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EDUCACION: La Decada Perdida


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  2.651 Palabras (11 Páginas)  •  683 Visitas

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EDUCACIÓN

LA DÉCADA PERDIDA

En México, la calidad del sistema educativo nacional ha sufrido un desplome en los indicadores más importantes entre 1993 y 2003, justo el periodo que siguió a la aplicación del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica.

Agosto es un buen mes para hablar sobre la educación. El miércoles 18 arrancó el ciclo escolar y se estima que 24 millones 627 mil 790 estudiantes inician la educación básica. En este mes, todo el sistema escolar recibirá a 34 millones 416 mil 646 niños, según estimaciones de la Secretaría de Educación Pública.

¿Qué tan mal estamos en educación básica? ¿Qué les espera a los niños en este nuevo ciclo escolar? ¿Qué debemos saber los padres de familia respecto a nuestras escuelas y de la calidad de la educación que reciben nuestros hijos en ellas?

Durante la administración del presidente Vicente Fox, uno de los cambios institucionales más importantes en el rubro ha sido la creación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que el 8 de agosto pasado cumplió dos años de existencia con la creación del Instituto, sin embargo, no nace la evaluación de la educación básica en México. Primordialmente la SEP (que por ley es la encargada de la evaluación del sistema educativo nacional) ha realizado esta tarea, mal o bien, desde hace muchos años.

Actualmente se ha revivido un debate sobre la calidad de la educación básica en México, y tanto por la Reforma Integral de la Educación Secundaria (RIES) como por las publicaciones de informes y documentos de la SEP y del INEE acerca del desempeño de la educación básica, las cartas de la calidad de la educación en México están sobre la mesa.

Es difícil conocer la tesis de la SEP, mucho más discreta o tímida respecto al tema, y la opinión del INEE se ha centrado, ante las insistentes presiones de reporteros y especialistas, en la tesis de que es muy temprano para decir algo definitivo, o que el tema es tan complejo que difícilmente podemos llegar a conclusiones sólidas que ayuden al sistema a mejorar; con una conspicua estrategia de difusión, más vale pecar de parcos que de imprudentes, pareciera decir.

DE PRONÓSTICO RESERVADO

Ante esta posición de las dos instituciones que por la ley, decreto presidencial y recursos públicos, tienen la palestra de la evaluación educativa en México, ¿Cómo quedamos el resto de nosotros? ¿Cómo queda la opinión pública, los padres de familia, los estudiantes? ¿Es esto de la evaluación tan complejo que no podemos dar un juicio directo, sin rodeos, sin mentiras ni falacias, de la situación de la educación en México?

La realidad (verdaderamente) es que la situación está muy mal. Tan mal que nos debería de quitar el sueño a los mexicanos. Cierto, coincido con el INEE y concedo que el tema es muy complejo. Acepto que la complejidad de los instrumentos de valuación y evaluación hace difícil un diagnóstico exacto. Sin embargo, la falta de información y precisión del problema no debe inhibir un diagnóstico: si el paciente tiene fiebre, además reporta escalofríos, se marea en las mañanas y se desmaya en las tardes, y pierde peso inexplicablemente, pues independientemente del diagnóstico exacto, el paciente está muy grave.

¿Tenemos elementos suficientes como para decir que la educación en México del nivel básico está muy grave? ¿Podemos hacer un diagnóstico aunque no sea exacto? O de plano esperamos a que el paciente se muera para realizar una autopsia y determinar el diagnóstico precio.

Veamos algunos indicadores o síntomas y usted concluya:

México no ha participado consistentemente en evaluaciones internacionales, y las nacionales nos ofrecen datos parciales y no siempre estrictamente comparables. No hemos sido capaces ni siquiera de desarrollar instrumentos de medición de cierta precisión, pero algo tenemos. Aunque lo que tenemos son piezas separadas de un rompecabezas. En su reconstrucción, empecemos con lo internacional. Lo que tenemos nos dice lo siguiente:

México se ubica en los últimos lugares. En el último de la OCDE y en 34 de una muestra ampliada a 41 países. Ajustados o controlados estos datos por nivel socioeconómico, México sólo mejoró una posición, entre los 28 países de la OCDE que participaron en PISA 2000. Esto parece indicar que si bien es cierto que entre México y el resto de los países participantes existe una brecha enorme en el desarrollo económico, la diferencia o rezago en el tema educativo es tan grande que ni ajustando por nivel socioeconómico mejoramos nuestra posición en calidad educativa.

Se dice que estamos ligeramente mejor que algunos países de América Latina, como Argentina y Chile. Sin embargo, como bien lo señala el director del INEE, los datos de PISA sobreestiman la posición de México, comparados con la matrícula de niños de edades similares de esos países de América Latina, es muy inferior. Esto quiere decir que si de repente la matrícula aumentara (los niños de 15 años en edad escolar que desertaron del sistema educativo, continuaran o regresaran al mismo, y dado que normalmente estos niños son quienes tienen mayor rendimiento académico) muy probablemente los resultados de las evaluaciones serían en promedio muy inferiores. Y si es esto cierto para México con relación a Argentina y Chile, pues la sobreestimación con relación a lo otros países miembros de la OCDE es peor, dado que éstos tienen un nivel de matrícula muy superior al mexicano.

En pocas palabras, comparados con los países más avanzados, y otros no tan avanzados, México está peor de lo que dicen los resultados.

Por ejemplo, para el año 2000 la matrícula escolar de niños de 15 años en México fue de 51.6 por ciento; la de Argentina, de 76.3 por ciento; la de Brasil, 52.2 por ciento; la de Chile 87.4 por ciento; la de Estados Unidos, 99.0 por ciento, la de Canadá, 98.2 por ciento; Finlandia, 99.9 por ciento; Indonesia, 71.2 por ciento; Macedonia, 60.8 por ciento, y Perú, 65.5 por ciento. De todos estos países, México es el que muestra la menor matrícula y, por tanto, la posible sobreestimación de sus resultados académicos. Sólo supera a Albania (42.7 por ciento) dentro de los países que fueron evaluados por PISA 2002.

De acuerdo con esta hipótesis, si la matrícula del nivel de secundaria ha aumentado substancialmente de 2000 a 2004 entonces deberíamos esperar menores resultados académicos. De hecho, la matrícula de ese nivel pasó de 79.9 por ciento en el ciclo 1999-2000 a 87.5 por ciento para el 2003-2004. Por tanto, no deberíamos esperar buenos resultados en la evaluación

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