Templanza

El pequeño tratado de las grandes virtudes – André Comté-Sponville

TEMPLANZA (Temperancia)

Lo que el autor dice que es:

• Es un gusto esclarecido, dominado y cultivado.

• La temperancia es esa moderación que nos torna dueños de nuestros placeres, en lugar de sus esclavos.

• Es deleite libre, fruición mayor, goce de la propia libertad.

• La excelencia de la temperancia es esa línea tenue entre los dos abismos opuestos de la intemperancia y la insensibilidad, entre la tristeza del libertino y la del torpe, entre el hartazgo del glotón y la del anoréxico. Sufrir nuestro cuerpo es una desgracia, disfrutar y ejercitarlo, una dicha.

• La temperancia es un medio para la independencia, y ésta uno para la dicha. Ser temperante es contentarse con poco: pero no es lo poco lo que importa: importan el poder y la satisfacción.

• La temperancia concierne al arte de disfrutar, es un trabajo del deseo sobre sí mismo, de lo viviente sobre sí mismo.

• La limitación de los deseos, que nos condena a la carencia, a la insatisfacción o a la desdicha, es sólo una enfermedad de la imaginación.

• La intemperancia es la parte de la voluptuosidad –decía Montaigne- y la temperancia no es su azote: es su razonamiento, “lo que permite saborear el placer “en su más exquisita dulzura”.

• La temperancia es una virtud para todos los tiempos, más necesaria cuanto más favorables sean ellos.

• La temperancia es una regulación voluntaria de la pulsión de vida, una sana afirmación de nuestra potencia de existir – como diría Spinoza – y especialmente de la potencia de nuestra alma sobre los impulsos irracionales de maestros afectos y apetitos.

• La temperancia no es un sentimiento: es una potencia, es decir, una virtud.

• “Es la virtud que supera todo tipo de embriaguez”, decía Alain.

Lo contrario a la virtud:

• No se trata de no disfrutar lo menos posible.

• Es lo contrario del hartazgo o de lo que allí conduce: no se trata de disfrutar menos, sino mejor.

Relación con otra virtud:

• Es la prudencia aplicada al placer.

No hay que confundirla con:

• No pretende rebosar nuestras limitaciones, sino respetarlas.

• No es una virtud de excepción, como el coraje; es una virtud ordinaria y humilde: virtud de norma y no excepción de mesura y no de heroísmo.

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