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Criminologia


Enviado por   •  21 de Mayo de 2015  •  1.318 Palabras (6 Páginas)  •  173 Visitas

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a virgen. Por otro lado las palizas y amenazas aseguran el silencio de las menores, muchas veces aun después de ser detenidos sus proxenetas. En ningún momento dejan de ser vigiladas y no pueden salir a la calle. Normalmente son obligadas a drogarse con cocaína para aumentar su rendimiento o con heroína para doblegarlas, convertirlas en drogadictas y hacerlas así dependientes del proxeneta.

c) Desenlace. Los menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados cuando ya no sirvan o caer por una sobredosis. Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a recuperar su estado emocional normal. Un adolescente de 15 años que ha pasado por esto tiene muchas probabilidades de no recuperarse nunca totalmente de los traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es tremendamente vulnerable mientras intenta moldear su personalidad.

La prostitución Infantil mueve millones en todo el mundo. Cada año se incorporan más niños y jóvenes al circuito de la prostitución infantil. Argentina es uno de los países con mayor índice según la ONU.

* 100 millones de menores tiene la red de prostitución infantil en el mundo.

Sin embargo, en el caso de la prostitución existe un factor a tener en cuenta, diferenciador respecto de otros problemas sociales, que supone una evidente responsabilidad social. Para crear y mantener este mundo es necesaria la existencia de una demanda, es obligatorio el hecho de que miembros de nuestro entorno social quieran pagar y busquen hacerlo. Al contrario que en fenómenos como la droga, es la propia sociedad quien alimenta la creación del problema con una demanda a la cual se "agarran" aquellos que, como hemos indicado, debido a estar inmersos dentro de redes de marginalidad social (a su vez no tratadas correctamente por el poder público) ven como única salida el ejercicio de la prostitución. Es decir, como sociedad, somos doblemente responsables ya que por un lado creamos la demanda y por otro, en cuanto no solucionamos correctamente nuestros problemas sociales, les empujamos a aprovecharse de ella.

Nos olvidamos que las personas que llegan a ejercer la prostitución lo hacen en situaciones muchas veces de violencia física, sin las mínimas condiciones higiénicas o de salud, sin condiciones laborales de ningún tipo y, además, apartadas socialmente y perseguidas legalmente, sin acceso a los procesos públicos educativos o de reinserción, produciendo un importante flujo de dinero negro en manos de mafias organizadas que, a su vez, generan más problemas de delincuencia y de inseguridad ciudadana.

Algunas empezaron a trabajar en casas o bares, tienen uno o más hijos, padecieron en la infancia los rigores del maltrato y la violencia sexual por parte de padres, padrastros y familiares. Mientras las condiciones sociales no cambien, muchas mujeres seguirán llenando las calles buscando el sustento diario.

Este oficio al igual que otros, también tiene condiciones para su ejercicio, o más que condiciones serían habilidades que se deben desarrollar a fin de poder adaptarse al oficio.

La esencia del trabajo es dar placer a otros. El que no quiere o no puede hacer eso, por muy guapo que sea, va a fracasar. El cliente quiere sentir placer de algún tipo.

Como en otros trabajos de servicio, la capacidad de relacionarse es lo más importante. Saber escuchar ‘activamente’, negociar, animar, leer los signos corporales del otro, captar lo no dicho y la sicología del otro. Juzgar cuando el otro no está bien, cuando ‘huele’ a problemas (y no confundir eso con apariencia física.) Capacidad de calmar situaciones y tranquilizar a personas violentas, confrontándoles o manipulándoles. También necesario para quien trabaja por teléfono.

Se necesita una falta de pudor con el cuerpo, tanto suyo como de otros. Poder hablar del sexo, enseñar cosas sexuales. Ayuda un buen sentido de humor.

Como con los trabajos de enfermeros o azafatas, es esencial dar la sensación al cliente de que realmente es deseado, que darle placer o cuidarle importa. También esto es necesario para cultivar una clientela leal, que vuelva.

Muchas veces el cliente quiere contar cosas de su vida: problemas matrimoniales, de sus hijos o de su trabajo. Puede haber perdido a su esposa o necesitar consejos. La habilidad de satisfacer este tipo de deseo o de querer

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