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Conferencia


Enviado por   •  8 de Abril de 2014  •  7.863 Palabras (32 Páginas)  •  298 Visitas

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MIERCOLES 27 DE NOVIEMBRE DEL 2013

Conferencia Magistral

Universidad Autónoma de México

Dra. María de Lourdes Alvarado Martínez Escobar

Conferencia:

"Educación Femenina en México en el tránsito del siglo XIX al XX".

Ambiente: Todos atentos y con mucho interés en el tema

Personas: 60.

El caso de las mujeres maestras merece un análisis aparte dada la particularidad de su género. Históricamente la mujer ha ocupado un rol social muy definido y delimitado: ser madre, esposa y ama de casa. Otra vez aquí nos encontramos con la diferencia entre lo que se decía y lo que se hacía en materia educativa. Por un lado los grupos ilustrados planteaban la necesidad de mejorar la educación de la mujer, pero por otro, era muy común que socialmente se considerara dicha educación como inútil o contraproducente, partiendo del concepto de que la mujer debía subordinarse al padre o al esposo.

A nivel político, y como tema de discusión pública, el dotar de mayores conocimientos a las futuras madres del país, se consideraba indispensable. Los políticos más progresistas tenían como meta preparar a la mujer para educar a sus hijos, ser compañera del marido, no aburrirse en tertulias cuando hablaban de cosas serias, y saber conservar o agrandar la fortuna del marido. Esto siempre y cuando comprendiera en primer lugar que, por muy racional o inteligente que fuera, su talento siempre sería menor, por definición, que el de los hombres. Debido a esta innata inferioridad los hombres nunca tendrían que temer su competencia”.

Las mujeres que podían acceder a la educación, acudían muchas veces a las llamadas “amigas”: espacios domésticos sin aulas donde se enseñaba a cambio de cuotas, donde las docentes sabían ocasionalmente escribir; también podían ir a escuelas conventuales (municipales o particulares), de donde egresaban con conocimientos muy limitados. Por supuesto dichos establecimientos no permitían la mezcla con el sexo masculino.

También existían las escuelas pías, para las hijas del pueblo, en donde se enseñaba en forma gratuita la doctrina cristiana. Ser educadas por monjas era todo un privilegio al que no muchas accedían, dado que sólo había 58 conventos en México al que asistían 30 niñas a cada uno de ellos.

Es importante mencionar que cuando se habla de la educación de las mujeres sólo se hace referencia, hasta mediados del sigo XIX, al aprendizaje de las primeras letras; conocimientos como baile, música, pintura, piano o canto, sólo podían ser aprendidos con maestros particulares a los que había que pagar.

La educación femenina siempre se justificó en relación al rol reproductivo de la mujer, es decir, la madre tenía que ser instruida no por sí misma, sino para educar a sus hijos; se plantea una visión romántica de la mujer como reina del hogar, a quien era necesario impartirle una educación más sentimental que intelectual, exaltando las ciencias del hogar y fundamentalmente su función como instrumento de la felicidad del hombre.

En caso de que fueran casadas, su educación era impensable, ya que su lugar era estar bajo la tutela de su marido y dedicarse en cuerpo y alma a la familia. Recién a mediados del siglo XIX comienza a gestarse un cambio de mentalidad y surgen propuestas para que dejen de estar sometidas al hombre.

Es simple imaginar que, si la situación de los maestros era difícil en esta etapa, la de las mujeres era peor aún, dado que ni siquiera tenían la posibilidad de prepararse como docentes ya que el sistema educativo no percibía esto como una necesidad.

El siglo XX comienza con la intención de plantear una nueva concepción de “género” más acorde a esos tiempos. Incluso comienza a propiciarse la educación de las mujeres como un acto de justicia hacia quienes habían estado marginadas por siglos. Pero siempre estuvo presente el concepto “biológico” en la construcción de esa educación y la idea de “las características propias del sexo”, relativas específicamente a la maternidad.

Las escuelas normales para mujeres recién comenzaron a funcionar hacia 1880 y este es considerado uno de los acontecimientos más importantes en la formación intelectual de la mujer mexicana del siglo XIX. La docencia será para ellas, en la segunda mitad de dicho siglo, un medio honorable para ganarse la vida. Cuando en México se funda en 1890 la Escuela Normal para Profesoras, comienza a escucharse el concepto de “dar luz al cerebro femenino” muy recurrentemente.

Mesa de trabajo.

“La Historia del Tiempo Presente y su Función

Educativa en el Siglo XXI”

Mtro. Óscar Tamez Rodríguez

Servicio Público

Ambiente: Mucho interés en el tema de parte de los espectadores.

Personas: 40.

El maestro debe de estar consciente de su rol. Su tarea principal es educar a sus alumnos y su gestión debe estar centrada en el desafío que conlleva transmitir un cúmulo de contenidos a cada alumno.

El docente debe estimular en el educando el desarrollo físico, emocional, intelectual, social, ético y espiritual. A través de los tiempos el maestro es visto como un modelo de la sociedad.

Debe buscar su continuo crecimiento profesional. Para un buen desempeño en su quehacer educativo el maestro tiene que pensar en enriquecer su acervo profesional y los fundamentos de su conocimiento, destrezas, métodos educativos y pedagógicos. A mayor educación del maestro mayor serán los beneficios en el proceso de desarrollo educativo y cognitivo de sus alumnos.

El maestro no debe dejar a un lado lo que el estudiante trae consigo de su comprensión del mundo; su manera de hablar, su manera de contar, calcular, sus saberes en torno a su mundo, su religiosidad, sus saberes en torno a la salud, el cuerpo, la muerte, el sexo, los conjuros, el ambiente y la tecnología.

Por tanto el maestro debe concebir el salón de clases como el lugar donde investiga, experimenta, modela, se comparten ideas, se toman decisiones para la solución de problemas y se reflexiona sobre lo que es necesario y pertinente aprender.

Para los estudiantes de escuela primaria el maestro es visto como un modelo que inspira confianza al cual los niños tienden a imitar. Es un modelo dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes.

Esto significa que el maestro en el escenario educativo tendrá que modelar conductas dignas, pertinentes, valiosas y apropiadas de un individuo debidamente educado. Por ésta razón el maestro debe reflexionar sobre sus debilidades y

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