EL CONCEPTO NAHUATL DE LA EDUCACION.
Enviado por juanpelu1 • 30 de Marzo de 2012 • 1.393 Palabras (6 Páginas) • 1.080 Visitas
Desarrollo
Las numerosas fuentes nahuas acerca de la evolución y las varias tendencias y métodos concretos de las formas de educación en el mundo náhuatl son importantes textos en los que se encuentran precisamente algunas reflexiones de los tlamatinime, o sabios nahuas, acerca del modo como concibieron la educación. Recogidas poco tiempo después de la conquista principalmente por Olmos y Sahagún.
De Olmos vamos a aprovechar algunos testimonios de sus huehuetlatolli, o “pláticas de los viejos”. De Sahagún, algunos de los más antiguos textos recogidos de labios de los indios conocedores de sus “antiguallas” en Tepeculco (región de Texcoco), en Tlatelolco y en México. Existe material suficiente en las fuentes para trazar la historia de la educación sobre los nahuas, mostrando la evolución de su pensamiento, así como los varios ideales que fueron plasmándose en las diversas formas concretas de la educación náhuatl.
“Rostro y corazón”: punto de partida del concepto náhuatl de la educación
Los náhuatl llegaron a considerar los sabios nahuas lo que llamamos “persona humana”. Encontramos en los textos algo que se repite especialmente en pláticas o discursos: al referirse el que ha tomado la palabra a aquél con quien está hablando, aparece la siguiente expresión idiomática náhuatl: “vuestro rostro, vuestro corazón”.
De acuerdo con las reglas del que llamaban los nahuas tecpilatolli, o sea, “lenguaje noble o cultivado”. In ixtli, in yóllotl, “la cara, el corazón”, simbolizan siempre lo que hoy llamaríamos fisonomía moral y principio dinámico de un ser humano. Hay un paralelismo entre la cultura náhuatl y la griega. En esta última se concebía también la fisonomía moral e intelectual del hombre, o sea la persona, como un prósopon o rostro. Sólo que entre los nahuas, se yuxtaponía a la idea de “rostro”, la del “corazón”, órgano al que atribuían el dinamismo de la voluntad y la concentración máxima de la vida. Pues bien, la concepción náhuatl de la persona como “rostro y corazón” es punto clave en la aparición de su concepto de la educación.
El siguiente texto, recogido por Sahagún, que describe el supremo ideal del “hombre maduro”, el siguiente texto recogido por Sahugun mostrará mejor en el que describe el supremo ideal del “hombre maduro” comentando el papel fundamental del “rostro y corazón”, dentro del pensamiento náhuatl acerca de la educación:
El hombre maduro; corazón firme como la piedra, corazón resistente como el tronco de un árbol; rostro sabio, dueño de un rostro y un corazón, hábil y comprensivo. Ser “dueño de un rostro y un corazón”: he aquí el rasgo definitivo que caracteriza a un auténtico hombre maduro (omácic oquichtli). De no poseer un “rostro y un corazón”, tendría entonces que ocultar “su corazón amortajado” y cubrir con una máscara su falta de rostro, añade que posee “un rostro sabio” y “un corazón firme como la piedra”. Estos calificativos están presuponiendo, como vamos a ver, que el omácic oquichtli, “el hombre maduro”, ha recibido el influjo de la educación náhuatl.
“Ixtlamachiliztli”: acción de dar sabiduría a los rostros ajenos
Los textos que vamos a transcribir a continuación nos hablan de la finalidad asignada por los nahuas a su forma de educación. El primero describe la figura del sabio náhuatl en su función de maestro, temachtiani.
Es maestro de guías, les da su camino, de él uno depende. Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos y cuidadosos, hace que en ellos crezca una cara... Gracias a él, la gente humaniza su querer, y recibe una estricta enseñanza. Hace fuertes los corazones, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos atiende. Entre los diversos atributos del temachtiani o maestro náhuatl, podemos distinguir claramente dos clases. Por una parte, aquellos que se refieren a “hacer que los educandos tomen un rostro, lo desarrollen, lo conozcan y lo hagan sabio”. Por otra, los que nos lo muestran “humanizando el querer de la gente" (itech netlacaneco) y “haciendo fuertes los corazones”.
Es el primero, teixcuitiani: “que-a-los-otros-una-cara-hace-tomar”. Está compuesto de los siguientes elementos: el prefijo te- (a los otros); el semantema radical de ix- (tli: rostro); y la forma principal cuitiani (“que hace tomar”). Reunidos estos elementos, teix-cuitiani significa a la letra (el que) “a-los-otros-un-rostro-hace tomar”.
El segundo término es te-ix-tlamachtia-ni: “que-a-los-rostros-de-los-otros
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