El Territorio
Enviado por oneyohanis • 1 de Mayo de 2013 • 691 Palabras (3 Páginas) • 256 Visitas
“¿Es cierto que están trayendo café de afuera?” pregunta con incredulidad un cafetero guambiano durante una reunión en Piendamó, Cauca. “! Es cierto!” grita otro sentado a mi lado y un murmullo de indignación.
Lo impensable está sucediendo, (igual que con arroz, trigo o maíz) pasmos de ser autosuficientes en café para pasar a ser «importadores» desde que empezó el ‘libre’ comercio. En 2012 se importaron la no despreciable cifra de 900.000 sacos de café para consumo interno, con todo, Colombia perdió 4 millones de sacos en los últimos cuatro años, pasando de producir 11 millones de sacos (de café verde) en 2008 a 7 millones el año anterior. Los cafeteros (pequeños, medianos y grandes) perdieron cuantiosos ingresos por el café foráneo. Y el producido ha sido a pérdida. Como lo explica un cafetero de Belén de Umbría, los costos de producción por arroba están entre $60,000 y $70,000 pesos, pero se está pagando entre $40,000 y $50,000 pesos, dependiendo de la calidad del grano.
La crisis del café afecta a las 550,000 familias que viven de este producto y que generan la tercera parte del empleo rural nacional, sino a la mayoría de la población de las zonas cafeteras. La crisis debe ser muy profunda para que los cafeteros salgan a protestar a las carreteras, a sabiendas de que se exponen a ser violentados por la fuerza pública, a aguantar las inclemencias del tiempo, a dormir en improvisadas carpas, y a perder días de trabajo en el cafetal. Hacer un paro exige muchos sacrificios, pero eso no lo saben los altos mandos de la FNC ni el presidente Santos -quien fue representante ante la Organización Internacional del Café – quienes desde su muy abullonada silla de escritorio se ganan millonarios sueldos con el sudor de aquellos a los que dicen representar. Desgraciadamente en este país, el gobierno sólo responde bajo presión. Gracias a las protestas cafeteras, el gobierno de Santos retiró de la nefasta Reforma Tributaria el aumento a la contribución cafetera (impuesto que pagan todos los cafeteros, la mayoría sin saberlo, por cada libra de café exportado) de seis a doce centavos de dólar. Es claro para cafeteros, arroceros, cacaoteros y maiceros, quienes también están en crisis por las importaciones y la caída de la producción nacional ante el total abandono del gobierno, como lo muestran las protestas de las últimas semana .Con la firma de los TLC, el gobierno no puede ejercer ningún control sobre las importaciones y le otorga beneficios económicos —incluyendo exenciones tributarias— a las empresas transnacionales, en especial mineras. El impulso de la “loco-motora minero-energética”, que afecta las fuentes hídricas y la biodiversidad del país, así como a zonas cafeteras donde se han concesionado grandes extensiones mineras. Por ejemplo, la Gran Colombia Gold tiene extensas concesiones en Marmato, Caldas, y la Seafield Resources en Quinchía, Risaralda, amenazando
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