príbor, Moravia, Imperio austríaco (actualmente
República Checa) y murió el 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra, Reino Unido.
Originalmente conocido como Sigmund Schlomo Freud, fue un médico y neurólogo austriaco,
creador del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del s. XX.
Aparecido en 1930, en este artículo Sigmund Freud plantea que la insatisfacción del hombre por la
cultura se debe a que esta controla sus impulsos eróticos y agresivos, especialmente estos últimos,
ya que el hombre tiene una agresividad innata que puede desintegrar la sociedad. La cultura
controlará esta agresividad internalizándola bajo la forma de Superyo y dirigiéndola contra el yo, el
que entonces puede tornarse masoquista o autodestructivo.
Esos efectos aparecen resumidos bajo el concepto del malestar en la cultura. Por otro
lado, así como para Freud la relación sujeto y cultura apareció como un problema, en él encontró
también sus límites, específicamente en el intento de aprehender la dinámica cultural desde sus
efectos en el individuo. Este trabajo muestra a modo de tentativas, las posibilidades y algunos de
Sus límites que la investigación freudiana presenta.
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LAS PROBLEMÁTICAS EN TORNO AL MALESTAR EN LA CULTURA
Freud aparece como un defensor de la cultura al analizarla en cuanto tal como también en
Su desarrollo. La cultura se ha creado bajo el programa del principio del placer. Por tanto, su fin,
Está regido por la felicidad humana en último término, por el goce, por la satisfacción. Sin
embargo, esa satisfacción y goce que la cultura procura otorgar al género, entra en querella con el
individuo en tanto no se corresponde con lo que éste exige, o como el aparato psíquico impele
guiado por el principio del placer: satisfacción sin miramiento por la realidad, goce inmediato,
carencia de displacer. La cultura, brindaría la posibilidad del placer, de la dicha, en un marco de
seguridad. Esa seguridad es contraproducente respeto a la inmediatez exigida por el principio del
placer, ya que la cultura sería en gran parte responsable de “…la miseria que sufrimos, y
podríamos ser mucho más felices si la abandonásemos para retornar a condiciones de vida más
primitivas. Califico de sorprendente esta aseveración, porque es innegable… que todos los
recursos con los cuales intentamos defendernos contra los sufrimientos amenazantes proceden
precisamente de esa cultura.”1. Más aún cuando la felicidad del individuo, pasa a formar parte
de los problemas secundarios de la cultura misma. “Muy distinto es lo que sucede en el proceso
la cultura. El objetivo de establecer una unidad formada por individuos humanos es, con mucho,
el más importante, mientras que el de la felicidad individual, aunque todavía subsiste, es
desplazado a segundo plano; casi parecería que la creación de una gran comunidad humana
podría ser lograda con mayor éxito si se hiciera abstracción de la felicidad individual.”2
Esta exigencia lleva implicada su propia imposibilidad. Ese programa, el de la felicidad
antes definida, nos advierte Freud, es irrealizable, tanto por la propia constitución psíquica como
por las exigencias que impone la propia cultura. Dicho de otro modo, la felicidad realizable esta
mermada, aminorada, en el mejor de los casos, por parte de la constitución del aparato psíquico,
como por las exigencias de la cultura, “…este programa ni siquiera es realizable, pues todo el
orden del universo se le opone, y aun estaríamos por afirmar que el plan de la «Creación» no
incluye el propósito de que el hombre sea «feliz»... nuestras facultades de felicidad están ya
limitadas en principio por nuestra propia constitución.”3
Detengámonos en el análisis que hace Freud respecto al programa de la felicidad. El
Individuo buscaría, en medio de las limitaciones de la dicha, por un lado, la realización de ella.
Por otro, buscaría la ausencia del displacer, del dolor, del sufrimiento. Así la felicidad del
individuo se manifestaría con la presencia de dicha y la ausencia del dolor. Ya hemos señalado
las limitaciones de la dicha. La desdicha se presenta a través de tres fuentes, que
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